ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

El Arcángel
(selección)

Daniel Arella

 

Ahora sé que me dieron esta alma en medio de una batalla.
Vine a diferenciarme de vosotros, Parientes,
Minerales, Arcángeles.
Mi infancia no os perteneció.
Me alimenté solo, como un espejo extraviado
en el fondo de un bosque.

César Dávila Andrade

 

Resucité para verte reventada parir mi lenguaje,

combatiendo contra la fricción y el vértigo,

en el vientre del mantra me afilaron las cuerdas

por ser el más violento de todos tus hijos.

 

Resucité para desaparecer en tu cuerpo

abierto por la transparencia de las sílabas.

 

 

 

CRISTOS DE DIAMANTE

 

a Santa Teresita

 

En la tarde se incendia el río

hasta los aleros de las casas,

la tristeza enamora el viento hacia la noche,

en la cima palmeras lunáticas

estrellan su pecho en éxtasis contra la tormenta,

Cristos de Diamante, me digo,

cuando veo el cielo abierto

como la panza de una vaca degollada,

atravesando el puente del Alba

con el rostro hechizado y lleno de presagios.

Alcé los ojos más allá del río

y las estrellas me invitaban a su pueblo

donde cabía mi angustia antigua de reclamar

el reino traslúcido del sonido.

Bajé la mirada hacia mi paso

y vi toda la carne:

la invadía una luz de río vertical

En mi frente la estrella rodaba siendo niña por primera vez

El cielo desapareció para verme

El río es el sol

Estoy solo

La tarde

no cabe

en mí.

 

 

 

PLEGARIA DEL GUERRERO YOGUI

 

a Edilio Moreno y Aladdym

 

Montaña,

entrégame

tu paciencia de ceniza

como un sable

 

para arder como fuego alto

detrás

en lo invisible

 

el cielo de tus manos limpias

 

de donde sólo bebe

el agua

la desaparición celeste

de estar solo

frente

a la nada simple

 

Montaña, entrégame

tu paciencia de ceniza

como un sable

 

sólo eso basta

 

en la cima sabré arder

junto al espíritu.

 

 

 

SÍLABA SEMILLA

 

a Cil

 

Nos fuimos desesperados

a perdonarnos contra las piedras

a darnos duro de sangre con nuestros ríos

asaltamos el vientre de la muerte hambrientos

mendigamos a la lluvia su intemperie para soportar la tristeza

y nos pidieron los ojos para la jauría:

porque no había hombre alguno sobre la tierra

que fuera testigo de la inmensidad de esa ausencia,

y aun así no me abandonaste

por eso escribo, por eso escribo todavía:

Abrir intacto del silencio sus pétalos de mar

intacto del silencio sus pétalos

 intacto sus pétalos

intactos pétalos

intactal

intal

inal

-il-

 

 

 

RÍO DE SANTA ROSA

 

A mi padre, Antonio

 

La fe es el riesgo de ser uno mismo.

Sören Kierkegaard

 

Nadie te persigue

Nadie vendrá a reventar tu cabeza

Nadie ha venido a mirarte desnudo como a una piedra

Nadie te persigue

Eres el río

La lágrima sobre el manantial

Lo que habla el niño dormido

 

—Nadie ha venido a preguntarte nada—

 

Respiro y comienzo a ver:

El sol naciendo de cada sonido

de cada estela maravillada por ti

recomencé a soplar el vidrio de los colores

 

A ti te bautizan los olivos

A ti el miedo no te habita

 

 

Penetra la casa

(adentro)

Quieres gritar

y gritas

para que vengas de tan cerca

a alejarme.

 

—El río me dará lo que yo guardo—

 

Nadie me persigue

Solo ando

Soy viento que besa al viento

amoroso para ser el beso

La estación de la garza

Vertical y blanca como el idioma en que hablo

 

—Nadie vendrá—

 

La mar se hace casa del viento

Ella danza como girasol como espuma

 

No escribo para ver

Veo en mi mano el río que soy

Veo en mi mano el relámpago y la raíz

 

Dios está en mí porque mi boca es un beso.

 

 

 

IDIOMA

 

La llave es líquida      animal oscuro

silente presagiando con lentitud los pistilos

vibrátiles consumaciones del ángel mártir

perdón masivo

que hace de las flores flotantes esbeltas maniobras desconcertantes simientes osadas

persecuciones de la luz

desvirgado cielo brotando la alegría como cerveza de espuma

como el hongo de la tierra púrpura

          transparencia-psilocibina puliendo las sílabas

hasta hacerlas sonar en el río

como el paraíso insaciable, timbales,

precipicio de la música

dolor arqueando el esqueleto del árbol

         en la verticalidad de su asombro por la luz

desnuda dentro del bosque

pasión desahuciada de una lágrima

bestias impuras que comen en silencio sin ser vistas

en la sombra murmuran el misterio su idioma circular

como los ojos de la lechuza intactos por el hechizo.

 

 

 

BAUTISMO

 

Escribo derretido por las geometrías de la Diosa

Floto en florescencia dentro del placer celestial

Llego a la belleza que desvanece poros en cristales

Me interno en los serenos bosques violetas

Cierro los ojos con desmesurado ardor

El Fuego que es uno tatúa el círculo del cielo en mi frente:

Veo los sonidos enhebrados por la esfera única

Devoto soy en cada pétalo armónica presencia real

El Sol despierta su ojo oculto negro de llama púrpura

Nos dejamos quemar por el corazón de la Diosa

en la luz telar de los rombos que es mi alma

 

 

 

BLACK OUT

 

A mi madre Auxiliadora.

 

Del peligro crece lo que salva.

Friedrich Hölderlin

 

8: 22 p.m.

 

Deberíamos haber seguido mintiendo

hasta que el rostro sea bandera

hasta que la sonrisa sea cuchillo.

 

La sangre cualquier día rompe la montaña por su vientre.

 

Bolívar me suplica con mi mano que dé mi brazo

para trancar la puerta de los cadáveres

que ellos dejaron abierta.

 

 

10.15 p.m.

 

El hambre detona y la primera estrella afila la sílaba

hasta el delgado labio sin cuerpo:

 

Somos simples, nadie nos halló.

Somos este lugar que es un ser. 

 

La luz es madre con las venas en los cielos.

 

 

11: 21 p.m.

 

Sé del mar en los nudillos cuando te escribo con una vela regalada

luego de 8 días sin luz eléctrica.

En la penumbra mi puño veloz adquiere la belleza de los tropeles:

 

Dentro de las llagas de la imaginación emergió una máquina  fascinada

por la voluntad indolente:

Escribí sin saber que moriría frente a ti 

Escribí el primer día que lloraste y no te conocía

No sabía que tú eras la puerta que la piel atesora

Te invité a entrar a mi cabeza:

es un poema vacío por la soledad de tus ojos

La Reina inmaculada de la página de tus manos es eterna

como la cicatriz luminosa.

 

 

12: 30 p.m.

 

Estoy aquí desaparecido 

encontrando el pulso para hacer gemir mi siglo

pero aún espero, oscuro y hundido en el sol

 

por ti que me amas como el primer hombre noble de verdad.

 

He sido paciente con el mediocre        con el sapo        con el sicario

con el pedófilo      con el paria  con el mal amigo

con el académico sin alma   con el avaro    con el corrupto  

con el corazón endurecido   con el poeta vendido

con el padre lejano, con el implacable también, mira mi cuello:

 

 ¿ves cómo sube la luz como si mi cabeza fuese la esperanza?

 

Hasta podrirnos dueños de la noche, anónimos y latiendo.

 

Un siglo sin escribir para que el siglo en mi mano desangre la ausencia blindada.

 

Puros huesos el azar medita la sustancia que amamanta el fulgor.

Un feto violará al Presidente en la oscurana.

 

 

2:22 a.m.

 

Los poros brotados del bosque se erizan

para mostrarme el camino del Viento

Mi vela y mi mano, mi camino y mi fe, mi país

y mi vida, las ganas de parir la muerte en el estómago del verdugo

masacrar, verdear, ceder, abrir el oro caído y que

entre, Reina, la bondad a limpiar el baño del suicida.

 

Pero no ha muerto,

es cada vez más fuerte,

Lee libros con más intensidad,

escribe más páginas al día,

ya no lo tumban los despechos

ni el hambre,

ni las traiciones de los amigos

ni el padre ausente

ni la miseria

ni nada

cerca del corazón del fuego

ve alzarse la sangre como una boda en medio del Ciclón

y permanece inmóvil, sereno,

casi al ras del rayo que atraviesa a las masas

con su tormenta.

 

Purificado hasta el negro del púrpura, Soy la Aurora

Sus lágrimas sanan, sus palabras reconfortan

Su piel guía, su sonrisa vence

Su don, inmaculado entre asesinos, prefiere

la paz indestructible del poema virgen, ángel:

Sé que esta pureza me hizo implacable y noble

Sé que esta soledad  hasta las lágrimas

me hizo río por dentro

vertical

como el trueno

 

Solo, hondo devenir, ritmo violeta

danza desaparición, latido en la corona del mundo,

he despertado.

 

 

6:35 a.m.

 

Mis ojos no están

 

del espacio al amor

el incendiarse se ha vuelto

diamante por ti.

 

Daniel Arella (Caracas, 1988). Licenciado en Literatura Hispanoamericana y magíster en Filosofía por la Universidad de Los Andes. Merecedor en dos ocasiones (2009 y 2016) del primer lugar del Premio DAES de literatura en la mención cuento (ULA). En 2015, recibió el XIX Premio Latinoamericano de Poesía por Concurso “Ciro Mendía”. Es Premio de Ensayo del Goethe Institut, 2020, por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sus libros más recientes son El andrógino ebrio en el Haitón (Nuevos Clásicos, Bolivia, 2017), Anatomía del grito (LP5, Estados Unidos, 2020) y El arcángel (El Taller Blanco Ediciones, Colombia, 2022). Sus poemas han sido traducidos al inglés y al italiano.