Cinco poemas
Milton López
La poesía no es una memoria saludable
La poesía es una memoria funcionando mal:
trae reminiscencias instantáneas
a partir de estímulos aleatorios.
Una memoria saludable no fabrica poemas,
una memoria saludable no fabrica
una memoria saludable
sólo es una memoria que brilla.
Detesto los telescopios y los caleidoscopios
pero me encanta lo que producen en mi ojo.
Odio los barcos y los aviones
pero es mágico moverse sobre el agua o volar.
Me fatigan los libros y las revistas
pero luego mi mente festeja con todos sus sentidos.
Las ollas y los platos son un fiasco,
sobre todo cuando hay que lavarlos,
pero qué bueno es comer, degustar y tragar.
Aborrezco los programas los cds los cassettes los pen drives
pero la música cuando penetra y se expande es lo mejor.
En esa montaña
a D. Vd.
En esa montaña
el sol calienta las piedras,
pero más calienta
el mate que subiste
y el recuerdo de Ayelén.
Cuando baje de acá
voy a barrer el pasillo
los 50 metros desde mi casa
hasta la calle van a quedar
llenos de alegría.
La práctica de una escritura constante
que llene el aire de palabras
como runas o telarañas que sostengan
hasta un elefante.
Bajás lento por un camino espeso
y tus pasos son pesados, se dejan hundir
en el barro, en la arena, en los yuyos que vas pisando.
Cuando bajes vas a llenar de nuevo el termo metálico
con el agua del arroyo, vas a hacer fuego,
lo vas a dejar ahí
viendo cómo todo se adormece
hasta que las burbujas de un sueño lleguen a despabilarte.
Ahora voy a bajar
de esta nube en la montaña
y no quedará más que una piedra caliente
en el bolsillo y un video grabado en la retina de la lente.
La idea repetías de que la escritura tiene que ser constante
y en cada paso que dabas
ibas marcando un signo
en el librito del campo.
Camino negro
Por un error de la ciencia
los dos semáforos se pusieron
en verde a la vez, vos corriste
para llegar rápido al otro lado
entre las dos corrientes de autos
que apretaban a fondo el acelerador
y pudiste ver besos esquimales
entre máquinas que gastaban sus cubiertas
dejando a su paso caminos negros.
La lluvia
A veces parece que la lluvia nos va a hacer algo más que mojarnos
nos protegemos de ella como si se tratara de una peste,
la vemos y pensamos que nunca va a terminar
sobre todo los días de invierno que llueve parejo.
Hay días de primavera que preferimos caminar por las calles,
nos entregamos al agua y somos agua de un momento a otro,
nos movemos entre los autos lentamente
como una corriente fluvial que nos lleva por la ciudad.
Hay momentos que la lluvia
se nos presenta como un baño de luz plateada o violeta
limpia nuestras heridas del alma y barre las penas del amor.
Hay animales que crecen en la lluvia:
sapos y peces pueden caer en nuestras cabezas de un momento a otro.
Hay un instante en el que está lloviendo
y empieza a caer piedra del cielo,
muchas cosas nos rompió la lluvia,
como esos libros que quedaron cerca de alguna ventana
y cuando volvimos habían tomado la forma de acordeón o de cisne.
Hoy se llevan el auto
Hoy se llevan el auto de la cuadra,
ese Peugeot que parecía abandonado
todo lleno de óxido, las cubiertas bajas
y el capot abollado.
Ese auto viejo que permanecía
en el mismo lugar sin ser
declarado en abandono, hoy se lo llevan.
Está la grúa de auxilio
bajando su plataforma, y quien parece el dueño
tiene su brazo apoyado arriba del techo,
lo ven y se ríen.
El conductor dice:
por el volante y los focos
tal vez le sacás unos pesos.
Ese auto viejo ya se va al desarmadero
¿o volverá como nuevo del taller?
Ese auto era atractivo,
decoraba la calle con su antigua dejadez,
pero hoy se va, sobre la grúa
dobló su altura original, con aire
de emperador romano
laureado con ramas de Damasco y destronado
vuelve a hacerle frente al viento. Ese auto
era la reliquia del barrio,
cuatro montañas de tierra
barrerán en la calle a la mañana y una laguna
quedó en el medio, negra, pero si mirás adentro
muestra todos los colores del cielo.
Estos textos forman parte de un libro que permanece inédito: La piedra común. Me interesó trabajar el lenguaje y la poesía como una geografía, un paisaje irregular y montañoso, del que se pueden extraer piedras y minerales. Los fenómenos naturales inciden en nuestra lengua de modos inesperados, así también las relaciones amorosas y de amistad nos conforman y nos cambian constantemente. Con gusto me entrego a esos cambios y doy la vida por ellos, porque eso es la vida para mí, encontrar el oro que todos llevamos. Podemos vivir en una ciudad y formar nuestra familia citadina, pero en el fondo siempre estamos en un bosque, en un guadal, en terrenos bellísimos pero difíciles, allí tenemos que dar todo de nosotros y pulir a cada paso las herramientas, entre ellas la poética. Las visiones que nos llegan, las que alucinamos, las que percibimos como hermosas, comienzan a cumplir una función en nuestra cotidianeidad, nos dan un sentido, son un cristal que deforma la realidad para que se vea más parecida a lo que es realmente.
Bahía Blanca, Argentina, 10 de abril de 2019.
Milton López (Bahía Blanca, Argentina, 1987). Ha publicado los libros Aves (Ediciones Vox, 2016), Hablar como los animales (Eloísa Cartonera, 2014) y El quinto sueño (Ivan Rosado, 2012). En 2014, obtuvo la Beca Fundación Travesías para Producción Artística, en Rennes, Bretaña; y en 2018, el segundo puesto en las Olimpiadas de Poesía, Pez Dorado. Fue seleccionado para la Antología de Poesía Joven 30.30.