Cinco poemas de Aquí tenemos dioses cortados a machete
Lucía Rothe
Prólogo
Malaise (contraire de l’aise, sur lat. jacere, « jeter », luimême lié à l’idée de demeure, puis de commodité et de plaisir) désigne une sensation pénible, tant morale que physique, et implique en particulier la perception, plus ou moins consciente ou confuse, d’un dysfonctionnement dans les rapports entre l’âme et le corps. Sous ce terme de malaise, on peut regrouper une multitude de souffrances passagères ou chroniques, ténues ou aiguës, dont pâtissent une personne, mais aussi un groupe : une époque, une langue, une culture ou une nation peut se singulariser de nommer, caractériser et exprimer, en littérature comme en philosophie, son malaise.
[…] Les expressions du malaise et de la douleur diffèrent aussi considérablement, impliquant syntaxiquement le tout (lat. me dolet, « je souffre ») ou la partie (angl. my foot aches, « j’ai mal au pied ») ; et déterminant un rapport à la philosophie (angoisse, Sensucht) et/ou à la poésie (nostalgie, saudade, spleen), à la littérature (desengaño), au silence (acedia).
Barbara Cassin,
Vocabulaire Européen des Philosophies
tricentésimo décimo día.
sin pedazos de cerebro torcido cianuro enriquecido de las nubes enloquecidas que cuentan disparadas en los escaparates de micelios
una disonancia del abismo que me condena
o que me levanta inmune entre los encuentros
o que (disparate, cierto) desnuda la cantidad de la separación.
sigo, la bondad y la caridad mendigan sin ganas,
meneamos el dintel y juramos nimiedades.
sigo, la lengua parpadea impúdica debajo del campo (inútil).
las mareas nos sobrepasan,
como hijos roídos elegimos el combate al suicidio
porque la luna es bella y a veces el frío alcanza.
sin embargo la mitad de mi cordura
se hunde entre tus dedos y su confianza.
concretemos la espera,
si ha de ser un horizonte apartado
completemos con gritos tercermundistas
(pan, milagros) (pan, milagros)
—es la fe del incrédulo la dicha de este cuerpo—.
tú y yo tenemos grabado a fuego,
sobre las comisuras de los labios,
sobre la entereza del aplauso.
mi condena es un engaño cuando sostienes que pudo más la alforja,
un epíteto,
la aparescencia intermitente.
después, la locura amenaza mis movimientos
desnudo de uno en uno los intentos de mandar,
confieso que busco la entereza de la palabra hundida.
después, se dividen los equinoccios
para completar las pesadillas marciales,
y se hunde el cielo, la tierra penetra dolorida la inmensidad que nos
alcanza.
después.
con cualquiera de estas razones simularemos la palabra,
porque del silencio han de desvanecerse,
tus párpados como moscas entran en un fulgor delicioso
y yo callo.
callo dentro del abismo enhiesto de las horas pausadas
no podemos dejar de contemplar nuestras caras
y saltas dentro de mí para construir un espejo molecular
un espacio bidimensional estático,
un conversor de temperaturas estáticas del espacio vacío.
una sola de tus palabras basta
—es la fe del incrédulo la dicha de este cuerpo—
y las horas de tu lengua que reflexionan los pasos
eres sagrado frente al mar que no cree en nadie
que no cree en nadie, como tú
que no crees en mi espanto,
en el fulgor incierto de una o dos miradas apresuradas
de mis dedos que no llegan a tu cabello
de todas las negativas en rondas pausadas
el abismo
el abismo
puedo destrozarme desde adentro con la más pequeña de las armas
con el silencio más liviano y más corto de los bronces
con un solo acorde de nuestra cumbia inexistente
con el lazo del nombre del primer hijo que no existe
basta tu nombre y el vacío
basta comprender el instante donde alguno de ellos me lamió el ojo
me tomó los cabellos,
arreció la espera
espectral mundo de los caídos,
comprendemos las formas idóneas de dar peso a las masas
palabras huérfanas que destrozan tus manos
dentro de ellas estoy, dentro de una botella vacía
dentro del espíritu del agave, del tabaco barato, de los viajes a la
bodega
del alcohol inmaculado que en tu aliento transforma la noche
—es la fe del incrédulo la dicha de este cuerpo—
y la lumbre casi invisible aclara todo el paisaje.
no es ninguna de estas sensaciones porque la lucidez no alcanza
porque estar en tus manos y rezar a cualquiera de los dioses
es más grande que cualquier milagro cumplido
es sabernos desnudos dentro de una sola palabra
el suicida conversa con las voces que me hacen ser una estatua.
entonces la guerra se pausa dentro de una palabra invisible
viaja penetrante en el espacio minúsculo de la reflexión arcaica
nos hemos dejado domar en las épocas cercanas
porque sobrevivir es el peor trabajo de todos
debajo de los pies de quienes pueden exprimir el mundo exhalando
inhalando para envenenarse con ellos mismos
detrás de las cámaras de la armazón humana está el individuo desnudo
lamiéndose lento, dentro de sus propios párpados
para comentar el abismo como una forma de ficción igual de desnuda
más la libertad que se ensaña
que hecha raíz y no deja contemplar el tamaño del mundo.
porque todo lo que está afuera de tu cuerpo es HDR
y cualquier cosa ideal y absurda
cuando mis dedos no son suficientes para entender todo mi cuerpo
cuando nos pongamos a sobar las nalgas del universo
en la verborrea santísima del cocuy
y los jugos divinos de las madrugadas heladas
que luego calcinan como mentirosos
como si aún quisiéramos confiarnos a la naturaleza
y destruir lo poco que nos han enseñado,
lo poco que amamos como propio
para dejar de entender cómo fusionan los segundos dentro.
afuera cuando se vuelven horas
y después cuando sólo es una distancia absurda.
sólo somos esos pequeños imbéciles desnudos
riéndonos del espacio que empezamos a marchar
y nos deshacemos de las luces y corremos corpóreos
y nos deshacemos de nuestras ropas cuando nos vomitamos dentro del
río
mentimos que la espera no es tan monumental y podemos entenderla
porque no nos separan nada más que metros pálidos
de creencias astutas y de colores.
es alguna de estas batallas algo digno de emprender entre las luces que
destapan
cuando el intelecto no alcanza,
se van desfigurando los cuerpos presentes
para ensayar la transición a la muerte.
once.
Qu'il s'agisse du corps d'autrui ou de mon propre corps, je n'ai pas d'autre moyen de connaître le corps humain que de le vivre, c'est-à-dire de reprendre à mon compte le drame qui le traverse et de me confondre avec lui. Je suis donc mon corps, au moins dans toute la mesure où j'ai un acquis et réciproquement mon corps est comme un sujet naturel, comme une esquisse provisoire de mon être total.
Maurice Merleau-Ponty
Phénoménologie de la Perception
penetrar perforar subyacer dar placer
y moverse despacio, despacio
y contemplar con el tiempo suspendido
entre tus dedos que entran encajan
y la dureza hace temblar tu vientre
tus ojos y tus ojos con los párpados
pegajosos perfectamente circulares.
penetrar para tapar la falta de aire y de huesos
para mi holgura para mi falta
ensalivando la tibieza de la entrada.
treinta y ocho.
si somos
el ojo de una aguja
un espejo cóncavo
un vaso vacío
en el frío de la sangre
azul bajo el agua
una máquina oscura
paisaje
cuerpo/espacio disuelto en ácido
lengua árida
amormío
qué oscuro qué oscuro
cincuenta y cinco.
quédate
permanecer, distinguir y desobedecer la posición que cruza la necesidad
de movimiento
te he llamado a dirigir la vista a lo invisible sin ritmo
la conciencia extrema que son las manos que condensan el ruido para
darle una forma precisa
concédeme el movimiento externo en la estática de la noche
seca
concédeme el espacio que figura en la mancha que delinea este nombre completamente vacío de arrogancia.
desnuda y seca.
Quédate
Miserere
Dilexisti omnia verba praecipitationis; lingua dolosa
Psalmi 51:6
I
Si con la fuerza de la grieta se hace agua salada y escucha con lentitud
lo espeso
salí de mi casa para huir de la voz molesta que me llama a deshacerme
del cuerpo
la vestimenta corta de mi ira vuelve destreza
despunta como almíbar de los labios del primero entre los hijos
soy múltiple y por eso resisto:
Me devolví del espanto a la ruina por ahorrar ofrecer el dorso de la mano
escupir corales pesados de partida de un día desconocido.
No soy hombre de mar y la tierra me espanté con su fuego
la luz se vence enmohecida
la luz roe la fibra entumecida
la luz me encuentra ovillado en la esquina más próxima del purgatorio.
No estoy convencido de que sea suficiente
que se mueva toda la arena debajo mío
no he de levantar un solo ojo para verla
todas mis hijas escaparon con la lumbre del extranjero
todos mis hijos piden limosna con el dorso de la mano.
Me vienes a ofrecer la piedra del hambre y lo resisto
qué es construir la ira sino sentarse a separarnos del resto
es como la paja que envuelve las puertas de la casa,
reconocí fugazmente que la cordura ha de ser demasiada para encontrar
anhelo.
Estoy vivo y dentro de mí no puedo salir del encierro de mi propio
aliento
estoy vivo y sin embargo tapo mis manos de un sonido que penetra
mi cráneo
tengo meses a pie y kilómetros pegados adentro
estoy vivo pero niego,
estoy vivo y dentro de un cajón de manzanas duermo
estoy vivo.
Señor: haz de mí una brizna de paja
deja que me olvide de todo
lentamente
Has sido llamado al silencio
con la grasa de tu cadera derecha purificaré una villa entera
con el sudor de tu vientre apagaré uno a uno los astros.
Has sido llamado a la oscuridad
con la mitad de la fe de tu ojo izquierdo
fundaré una ciudad de concreto
más fuerte que tu propia terquedad.
Antes que yo otros hombres se deshicieron de su propio castigo
unos más iguales que otros se sobreviven a ellos mismos con el lujo
de poder elegirlo
para mí reclamé la suerte de saberme vencido y ser complaciente
pero desnudo y detrás de las olas me desintegro podrido y blando por
dentro
con el mecer de los labios de las mujeres de mi pueblo,
con jabón de cabra, bolsa de carne seca.
En mi cintura se ciñe la faja de mi madre
con sus manos acomoda el tiempo de cada una de las cosas
aquí en el hedor, en la bilis en mi piel que se pega a las paredes
en la túnica áspera con que se sostiene mi tórax
los huesos van tomando formas imprecisas
primitivas
como el redondel elástico de una noche de agua.
Soy un pozo envuelto en deseo por la hija de mi hermano
envuelto en la ira
envuelto.
Aquí están las ropas de mi hermano muerto
del primogénito de mi estómago, soy piel en la bota de vino.
II
Es en la izquierda donde tengo el espacio
me falta un hueso y cometo un asesinato
uno es el trazo y el otro la lanza.
sale del cuerpo y atraviesa lo que queda de bisel
en arco ampuloso se estira a lo alto
para mostrarse un cristo ennegrecido de coral
embrutecido de olas
un cristo óxido y perla.
Por vergüenza me he matado
del cuerpo que me roía construí tres lechos
uno de sol mugriento para espantarlos
los brazos riachuelos de higos venenosos
y espuma que ha sobrado de mi ombligo y las entrañas.
Un cristo noctámbulo con ojos enrojecidos:
No hemos dormido hace años.
danos la piel vencida de tu rostro.
Servirá para la sed.
Lucía Rothe (La Paz, Bolivia, 1994). Estudió Música en el Conservatorio Plurinacional de Música, y Filosofía en la Universidad Mayor de San Andrés. Ha publicado tedium., obra ganadora de la quinta versión de Letras del Nuevo Tiempo de la FCBC (2020), y Ensayo de transición (Maki_naria Editores, 2016), así como los fanzines Aquí tenemos dioses cortados a machete (2021) y Control (2017).