ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Gabriela Alejandra López Miranda (Chapa de Mota, Estado de México, 1987). Es Licenciada en Comunicación por la UAEMex y Maestra en Sociología por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, institución en la que estudia el doctorado en Ciencias Sociales y Políticas. Es docente en la Facultad de Derecho de la UAEMex.

 

BOTAS DE CHAROL

 

Mamá siempre dice que “el estudio no está peleado con el arreglo personal”, que ya estoy en edad de usar “zapatos formales”, que la ropa luce mejor si la combinas con un par de tacones lindos, te da más porte, te ves más elegante, pues. 

Yo odio los tacones, las mujeres que los usan parecen más “un pollo (o una gallina) quemado”, que una persona “elegante”. A mí me gustan las botas, las botitas tipo industrial, de agujetas, negras o cafés, que puedes usar con todo y para todo.

Me las pongo, por ejemplo, con mi vestido más bonito, ese de diferentes patrones, de cuadritos de colores, que se parece al que usa la vocalista de Lollypop Lorry en el video deI Won´t Let You Go” (una canción que me enseñó mi hermana Pao y que escucho siempre que estoy triste o cansada). Cuando me pongo las botas y el vestidito ese, programo la canción en el YouTube y la bailo frente algún espejo que tenga cerca.

Mis botas favoritas, en turno, son unas negras de charol que compré por catálogo, con Yareli, mi compañera de la secundaria que puso una tienda de ropa, zapatos y regalos, un changarro al que nadie le auguraba buen porvenir, porque en el pueblo casi ningún negocio funciona, como no hay trabajo, pues tampoco hay dinero y la gente no compra más allá de lo necesario.

Sin embargo, la tienda funcionó y mucha gente, incluida yo, compra ropa y zapatos en el pequeño negocio de Yareli que está entre mi casa y el horrible Banco Azteca, que ya le dio en la madre a la fisonomía del pueblo y que ha confinado a todos los paisanos a una lógica de crédito paupérrimo y deuda interminable.

15 agosto 2019