Apofenia
(Conversación fotográfica con r.b.)
Sergio David Lara
Una cosa no es metáfora de la otra
Tedi López Mills
La Fotografía pertenece a aquella clase de objetos laminares de los que no podemos separar dos láminas sin destruirlos: el cristal y el paisaje, y por qué no: el Bien y el Mal, el deseo y su objeto: dualidades que podemos concebir, pero no percibir:
he pensado seriamente
en cosas que me apenan me avergüenzan
he estado mirando sin remedio
el hoyo en la pared aquella mancha
y todo me resulta indescifrable
(y varios adjetivos de ese tipo)
y tú estás junto a mí
y todo me parece sólo esto:
la silla de metal que está vacía
una sala de espera con luz blanca
*
el otro día que discutimos
guardé toda mi ropa
en bolsas verdes para el súper
toda mi ropa en un par
de bolsas de verduras
es «yo» lo que no coincide nunca con mi imagen; pues es la imagen la que es pesada, inmóvil, obstinada y soy «yo» quien soy ligero, dividido, disperso y que, como un ludión, no puedo estar quieto, agitándome en mi bocal:
el otro día que discutimos
el cuarto se volvió pequeño
realmente diminuto
como la cabeza de un alfiler
por donde no cabe nadie
ni gente rica ni nadie
se volvió pequeño como esas frutas rojas de la infancia
que siempre nos dijeron que no
—tan peligrosas
*
me explicas qué se rompe
cuando se rompen las cosas de la casa
yo pienso todo el tiempo
en lo impersonal de ese lenguaje
como si fuera cierto que se rompen
así de pronto
la taza los floreros
los recuerdos que guardabas
de tiempos más dichosos
así de pronto las palabras
que estaban en la mesa
adquieren sus heridas
los huecos (dice cohen)
por donde la luz puede invadirlos
—pero no es la luz eso que puebla
sino el olor de la materia que se pudre
como si no fuera mi mano
mis gestos mi mirada
como si no fuera mi culpa
me explicas qué se rompe
*
Y Kafka, sonriendo, respondía: «Fotografiamos cosas para ahuyentarlas del espíritu».
recuerdo de pequeño
la repetición entre los dientes
rodaban con esfuerzo, trabalenguas
lenguas de otro tiempo
quizá quiera decir
qué se dice cuando se dice
rápido corren los carros
cargados de arena
qué cuando aparece
Sonora alveolar fricativa
Recuerdo un ferrocarril con cargas simbólicas
con risas y muecas por no poder decir
correctamente
esta letra no se deja
esta palabra
y qué cuando cigarro carril
vocablos de inexplicables pronunciaciones
pronunciamientos que desde entonces
me lastimaban
Sentía a través de la fuerza de mis reacciones, de su desorden, de su azar, de su enigma, que la Fotografía es un arte poco seguro, tal como lo sería (si nos empeñáramos en establecerla) una ciencia de los cuerpos objeto de deseo o de odio.
*
esta taza es más
que una taza
pero menos
que una vida
más que una bolsa de arroz
que ciertos días de la semana
más que las palabras
que usamos para nombrarla
incluso más
que algunas
inseguridades
esta taza que se rompe
es más que una taza
pero menos
que su memoria
*
Me obsesionan ciertas enfermedades porque vistas desde lejos parecen similares a aquello que se pudre. El odio o el rencor, el temblor de las manos, las frutas en el suelo. Me obsesiona ese lenguaje que intenta —y se equivoca— abandonar el símbolo, nutrirse de pura realidad. Qué ingenuo me resulta pensar que es posible (que siempre estuvo ahí) la escapatoria. Pero si digo tumor, quiero decir su nombre; si digo epidermis, digo ausencia.
*
hay una escena que imagino
un caballo que trota en la autopista
ecos que son como sombras que son como voces
chispazos de luz que dibujan
contornos de memoria
me miras desde el otro lado
como si me miraras desde lejos
como si la mirada fuera la palabra ven
como si en eso se nos fuera la vida
mentía cuando dije
que la escena era un caballo
trotando en una autopista desierta y mal iluminada
Debía descender todavía más en mí mismo para encontrar lo evidente de la Fotografía, ese algo que es visto por cualquiera que mira una foto y que la distingue a sus ojos de cualquier otra imagen.
mentía compulsivamente
como quien desea guardar para sí mismo
el descubrimiento
Debía hacer mi palinodia.
se trata en todo caso de una sombra
proyectada contra un muro
se trata, en todo caso, de tu mirada
desde el otro lado de esta avenida
llamándome para que acuda pronto
una sombra recortada sobre el muro
—no la luz sino su ausencia
sólo el negro, informe negro, negra ausencia
una foto es siempre invisible: no es a ella a quien vemos.
Sergio David Lara (Cuernavaca, México, 1992). Es poeta y editor. Su libro más reciente es Así las cosas: (Casa Bonsai, 2024). Premio Nacional de Poesía Joven «Josué Mirlo» 2013. Dirige Ediciones Simiente.