Ayer
Flor Ivette Morales Guzmán
Ayer hice el amor por teléfono
y me levanté con olor a ti, aunque no estabas a mi lado.
Ayer volví a colgar los tenis baratos, llovió y se mojaron de nuevo.
Ayer hice un poema que convertiste en canción
y me enojé porque dijiste que son tus canciones.
No te mereces cantar mis letras.
Ayer me pinté los labios de rojo y repetí tu nombre fuera de la cantina
donde me emborraché.
Ayer me regalaron flores, flores virtuales.
Ayer tuve un orgasmo con mi amor platónico, hablamos a diario.
Ayer Lilí me dijo que el ego es como una perrita
que puede estar bien o mal domesticada
y que caminamos siempre con nuestra perrita a un lado.
Ayer me di cuenta de que estoy muy triste
y de que de verdad quiero ser feliz.
Ayer sí fui feliz
cuando vi a mi hijo leer por primera vez
el libro que le regalé.
Ayer escuché hablar por primera vez a los árboles
y sentí que no estaba sola,
sentí que vino el aire a mover sus hojas.
Ayer me encontré a mi primer amor
y está perdido en un hueco profundísimo.
Hablamos de su hermano que acaba de morir
y de su reencarnación.
Ayer aullé un poema en manada,
moví las caderas,
aullé como loba
y me sentí la perrita de Colie.
Ayer nombré Marcela a la araña que vive en mi baño.
Ayer mi papá estaba vivo y me enseñaba a usar sus herramientas
sólo porque yo quería estar con él.
Ayer me hice pipí de la risa con Diana
y me tuve que bañar en su baño de palma.
Ayer me corté las muñecas y las piernas,
caí en el sueño profundo de la nada
y vi mi sangre en mis sueños como pétalos de rosas rojas
tirados como en cualquier escena romántica.
Ayer nadé desnuda con mis primas en el arroyo de don Emi
y nos vio un muchacho desde arriba.
Ayer me quedé en un catre viendo las estrellas
hasta las tres de la mañana.
Pedí ocho deseos.
Ayer me enseñaron la foto de un nahual;
yo creo que era mi tía Calletana.
Ella tiene un semblante de miedo
y una práctica esotérica.
Ayer te pensé en la madrugada,
borré los mensajes que te envié,
pero me arrepiento de haberte engañado.
Ayer me amarraron cebolla asada con un bolillo
en el estómago
y me dieron chocolate con ruda.
Ayer mi tía me curó la tristeza
y el agudísimo peso de la angustia
que los doctores no curan.
Ayer el chico que me gusta me mandó fotos con poca ropa.
Ayer no pude dormir
porque hace una semana el narco mató a mi tío y a su papá
por una deuda familiar.
Ayer fui a bailar a la mañanera
y no le quise dar la mano a AMLO.
Ayer en la mañanera me acosaron los militares.
Ayer vi a un pedófilo a los ojos
y bajó la mirada.
Ayer compré frutas en el mercado
y Carmen ya no estaba.
Ayer fui científica e hice un cocristal farmacéutico,
inyecté fármacos en ratas
y las dormí con cloroformo.
Ayer quise dormirme con cloroformo
y me dormí con mis amigos hablando del suicidio.
Ayer me besé con mi mejor amiga,
pero no funcionó.
Ayer me vine sobre los dedos de Dulce
y me obsesioné con ella.
Ayer quise entrar en la Latitce.
Uno debe tener cautela para esas cosas,
sentí una energía muy fuerte en mi corazón y tuve miedo.
Ayer conocí a Karemi.
Hablamos de metafísica,
invocamos nuestras voces,
sacudimos el cuerpo,
nos rascamos los isquiones
y me dejó dormir en su cama con su gata,
que se acurrucó y durmió conmigo.
Ayer Carlos me presentó a Karemi.
Carlos también invocó la voz
y mientras comíamos picaditas
y empanadas en una fondita jalapeña
hablamos de lo viejo del alma.
Ayer estuve en un convento,
pero no encontré a Dios.
Flor Ivette Morales Guzmán (Naucalpan, Estado de México, 1994). Estudió Química Clínica en la Universidad Veracruzana. Cursó talleres de teatro, de voz escénica y de escritura creativa. Participó en el Circuito Nacional Poetry Slam México y en diversos eventos en recintos culturales de Xalapa y Veracruz. Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.