ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Valeria Luiselli,
Desierto sonoro,
ISBN: 978-607-861-927-6, México,
Sexto Piso,
2019, 464 pp.


Daniela Albarrán (Toluca, 1994). Es licenciada en Letras Latinoamericanas por la UAEM. Ha participado en diversos congresos nacionales de literatura y publicado cuentos en Monolito, Grafógrafxs y Castálida. Es integrante de los talleres de narrativa y de poesía de la revista Grafógrafxs.


Cartografías: reseña de Desierto Sonoro, de Valeria Luiselli

Daniela Albarrán

 

Este año, uno de mis propósitos fue leer más libros de escritoras latinoamericanas. En esa zambullida he encontrado libros realmente valiosos, pero, de ellos, quiero destacar Desierto sonoro (Sexto Piso, 2019), de Valeria Luiselli, libro recientemente galardonado por el Dublín Literary Award 2021, uno de los premios más prestigiosos de literatura. 

 

Cartografía de un lenguaje:

Leer Desierto sonoro es una delicia. Así como lo dice su nombre, el libro me parece increíblemente lírico, y no es gratuito, puesto que los personajes (un matrimonio a punto del divorcio) se dedican a documentar los sonidos y las lenguas de la ciudad de Nueva York. Pareciera que la narradora, al mismo tiempo que nos cuenta la historia, va documentando y archivando los sonidos de su propia vida para poder decir adiós; de cierta forma documentar los sonidos es hacer polaroids: guardar un instante para siempre. 

 

Cartografía de una ciudad:

Mapas / Relingos: Desierto sonoro nos propone ver la ciudad de Nueva York desde varias perspectivas: la ciudad en la que se hablan muchísimas lenguas, de una diversidad quizá abrumadora; una ciudad que es el hogar de la narradora, de su familia y de muchos otros habitantes; una ciudad que, por desgracia, es la representación del sueño americano, un sueño que le ha hecho tanto daño a este país y a sus habitantes, que asumen que la vida yendo a EU será mejor o que tendrán cierto estatus, tal vez, como lo pensó Violetta, de Diablo Guardián, y así como a ella, a todos los que migran, esa ciudad maldita y voraz se los devora.  

 

Cartografía de un viaje:

Leer literatura de viaje siempre es esclarecedor porque cada viaje en carretera es un viaje al interior del viajero. Desierto sonoro es, ante todo, un libro sobre el viaje en carretera, del nomadismo y el movimiento que provoca el estar atascado en un lugar por tanto tiempo; el viaje de la narradora nos recuerda, tal vez, a la rebeldía de Dean Moriarty, al arquetipo de Campbell, y también a la poesía de Ulises Lima, todos ellos que emprenden el viaje primigenio en busca de ¿qué?  

 

Cartografía de la infancia:

Actualmente, uno de los temas que más han tocado escritoras latinoamericanas (como Mariana Enríquez o Samantha Shwebelin) es la infancia; pero no una infancia feliz o cómoda, sino todo lo contrario. Niñxs perdidxs, niñxs olvidadxs, en fin, niñxs cuya infancia es dolorosa por las cuestiones sociales o familiares que les tocó vivir. En Desierto sonoro podemos ver algo muy parecido, pero desde dos ángulos que al final confluyen en uno. Por un lado, están las hijas de la mujer migrante, que la narradora va a buscar a Arizona, pero en realidad ellas son la representación de miles de niñxs cuyo paradero desconoceremos siempre, porque ni siquiera sus cuerpos aparecerán en el desierto. Por otro lado, están los hijos de la narradora, quienes aparentemente tienen una vida feliz, pero también ellos van convirtiéndose en niños perdidos: a lo largo de las elegías van “afantasmándose”. 

 

Cartografía de referencias:

Una de las cosas más maravillosas de Desierto sonoro es la cantidad de referencias a las que nos remite. La narradora es verdaderamente una erudita: ¡lo sabe todo! Y creo que por eso es un libro tan inteligente. Nos teje puentes a libros, referencias, pintores, fotógrafos, pero, sobre todo, a música. Tan es así que hasta podemos encontrar en Spotify algunas listas con las canciones que los personajes van escuchando durante el viaje. 

Definitivamente, Desierto sonoro es un libro que volvería a leer para cachar las miles de referencias, pero sobre todo porque pienso que es uno de los libros latinoamericanos más destacados de la primera mitad del siglo XXI. Tiene frases tan memorables que uno podría tatuárselas en las costillas.

Desierto sonoro es ante todo un oasis en medio de un desierto de horror.