Carambola
Adrelll Romero
1
Las mariposas revolotean en el cielo.
Una pareja corre por Hidalgo rumbo a la Biblioteca Heredia.
2
Rojo, Blanco y Amarilla se observan desde sus esquinas, se llevan el trago a la boca. Van de la mirada
de uno,
al otro, a ella.
En el atardecer cantan los Perros de Agua.
Rojo y Blanco se miran. Amarilla los observa. Bebe el último trago. De su mochila saca el Árbol de la Vida; duda, los mira, la miran, en un acto de segundos lo arroja. Las mariposas de barro lloran en el piso. El cielo se despinta.
Se miran, contienen la respiración. Ella grita y se aleja por Instituto Literario. Ellos emprenden el camino por Galeana: Rojo, rumbo al centro; Blanco, hacia la Facultad de Antropología.
Esa tarde el uno, el otro y ella habían perdido... Y la biblioteca José María Heredia no sería más ese lugar especial. Los juegos tienen reglas específicas y lo sabían.
3
Rojo
Es una tarde de pájaros, anuncia que el día se acaba. Llueve y la ciudad se esconde. El cielo exprime mandarinas. Estoy solo. Nuestro brindis fue despiadado. ¿Cómo sobrevivir a esta ciudad tan fría, que da besos de monogamia? Y las campanas del Carmen en Viernes Santo me contestan. Niños que juegan fuera del Cosmovitral. Me siento estúpido. ¿Qué pensarían si confesara que en el corazón de esta ciudad hay un malecón?
Somos unos estúpidos, estúpidos, estúpidos, un trío estúpido...
de Rojo,
al Blanco, a Amarilla.
Nunca más veremos El Malecón. Y esos niños mojan su esperanza y ríen, ríen, ríen.
Rojo envejeció sin contar la historia de su juventud.
4
El Blanco
No puedo hacerle el presupuesto por teléfono.
Está lloviendo y no lo escucho bien...
Cerca de la Facultad de Antropología...
Sí, está bien, lo veo ahí…
En la esquina de Matamoros y Tollocan...
¡Puede hablar más fuerte, llueve cada vez más!
¿Qué?
Es una gran oferta... no tengo problema de viajar... es probable...
Lo espero, platicamos y resolvemos...
Sí. Puedo viajar inmediatamente.
Blanco no viajaría. Su mente se había ido en la sonrisa de alguien y su cuerpo sería trasladado al centro de rehabilitación Cristo te Ama. No saldría nunca. Les decía a sus doctores que Toluca tenía un malecón.
5
Amarilla
Se detiene en el Billar Roma. Entra a jugar con el objetivo de una carambola perfecta. Su padre le había dicho que para llegar a un objetivo hay que entender la carambola. Una triada de paredes...
de Rojo,
al Blanco, a Amarilla.
El billar a tres bandas es la modalidad más popular por su complejidad. La mesa en la que se juega no tiene agujeros y las bolas utilizadas son tres: una roja, una blanca y una amarilla. El billar a tres bandas consiste en hacer carambolas. Se considera carambola cuando la bola jugadora golpea a las otras dos bolas en la misma tirada. Pero para que sea válida, la bola jugadora debe haber tocado como mínimo tres bandas.
Ella salió del billar. Sabía que jamás se le permitiría volver a la biblioteca: rompieron el juramento y eso tenía consecuencias.
Amarilla cambiaría su color y vendería flores hasta sus últimos días afuera del Panteón General de Toluca, fue su manera de sentirse cerca de aquel secreto.
6
En la madrugada, a las 00:15, el uno, el otro y ella escucharon por última vez la radio en su estación favorita. Pacto de que no se volverían a ver.
Locutor: Quemaba Roma Nerón. Y lloraba de belleza su corazón, quemaba Roma Nerón y lloraba de belleza su corazón, Javier corcovado y los chatarreros de Sangre y Cielo del disco Ritmo de sangre, de 1993. Y sigue lloviendo en La Bella Fría. Y las fábricas suenan a toda su capacidad en la zona industrial. Y yo sigo sin tener una gota de agua, ja, ja, ja. Un viernes santo con 59 pesos en la bolsa, imagínense, sólo para un Tonayán, un Squirt y dos cigarros, pero vámonos con otra canción. Pero antes un saludo a todos los que recuerdan con las calles mojadas los charcos y... a todos los que dejaron un rostro de ceniza esparcido entre las sombras.
7
La calle de Hidalgo atraviesa la ciudad de Toluca. En uno de sus extremos se encuentra la Biblioteca José María Heredia. Poca gente la visita porque los libros han pasado de moda. Pero los que entran saben que aún conserva un misterio en su silencio.
Es la madrugada de ese Sábado de Gloria. Mientras una carambola fallida escucha la radio, la biblioteca abre sus puertas. Sale una pareja con el pelo mojado y ella lleva un Árbol de la Vida con mariposas. Felices, ríen entre la lluvia. La cuidadora, doña Rosita, esposa del policía, con su sonrisa eterna vuelve a cerrar la puerta. Ellos saben un secreto que no confesarán.
Quien quiera conocer el Malecón de Toluca tendrá que encontrar el libro clave de la colección del poeta José María Heredia y a la abuela doña Rosita, la cuidadora del umbral.
Malecón de Toluca
El libro clave Abuela doña Rosita.
Adrelll Romero (Metepec, Estado de México). Artista interdisciplinaria. Tiene estudios de pedagogía, teatro, literatura y composición musical. Es licenciada en Actuación por la Casa de Teatro. Ha publicado Misterios de los zapatos plumas que en tango fado sueñan (Diablura Ediciones, 2018) y el libro-objeto Heidi(Caruso, 2018).