Cuatro poemas de Primera bondad de la sombra
Gabriela Troiano
¿Y si el despierto quisiera lamer con su lengua de sol el pelaje de la noche? Su yo animal es frágil ante los ojos abiertos. Su yo animal se deshace como tierra seca en el vórtice del día. Ay, el metal filoso atraviesa una sombra a la hora del alba. Búsqueda del yo animal con palabras solares.
Comienzo y fin de la cacería es despertar.
Corazón peregrino del durmiente. Corazón, piel arrugada de tanto sueño, ¿has
olvidado la piedra acaso? Caparazón para flotar en la sombra. ¿Has olvidado la piedra?
Ah, vulnerado cuerpo-barca, cristal oprimido entre tu yo
soñante y tu yo despierto.
Tu cuerpo-barca se hizo piedra. Abandonado cuerpo-barca
bajo el musgo del sueño. Pronto el soñante vendrá a humedecer las ruinas. Pronto entonará la lluvia: lluvia del devenir.
También hay bosques en la tierra subterránea. Bosque, océano vegetal que el tiempo del soñante canta. Que transcurre en la lluvia, dicen. La lluvia que lo hunde todo bajo su color oculto.
Gabriela Troiano (Buenos Aires, 1980). Docente y narradora oral. Publicó Éire (Al Filo de la Palabra Ediciones, 2018), Canto al cuerpo solar (Barnacle, 2021) y Primera bondad de la sombra (Barnacle, 2023). Formó parte de la antología Poetas reptantes (Textos Intrusos, 2015) y algunos de sus poemas aparecen en la revista Qu Literatura.