ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Cinco poemas

Marcus Groza

 

 

transcripción de un audio de whatsapp

 

no es sólo por causa de la tempestad

que aún no me fui

estoy borracho gateando en el tapete de tu sala

él me contó otras historias sobre ti

está todo perforado por la brasa de tu cigarro

los truenos idolatran tu nombre

los cubos de hielo se desvanecen más lentamente

dentro de tu vaso

los hilos sueltos del tapete en la orilla donde pasa más gente

tienen miedo de esos truenos

si supieran ladrar gritarían contra el cielo

los hilos sueltos del tapete en la orilla donde pasa más gente

tienen miedo de la herramienta que usas

para remover pelo por pelo

yo canté para que suban

acaricié cada hilo suelto y dije: la tempestad es buena

«I love this hour

When the tide is just turning»

estoy escuchando a Lhasa en el último

que se jodan tus vecinos

tu tapete me dice que ya no hay placer

cuando pisas

a partir de ahí comenzamos a crear cierta complicidad

creo que somos parecidos

estoy borracho sí

prefiero las tempestades

prefiero la navegación alrededor de heridas nuevas

no quiero jugar contigo

en este relevo de rencores y amarguras

quiero una herida nueva

estoy sólo esperando el día amanecer

y evaporar el macramé de vómito y sangre

que derramé en el suelo de tu sala

tu tapete me contó todo

y miró en mis ojos largamente

después dijo que vio bailar acedas agujas

en el fondo mal iluminado de mis angustias

y de las angustias que no son mías

pero que asumo

como si estuviera siempre

ayudando a un ciego a atravesar la calle

el ciego eres tú y el ciego soy yo

que pasé tu maquillaje en la cara

ahora me visto con tus cabellos

y en el centro me mantengo desnudo

nadando en una lágrima de rímel

 

 

 

poética

 

ahora es del roce entre los pies y el suelo

que tomo mi música

pero es del roce de pies bailando

coreografías que no desencadenan

primaveras ni preceden la lluvia

 

yo ya dormí y desperté muchas veces

no puedo embriagarme sólo de pan peces

buenas cosechas y flores recién cortadas

sobre la mesa puesta

 

quiero el veneno que la mañana vierte

en los ojos del ciego

el rojo encarnado

que no atrae toros

ni paraliza automóviles

quiero una mezcla de vuelo y caída

el aliento muerto de una danza

que sobreviva a la música

 

 

 

cristalino en llamas

 

la mañana suaviza la cabeza de los niños durmiendo,

la mañana suaviza el cálculo la conciencia ciudadana

el pensamiento masculino en la cabeza de los adultos,

al abrigo de todo progreso continuar durmiendo, como

quien desperdicia el día desesperadamente continuar

durmiendo, insistir errático como quien desafuera el alma

de todos los que habitan nubes encristaladas y llaman a

su elitismo como consciencia translúcida, en algún

momento el cuerpo se levanta, es un largo camino cuarto

corredor baño, la mañana deplora los ojos dibujados por

la niña en las paredes, la mañana deplora y colapsa aunque

las paredes la ignoren, claridad flácida, tantos ojos dibujados,

intentan simular las enrarecidas ventanas, la mano enjuaga

el rostro, la mano acaricia lo que no conoce, lo que a través

de las entrañas pide pasaje baño corredor cocina, el cuerpo

se habitúa a la desesperación, nada menciona las virtudes

analgésicas, los ojos dibujados en la pared se empequeñecen,

el cristalino en llamas, cómo es bueno para los ojos ver el sol,

 

 

 

palimpsueño

 

queremos dormir y despertar revitalizados, queremos

dormir aun a costa de un sueño de plástico, no

importa el arenal que abandonamos afuera, arenal o

pantano o inmensa antesala, atiborrada de angustias

traumas ganas procrastinadas, quehaceres de la vida

pequeña, un lugar repleto anverso y reverso, paraje

inmundo de agujeros de tanto que la goma frota el

ojo hinchado, ante todo es necesario no resucitar

los pijamas mohosos de la infancia, puede no

parecerlo pero dormir es ultrajar, dormir es ensuciar

con transparencias, moretón difuminado mancha

invisible nido de pureza, paraíso es dejar todo en la

puerta, no entrar con nada, ungidos apenas de la más

desposeída entrega,

 

 

 

cuarto oscuro

 

quemar los ojos en la tristeza caliente, desorbitar

el amor, acercarse a las cortinas mientras la luz

mastica nuestra ternura y finge comentar cosas

aleatorias, sonreír en el instante exacto puede

fracturar lo negativo, entre la construcción del

que duerme una belleza que cae, resuena

ínfima, o nombre o noche o emulsión o eco

que condimenta el amargor de la boca, cuando

6 de la tarde es la única alegría, las manos

encharcadas de repetidos gestos, salida de

emergencia que buscamos en una gaveta de

cosas viejas, obscuridad de las lámparas

alineadas señalando la misma emboscada,

en realidad, inexistente, donde de nuevo y

de nuevo tropezamos, fuego-rastro

 

Traducción de Sergio Ernesto Ríos

 

Marcus Groza (São José dos Campos, Brasil, 1984). Escritor, profesor, dramaturgo y escenógrafo. Es licenciado en Filosofía por la USP, maestro en Artes por la UNESP y doctor en Artes Escénicas por la UNIRIO. Es autor de la antología de poemas Uma pedra em cima disso —2013-2023— (Numa, 2024), Museu da higiene (2022), de la novela O que não é mar se machuca y de la obra de teatro Não urine no chão (2021).