Ayer
Lolbé González
Ayer en el almuerzo con mi padre fui la persona menos relajada de la mesa, probablemente también la menos feliz.
Ayer me pregunté si era necesario elegir entre ser buena y ser libre.
Ayer me propuse levantarme temprano, pero no lo logré. No hay justificaciones que valgan.
Ayer pensé en la frase de Silvia: “El mejor futuro es el que te dé un presente feliz”.
Ayer grabé un video de minuto y medio más de 34 veces. Entendí algunas cosas. Acabé sintiéndome de pésimo humor.
Ayer volví a encontrar catarinas por toda la casa. Vinculo esto con un suceso paranormal que nadie creería si yo tratara de explicarlo.
Al verme en video pude notar que esta boca es herencia, y la asimetría que en otra persona me parecía un rasgo tan bonito aquí tiene pinta de defecto.
Ayer pensé en las amistades que se acaban con bloqueos en Instagram y en Facebook. En que ojalá con eso se fuera todo lo que hay por decir y también en por qué, a veces, algunas de nosotras necesitamos seguir diciendo.
Ayer Nidia me dijo: “Hay que elegir”.
Ayer mi exesposo me dijo: “Parece que nosotros sobrábamos en la ecuación de la amistad de nuestras madres”.
Ayer sentí la panza hinchada todo el día y por eso no estaba segura de si tenía hambre o estaba demasiado llena, así que todas las comidas las hice con duda.
Ayer notamos que era noviembre y alguien en la mesa comentó, mientras chasqueaba los dedos: “El año se fue así”.
Ayer pensé en la vez en la que mi hermana me dijo: “No amamos a las personas porque sean buenas”.
Ayer por la noche, antes de dormir, recogí la caca de los perros como una manera de atraer buenos presagios para la semana que está por iniciar.
Lolbé González (Mérida, México, 1986). Maestra en Psicología Clínica por la Universidad Autónoma de Yucatán. Es docente en la licenciatura en Lengua y Literatura Modernas de la Universidad Modelo. Es autora de Quiscalus mexicanus(Grafógrafxs, 2022) e integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.