ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Mosca

Cecilia Juárez

 

Vine aquí como la mosca 

de un camino largo de regreso de la muerte

vine después de oler las tumbas y con el sol

astillarme los ojos para hacer pedazos mi cuerpo de coleóptero

asir con las patas la mierda del mundo

y volar sola

vine a morir aquí

entre predicadores que hablan de la vida

sus consecuencias y sus premios

predicadores que llenan edificios 

con canciones que robaron de algún sitio

 

vine como judas

como cristo

como juana de arco

como armagedón

 

mosca

 

minúsculo cohete arropado entre las mieles de la mierda

vine para cantar sola entre las corrientes

vine a que me odien

me persigan

gasten un tiempo en procurar mi muerte

que de todas formas sucederá muy pronto

vine para hacer invitaciones fútiles

yo sigo el dulce camino de lo podrido

quien no lo haga no comprendo qué hace

devasto la calma y la quietud 

pero en silencio casi

quien no lo haga         no-comprendo-qué-hace

vine a morir a esta casa sola

            encima de las horas que tuve

 

¡Cómo se siente estar aquí a bordo de esta isla pequeña

                                                              que es mi cuerpo!

 

Acepté la misión del vomitivo

quien no lo haga yo-no-sé-qué-otra-mierda-pueda-estar-haciendo

no sé si lo he dejado claro:

observarlo todo como a mitad de un viaje

eterno y vívido

que ha de emprenderse con los pulgares arriba

                                             ¡vivid, volad! 

porque de los carroñeros es el reino.

 

 

Proceso creativo

 

Digamos que puedo escribir gracias al departamento de objetos perdidos que hay en mi cabeza. 

Unamuno decía que había escritores ovíparos y vivíparos; estos últimos organizaban todo en su mente y luego lo parían entero cuando estaba listo. Yo hago eso. Y a veces me asusto porque no escribo nada en largas temporadas. En ocasiones intento escribir, pero escribo pura basura de bajísima estofa, ni siquiera de la que hace composta o se recicla, basura-basura de esa que regresan armados con rifles los piratas de Somalia directito a los primermundistas, o de la que abandona una señora en la madrugada sobre un camellón. Después de un tiempo entendí que aun cuando no escribo estoy escribiendo.

Por ejemplo: leo una nota que dice que una serpiente pitón fue encontrada en una piscina. Se trata de Australia, claro, la Costa Dorada. ¿Y qué con que haya sido encontrada ahí? Pues la piscina estaba vacía, así que la pitón pudo resguardarse del sol y sobrevivir hasta que, por azares del destino, alguien llegó a veranear. Ese alguien vio a la pitón y llamó a bienestar animal. Llegaron los veterinarios, sacaron a la pitón de la piscina y se dieron cuenta de que estaba infestada con más de 500 garrapatas. Estaba moribunda porque se había convertido en un edificio de departamentos, la pitón, y aquello ya era una cuestión insostenible. 

La nota me da vueltas en la cabeza; sale en la plática. Tengo mis personas favoritas para charlar sobre esas cosas intrascendentes.

Después de hablar sobre el tema y especular hasta los límites de lo absurdo respecto a una serpiente pitón infestada de garrapatas en una piscina vacía de cierta casa de veraneo en la Costa Dorada australiana, hay una frase que suelta mi interlocutora y que me atrapa: pero… son enemigos muy pequeños, ¿no crees? Y me doy cuenta de que tiene razón, que si te dieran a elegir entre brincar a un pozo con garrapatas o a uno con pitones, la probabilidad de que elijas a los insectos es mayor. Pero el elemento definitorio es la cantidad. Y esa es mi chispa: lo que no puedo responder, lo que me intriga, lo que me parece una metáfora de lo humano. Y cargo durante días la imagen de la pitón sometida a la tormenta parasitaria dentro de una piscina vacía. Cargo preguntas.

Entonces sigo con mi vida, pero no olvido a esa serpiente. Me entero de que se recuperó. Qué bueno que le pasó eso en el primer mundo. Acá habrían dicho uuuy, no seño, esa ya no se salva, ire…*la picarían con un palo*… ire nomás cómo la dejaron… uy, no, ya mejor evítele el sufrimiento… Y habría muerto, la pitón. 

Pueden pasar varios días antes de que consiga vaciarme en la hoja; pero cuando lo hago, todo ha sucedido ya en algún sitio de mi cabeza. 

 

Cecilia Juárez (Toluca, 1980). Estudió Literatura. Es locutora, guionista y productora de radio. Su más reciente libro es Cómo hablar con tu perrx (Ediciones El Humo, 2019). Ha publicado Fábulas serie B (Diablura ediciones, 2017) y Lobos en un corral de lobos (Mantra, 2016).