Anima mundi
Aída Escobedo
I
El hombre ve reflejado su
hombre ve el espejo;
el mundo permanece allí iluminado
brilla el resplandor
desaparece
porque el espejo, de un golpe
priva.
II
El cuerpo cede rasgado por el garfio
caen
las
cabezas,
un solo músculo contrae
los mayores tormentos.
III
Significa el sacrificio del yo
indispensable
expresión
poder latente en este poder roer
o electricidad oculta.
IV
Uso las traducciones de la sangre
y el texto original dice:
“No le matemos”.
V
Hiero enseñanzas sagradas
la llama que descubre,
de aquí que hiero el odio
(como hiel)
a los misterios
de vida y muerte
luego de leer las pretensiones.
VI
Etrobacia
magia o desequilibrio,
enfermedad o poder
que dilucida en nuestra voluntad,
en el cambio de polaridad,
en el imán tierra,
y la tan natural fuerza repulsiva
de permanecer sobre ella.
Nota
Estos poemas fueron realizados, más bien extraídos, del prefacio del primer volumen de Isis sin velo, de Madame Blavatsky, autora con la que comparto algunos pensamientos y otros no, y algunas palabras y otras no, sin saber bien cuáles están dentro de cada opuesto. Durante el proceso, más que demostrar el pensamiento de Blavatsky, decidí apropiarme de él y pretender que tengo una postura, esa que siempre debe ser necesaria, esa a la que siempre me resisto.
Aída Escobedo (Puebla, 1991). Es licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica por la BUAP y maestrante en Teoría Crítica y Psicoanálisis en 17, Instituto de Estudios Críticos. Forma parte del taller de poesía de la revista Grafógrafxs.