Cruz de miel en la lengua
Patricia Huerta Lozano
La niña más guapa del mundo
Yo aprendí a amar
con revistas juveniles
y me enseñaron a sentirme
la niña más guapa del mundo
con mi falda morada C&A,
mis botas rosas de Barbie
y un suéter lila de tortuga.
Con ese outfit
me peleé en la primaria
y azoté a un niño con mis libros
por patear en el suelo a mi hermano.
Recuerdo,
me veía muy guapa
con mis botas rosas
y mi hermano
lloraba
porque no entendía
que el niño lo pateó.
Le expliqué
con mi revista 15a20.
Regla número uno:
Si un niño te pega,
es porque le gustas.
A mí me parecía
lo más lógico del mundo.
Compré la misma revista
y cambiaron las reglas:
Si a un niño le gustas,
te toca la nariz continuamente.
Seguí sin entender,
pero me compré unas botas blancas,
un short negro de SheIn
y un suéter mostaza
para sentirme
la más guapa del mundo.
Mi primer apestoso beso
Imaginé por nueve años
mi primer beso
con el cabello perfectamente rizado,
un vestido perla, corto,
unas sandalias plateadas,
mi fleco como el de Demi Lovato.
El niño,
como Justin Bieber
con unas flores amarillas,
pero mi primer beso
fue en un juego de cartas
en las canchas de mi fraccionamiento
con pants grises,
camiseta rosa,
los cachetes chapeados por jugar futbol,
mi cabello despeinado y agarrado,
aún con gotas de sudor
y sabor a sal en los labios.
Mi primer beso
fue con mi mejor amigo,
un piquito,
y lo guardé en mi libreta favorita
todo exagerado.
Besos y chicles
En mi diario
escribí el día que te conocí
y desde ese momento
siempre traía chicles de mango y durazno
porque son tus favoritos
y su sabor me recuerda a ti.
Objetos que se cambian por besos
¿Cuántas cosas tienen
el valor de un beso?
Los besos argentinos son propiciados
y fomentados
por marcas de chocolates,
como ARCOR.
La estrategia
fue instaurar “la semana de la dulzura”
los primeros días de julio,
para intercambiar un Bon o Bon
por un beso
y aumentar las ventas.
En México,
los besos valen
billetes,
tapitas de Duvalines enteras,
anillas y tapas
de refrescos,
boletos de camión veintiuno,
caramelos,
chocolates
y dedales.
El cine y el beso
fueron instaurados por Wendy
cuando le dio un dedal
a Peter Pan.
El muy meco
se lo colgó en el cuello.
Por eso es importante
socializar
que los objetos
se cambian por besos.
Los besos de Duvalín
La institución de los memes
especifica que es prácticamente imposible
despegar completa la tapita del Duvalín
y justifica así el intercambio por el beso,
ya que se percibe
como algo difícil de conseguir.
Los colores relacionados
azul, amarillo, blanco,
café, rosa, verde y rojo.
La sensación de obstáculo del beso
se encuentra en la anilla de refresco,
es decir, el objeto debe cumplir
ciertas condiciones:
es indispensable
que las anillas estén completas.
Existen tutoriales en YouTube
que garantizan enseñar técnicas específicas
para obtener el objeto completo.
Numerología del beso
La tapa de refresco,
el boleto de autobús,
deben cumplir condiciones específicas:
en ambos casos el número de serie debe sumarse
y dar un total de veintiuno.
Se desconoce la razón
para que el número sólo pueda ser ese.
Los colores relacionados son indistintos.
El beso como objeto mercantil
atribuye un valor cuantificable en moneda nacional
y la identidad de los objetos se compone de los colores
rosa, rojo, blanco y negro.
Mejor dicho,
dame un Morelos
por un piquito,
corazón.
Diablito Bueno
Había una vez
un Diablito Bueno
que vivía en el infierno
y se enamoró de Godzilla,
pero Godzilla
andaba con Polilla
y Diablito Bueno
hizo un plan.
Fueron a un antro,
los meseros salieron en calzones plateados,
pistolas de agua llenas de alcohol
y lentes de luz.
El lugar parecía clandestino.
Diablito Bueno bailó con Chewbacca,
se comunicaban por ruidos,
un ruido corto era sí,
un ruido largo era no.
Hasta que apareció Godzilla
todo calvo y mamado.
Diablito Bueno
era muy coqueto,
él sabía
que estaba para escoger.
Comenzó su plan,
“cómo enamorar a Godzilla
en dos pasos”.
Primero: voltear.
Segundo: echar una miradita.
Así llegó solito,
Godzilla le dio un beso.
Diablito Bueno
quedó todo babeado,
y con asco
se limpió la cara,
dibujó una cruz con miel en la lengua
y se fueron juntos
después de comprobar que ya no babeaba,
dejando a Polilla y Chewbacca.
Polilla
se enamoró de Chewbacca
porque era directo
y menos vanidoso que Diablito Bueno.
Le escribió una carta
con papel rosa
y un dibujo de Frankenstein.
Sólo contenía dos palabras.
Chewbacca murió de ternura
y Polilla quemó la carta el día del entierro.
Nadie conoce
las dos poderosas palabras de Polilla,
pero eso quedó en el olvido
y más bien
todos quería conquistar a Godzilla
y dar besos sin baba,
festejando el santo de Diablito Bueno.
Desde ahí se acostumbra
salir de antro
todos los 14 de febrero
con cruz de miel en la lengua.
Patricia Huerta Lozano (Morelia, Michoacán, 1998). Estudió Literatura Intercultural en la ENES Morelia-UNAM. Es coordinadora de la Red Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura. Dirige un club de lectura para adolescentes en la UNAM, Centro Cultural Morelia. Publicó Mermaid Blue (Grafógrafxs, 2021), y poemas suyos aparecen en Yo quería llamarme Emilio, como tú, y otros poemas. Antología del taller de poesía de Grafógrafxs (Grafógrafxs, 2021), así como en Blavatsky. Antología del taller de poesía de Grafógrafxs (Grafógrafxs, 2022). Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.