ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Adriana Sánchez Huitrón

 

ZAPATOS

 

Y de pronto recordé a mis zapatos tapizados. Así era como yo les llamaba a unos zapatitos de trozos de piel de diferentes tonos de café, unidos por unas costuras muy visibles, a manera de patchwork, esa técnica para armar colchas a base de retazos, y que yo confundía con el tapiz.

Me los compró mi mamá cuando por fin el ortopedista me permitió usar zapatos convencionales en mis días de escuela. 

Recuerdo que llegó de un viaje de la Ciudad de México y traía consigo una caja de zapatos, porque para entonces en el pueblo no había tantas zapaterías. Cuando mi mamá me dijo póntelos, son para ti, no lo podía creer. Eran mis primeros zapatos ordinarios, normales, iguales a los que usaban mis hermanas y que yo solamente admiraba en sus pequeños pies, no en los míos. 

Hasta entonces yo sólo podía sentir un gran disgusto por mis zapatos ortopédicos, porque aunque mi mami decía que eran para que mis pies se pusieran bonitos, yo no encontraba realmente el defecto que los hiciera feos. En cambio los zapatos que había usado hasta entonces sí que lo eran y más las preguntas de las niñas y niños que no entendían por qué tenía unos horrorosos zapatos de bota blancos, de agujetas, de medio tacón, toscos y tan pesados como las miradas de asombro de quien los veía... pero ya con mis zapatos tapizados podría contar, a partir de ellos, una historia distinta.