(ALIZARIN/ARRECIFES)
Alejandro Tarrab
Que los huesos encuentren a los huesos,
encastren en los huesos, los huesos
y se entierren (ahí) para formar palabras.
Nidos mudos de palabras.
Mis huesos tuyos en lo descoyuntado,
en la bufa.
*
Mi querido amor,
amo el bisonte del agua,
las piezas rojas de nuestra tarde roja.
El solo pulso lumbar en el caballo pélvico.
Mi querido, querido amor,
amo nuestro cometa nuestro del fin del mundo.
El alcohol de tu cuerpo que da cuerda
a mis días sin dios.
(Amo loar el ilion del sacro, la salida
del borde de los límites).
Mi querido, querido, querido amor,
tu cabeza alada está en mi cuerpo halando
las arenas, mi pedazo de tiento de coral.
Mi riñón marino oscuro toma aire de tu espina
(una vela arde en el campo incendiado). Mi querido,
querido amor más querido.
Dame de lamer el sapo letal en la madrugada.
Nuestra herida bestial en la herida de los dientes.
Nuestro cuerpo desatado y continuo
es el arco de la histeria.
Amo nuestro amor y amo nuestras pérdidas.
Eres mi amor, mi querido, querido, querido amor.
*
Rojo ala de mi alón
Veníamos de arrancarnos la hierba del corazón,
la mitad mordida de la pureza y la otra
mitad volcada, tendida, de la pureza.
Veníamos de la inquina de perdernos,
de arquearnos la montura de la cimbra,
nuestros huesos mojados.
Veníamos de la fiebre, del ala de besarnos
el dolor pequeño, la selva turbia del caucho.
Veníamos de turbarnos en la pieza del sol
como polillas contra el geranio. Veníamos
de la genciana, del rudimento de la mancha
y el alfabeto de la mancha que deliró el delirio.
Veníamos de la muesca de punzarnos,
de encastrarnos y azuzarnos la casida:
Así pasé la noche,
bebiendo el licor de su saliva,
tomando la rosa en su mejilla.
Su lomo dorso es agua y es alcohol.
Veníamos de guardar el riñón de uno
en el estómago del otro. Los pulmones,
el iris incendiado en la caja pélvica. Veníamos
de sacarnos el dolor con la gacela del recuerdo,
de arrancarnos los ojos del cuello
con la raíz amarga.
En el iridio,
junto a las hierbas de la tristeza y el arrobamiento,
me acercaste un Judas roto al oído,
una ayahuasca que fue rojo-ala-de-mi-alón,
el costado vivo de mi nuez.
Alejandro Tarrab (Ciudad de México, 1972). Escritor y artista plástico. Es autor, entre otros, de Litane (2006), Degenerativa (2009), Caída del búfalo sin nombre (2017) y Maremágnum (2019).