El Arcángel
(selección)
Daniel Arella
Ahora sé que me dieron esta alma en medio de una batalla.
Vine a diferenciarme de vosotros, Parientes,
Minerales, Arcángeles.
Mi infancia no os perteneció.
Me alimenté solo, como un espejo extraviado
en el fondo de un bosque.
César Dávila Andrade
Resucité para verte reventada parir mi lenguaje,
combatiendo contra la fricción y el vértigo,
en el vientre del mantra me afilaron las cuerdas
por ser el más violento de todos tus hijos.
Resucité para desaparecer en tu cuerpo
abierto por la transparencia de las sílabas.
CRISTOS DE DIAMANTE
a Santa Teresita
En la tarde se incendia el río
hasta los aleros de las casas,
la tristeza enamora el viento hacia la noche,
en la cima palmeras lunáticas
estrellan su pecho en éxtasis contra la tormenta,
Cristos de Diamante, me digo,
cuando veo el cielo abierto
como la panza de una vaca degollada,
atravesando el puente del Alba
con el rostro hechizado y lleno de presagios.
Alcé los ojos más allá del río
y las estrellas me invitaban a su pueblo
donde cabía mi angustia antigua de reclamar
el reino traslúcido del sonido.
Bajé la mirada hacia mi paso
y vi toda la carne:
la invadía una luz de río vertical
En mi frente la estrella rodaba siendo niña por primera vez
El cielo desapareció para verme
El río es el sol
Estoy solo
La tarde
no cabe
en mí.
PLEGARIA DEL GUERRERO YOGUI
a Edilio Moreno y Aladdym
Montaña,
entrégame
tu paciencia de ceniza
como un sable
para arder como fuego alto
detrás
en lo invisible
el cielo de tus manos limpias
de donde sólo bebe
el agua
la desaparición celeste
de estar solo
frente
a la nada simple
Montaña, entrégame
tu paciencia de ceniza
como un sable
sólo eso basta
en la cima sabré arder
junto al espíritu.
SÍLABA SEMILLA
a Cil
Nos fuimos desesperados
a perdonarnos contra las piedras
a darnos duro de sangre con nuestros ríos
asaltamos el vientre de la muerte hambrientos
mendigamos a la lluvia su intemperie para soportar la tristeza
y nos pidieron los ojos para la jauría:
porque no había hombre alguno sobre la tierra
que fuera testigo de la inmensidad de esa ausencia,
y aun así no me abandonaste
por eso escribo, por eso escribo todavía:
Abrir intacto del silencio sus pétalos de mar
intacto del silencio sus pétalos
intacto sus pétalos
intactos pétalos
intactal
intal
inal
-il-
RÍO DE SANTA ROSA
A mi padre, Antonio
La fe es el riesgo de ser uno mismo.
Sören Kierkegaard
Nadie te persigue
Nadie vendrá a reventar tu cabeza
Nadie ha venido a mirarte desnudo como a una piedra
Nadie te persigue
Eres el río
La lágrima sobre el manantial
Lo que habla el niño dormido
—Nadie ha venido a preguntarte nada—
Respiro y comienzo a ver:
El sol naciendo de cada sonido
de cada estela maravillada por ti
recomencé a soplar el vidrio de los colores
A ti te bautizan los olivos
A ti el miedo no te habita
Penetra la casa
(adentro)
Quieres gritar
y gritas
para que vengas de tan cerca
a alejarme.
—El río me dará lo que yo guardo—
Nadie me persigue
Solo ando
Soy viento que besa al viento
amoroso para ser el beso
La estación de la garza
Vertical y blanca como el idioma en que hablo
—Nadie vendrá—
La mar se hace casa del viento
Ella danza como girasol como espuma
No escribo para ver
Veo en mi mano el río que soy
Veo en mi mano el relámpago y la raíz
Dios está en mí porque mi boca es un beso.
IDIOMA
La llave es líquida animal oscuro
silente presagiando con lentitud los pistilos
vibrátiles consumaciones del ángel mártir
perdón masivo
que hace de las flores flotantes esbeltas maniobras desconcertantes simientes osadas
persecuciones de la luz
desvirgado cielo brotando la alegría como cerveza de espuma
como el hongo de la tierra púrpura
transparencia-psilocibina puliendo las sílabas
hasta hacerlas sonar en el río
como el paraíso insaciable, timbales,
precipicio de la música
dolor arqueando el esqueleto del árbol
en la verticalidad de su asombro por la luz
desnuda dentro del bosque
pasión desahuciada de una lágrima
bestias impuras que comen en silencio sin ser vistas
en la sombra murmuran el misterio su idioma circular
como los ojos de la lechuza intactos por el hechizo.
BAUTISMO
Escribo derretido por las geometrías de la Diosa
Floto en florescencia dentro del placer celestial
Llego a la belleza que desvanece poros en cristales
Me interno en los serenos bosques violetas
Cierro los ojos con desmesurado ardor
El Fuego que es uno tatúa el círculo del cielo en mi frente:
Veo los sonidos enhebrados por la esfera única
Devoto soy en cada pétalo armónica presencia real
El Sol despierta su ojo oculto negro de llama púrpura
Nos dejamos quemar por el corazón de la Diosa
en la luz telar de los rombos que es mi alma
BLACK OUT
A mi madre Auxiliadora.
Del peligro crece lo que salva.
Friedrich Hölderlin
8: 22 p.m.
Deberíamos haber seguido mintiendo
hasta que el rostro sea bandera
hasta que la sonrisa sea cuchillo.
La sangre cualquier día rompe la montaña por su vientre.
Bolívar me suplica con mi mano que dé mi brazo
para trancar la puerta de los cadáveres
que ellos dejaron abierta.
10.15 p.m.
El hambre detona y la primera estrella afila la sílaba
hasta el delgado labio sin cuerpo:
Somos simples, nadie nos halló.
Somos este lugar que es un ser.
La luz es madre con las venas en los cielos.
11: 21 p.m.
Sé del mar en los nudillos cuando te escribo con una vela regalada
luego de 8 días sin luz eléctrica.
En la penumbra mi puño veloz adquiere la belleza de los tropeles:
Dentro de las llagas de la imaginación emergió una máquina fascinada
por la voluntad indolente:
Escribí sin saber que moriría frente a ti
Escribí el primer día que lloraste y no te conocía
No sabía que tú eras la puerta que la piel atesora
Te invité a entrar a mi cabeza:
es un poema vacío por la soledad de tus ojos
La Reina inmaculada de la página de tus manos es eterna
como la cicatriz luminosa.
12: 30 p.m.
Estoy aquí desaparecido
encontrando el pulso para hacer gemir mi siglo
pero aún espero, oscuro y hundido en el sol
por ti que me amas como el primer hombre noble de verdad.
He sido paciente con el mediocre con el sapo con el sicario
con el pedófilo con el paria con el mal amigo
con el académico sin alma con el avaro con el corrupto
con el corazón endurecido con el poeta vendido
con el padre lejano, con el implacable también, mira mi cuello:
¿ves cómo sube la luz como si mi cabeza fuese la esperanza?
Hasta podrirnos dueños de la noche, anónimos y latiendo.
Un siglo sin escribir para que el siglo en mi mano desangre la ausencia blindada.
Puros huesos el azar medita la sustancia que amamanta el fulgor.
Un feto violará al Presidente en la oscurana.
2:22 a.m.
Los poros brotados del bosque se erizan
para mostrarme el camino del Viento
Mi vela y mi mano, mi camino y mi fe, mi país
y mi vida, las ganas de parir la muerte en el estómago del verdugo
masacrar, verdear, ceder, abrir el oro caído y que
entre, Reina, la bondad a limpiar el baño del suicida.
Pero no ha muerto,
es cada vez más fuerte,
Lee libros con más intensidad,
escribe más páginas al día,
ya no lo tumban los despechos
ni el hambre,
ni las traiciones de los amigos
ni el padre ausente
ni la miseria
ni nada
cerca del corazón del fuego
ve alzarse la sangre como una boda en medio del Ciclón
y permanece inmóvil, sereno,
casi al ras del rayo que atraviesa a las masas
con su tormenta.
Purificado hasta el negro del púrpura, Soy la Aurora
Sus lágrimas sanan, sus palabras reconfortan
Su piel guía, su sonrisa vence
Su don, inmaculado entre asesinos, prefiere
la paz indestructible del poema virgen, ángel:
Sé que esta pureza me hizo implacable y noble
Sé que esta soledad hasta las lágrimas
me hizo río por dentro
vertical
como el trueno
Solo, hondo devenir, ritmo violeta
danza desaparición, latido en la corona del mundo,
he despertado.
6:35 a.m.
Mis ojos no están
del espacio al amor
el incendiarse se ha vuelto
diamante por ti.
Daniel Arella (Caracas, 1988). Licenciado en Literatura Hispanoamericana y magíster en Filosofía por la Universidad de Los Andes. Merecedor en dos ocasiones (2009 y 2016) del primer lugar del Premio DAES de literatura en la mención cuento (ULA). En 2015, recibió el XIX Premio Latinoamericano de Poesía por Concurso “Ciro Mendía”. Es Premio de Ensayo del Goethe Institut, 2020, por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sus libros más recientes son El andrógino ebrio en el Haitón (Nuevos Clásicos, Bolivia, 2017), Anatomía del grito (LP5, Estados Unidos, 2020) y El arcángel (El Taller Blanco Ediciones, Colombia, 2022). Sus poemas han sido traducidos al inglés y al italiano.