Cuando la fantasía asiste a la realidad
Demian Marín
Antes de comenzar esta noveleta de menos de 100 páginas, el autor, Martín Lasalt, coloca en una nota el consejo de leerla sin pausa, de principio a fin. La razón, nos dice, es que de esta manera se conserva, más que como un relato, como un estado mental. Y, en efecto, Pichis (Fin de Siglo, 2016) resulta ser un estado mental.
En Uruguay, el término «pichis» se usa para referirse a los vagabundos, a las personas sin hogar. En la obra de Lasalt, los personajes, el Cholo y la Chola, viven al día, sumidos en la miseria total, en un mundo abarrotado por la carencia, el mal olor, la búsqueda constante de algo que llevarse al estómago… y el amor que se profesan. Porque Pichis es, además de un retrato de la vida difícil de los indigentes, una historia de amor.
La obra es una delicia en cuanto a la manera como el autor nos lleva hacia el interior de esta intensa relación entre el Cholo y la Chola. La crudeza de la historia, que bien podría tener un tratamiento realista digno de las mejores páginas de narradores rusos del siglo XIX, se vuelve aún más cruda con un recurso inesperado: el uso de la fantasía. Así, el narrador nos relata cómo los pichis vuelan, sobreviven al fin del mundo, discuten con el diablo, se alimentan de sus propios corazones, entre otras aventuras igual de disparatadas, y en cada una de ellas, el lector se enamora cada vez más de estos personajes con cuerpos frágiles y carácter de hierro.
Los pichis deambulan por una ciudad de Montevideo que se vuelve entrañable, como el París de Cortázar o el Dublín de Joyce. El autor hace con su obra una oda a la capital oriental, y con ello también a lo que significa ser uruguayo. Abundan en Pichis los modismos propios de los charrúas, que en ocasiones, para los lectores poco habituados, resultan ser un tanto difíciles de comprender; sin embargo, el ritmo de la noveleta y el contexto que ofrece el narrador nos permiten salir adelante con la lectura.
Los primeros capítulos tienen un inicio similar: los pichis hurgan en la basura. Dependiendo de lo que encuentren, o no encuentren, la trama se desencadena hasta llevar a los protagonistas a nuevas andanzas a caballo entre el realismo crudo y la fantasía del absurdo. Conforme avanzamos en la lectura, los inicios de capítulos tienen una evolución que nos lleva hacia un desenlace que anuncia la triste separación de dos personajes que parecían estar unidos de por vida.
La narrativa fantástica de Pichis es una clara herencia de la mejor literatura del género que ha dado Latinoamérica, de la que, curiosamente, destaca la uruguaya. A mi mente llegan nombres como el de Mario Levrero, Horacio Quiroga o Felisberto Hernández, quienes, sin duda, dejan una marca imborrable en Pichis.
En suma, esta obra de Martín Lasalt es imperdible. Además, tiene la cualidad de que puede leerse rapidísimo.