ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Cinco poemas

Lizzie Castro

 

 

Fugaces

 

hay luces que se pliegan en mi piel

me abrasan

                                mi dermis es inflamable

dentro

 

escucho voces hablan de humedad

 

sigo el fuego con la punta de los dedos

                                                me consume

 

solos quedan los poemas

 

 

 

Dentro todo cae

 

Se van formando cadenas

que detienen la caída

 

o eso aparentan

 

Pero sólo me hacen más pesada

 

                                               La nostalgia cubre mis pies

                                               nada es cercano

                                               tu silencio       esconde         la caída 

 

Me voy soltando                    se desprenden una a una

las uñas de mis pies

no me sostienen las alas de la mariposa                   son de papel

 

 

 

Reflejos sobre el lago

 

murmuramos para tenerte cerca

el sonido de nuestra voz sigue tus pasos

-     te guiamos

 

jugamos a dejarte      solo

vuelves a escuchar tu nombre

-     callamos

 

continúa nuestro alarido en tu cabeza

aunque tenemos los labios cerrados

-     escúchanos

 

llegas a la orilla                       solo

sumerges un pie en el lago

-     estás perdido




-     te hemos atrapado

 

 

 

Oímos voces todo el tiempo

 

                          De noche        

                          en el silencio

 

                                               las vocales    

cobran vida

 

se adhieren

                          a las paredes

buscan

                          resguardarse

detrás

                          de las puertas

 

se ocultan

                          en mi lonchera y

dentro

                          de la caracola

                                                           que traje del mar

 

                        las consonantes         son tartamudas

 

pero ellas        también se animan

y se esconden junto a las vocales

                       

                        saben que si se quedan solas

su voz se perderá

 

De día escucho voces pequeños murmullos

al abrir la lonchera                 al cerrar una puerta

           

            las vocales junto a

            las consonantes

            susurran sílabas

 

            las escribiré

            en una hoja en blanco

 

 

 

Piensa ¿cómo piensas?... ¿alguna vez piensas en cuántas letras tiene el alfabeto?

 

leí en un libro                         ¿o fue en un blog?

fue en un libro            de Christensen

en el primer poema dice:

los albaricoqueros existen, los albaricoqueros existen

 

                          a l b a r i c o q u e r o s

 

                                               <disfruto de esa palabra>

 

creía que:

 

                          los albaricoqueros no existían

 

          ¿o sí?

Inger escribe en Alfabeto que sí

 

                                  me parece que no

 

                                  ¿o sí?

 

                                  ¡SÍ!

 

abrikostraeerne findes, abrikostraeerne findes

 

escribe también:

 

los helechos existen; y zarzamoras, zarzamoras

y bromo existe; y el hidrógeno, el hidrógeno

en la habitación          lo que no existe          es        el oxígeno

es una habitación oscura

el foco                                    está fundido

 

único destello de luz

el más extraño           el más constante        es leer Alfabeto

última salida de emergencia

 

en el abecedario:

la A existe       la B existe       la C existe

la D existe       la E existe        la F existe

 

no existo

 

dudo que la Ñ exista              siempre

 

existe

 

existe

 

existe

 

¿existe la LL?

 

lo que no existe          es el deseo        de sobrevivir

                        eso sucede en mi propio:

 

                                         ALFABETO

 

en el libro de Inger no                       ese lo encuentras en mi biblioteca

                                                                                                                      sin anotaciones

 

en él existen:

 

            los abedules

 

                        las cigarras

 

                                    la alegría

 

                                                el cromo

la chicoria

 

            los cipreses

 

                        los cedros

 

                                    la muerte

 

los soñadores

 

                        los días

 

                                    los asesinos

 

                                                las palomas

 

og digtene

findes; digtene, degene, doden



los poemas                 ¿existen?

 

                                                            ¿los versos?

 

                                                                        ¿la poesía?

 

sólo existe       la indiferencia            la impotencia     el no darme cuenta

 

la falta de ganas por cambiar el foco            fundido

 

los ruidos en mi cabeza

 

verme en el espejo                 hablarme       en secreto

reprenderme              justificarlo                  aborrecerme

desaparecer               quedar en los huesos

 

mi piel sin mordeduras

colgada                       flácida       destruida

 

a l f a b e t o

 

me mostró            que tú             no existes

 

 

Nota

 

Comencé a escribir poemas tiempo después de empezar a leer poesía. El hábito de la lectura fue instaurado en mí por mis padres, en especial por Josefina, mi madre, quien procuró tener en casa una biblioteca variada. Recuerdo bien cómo el abonero llegaba a cobrar una vez a la semana la enciclopedia o grupo de libros en turno que se debían. Gracias a ese afán de mamá es que descubrí el mundo de las letras, y nació en mí el interés por buscar libros por mi cuenta en librerías de viejo o de segunda mano, así como en tianguis de antigüedades. Entre los primeros libros que pude adquirir en mi adolescencia se encuentran la poesía reunida de Alfonsina Storni (Editores Mexicanos Unidos, 1996), Poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, Antología (Editores Mexicanos Unidos, 1998) y un par de libros de Jaime Sabines: Horal-La señal y Yuria, poemas sueltos, los dos editados por la editorial Joaquín Mortiz. Dichos ejemplares siguen conmigo. Con ellos hice mis primeras exploraciones en la lectura de poesía. También sigue presente Charles Baudelaire con sus Flores del mal y su poesía completa, en especial un poema que continúa haciendo ruido en mi cabeza y al que regreso con frecuencia: La máscara.

Como podrán sospechar, tuve un diario desde los diez años hasta terminar la preparatoria. En él escribí mis primeros textos: borradores de una adolescencia existencialista, vómitos de frustración y desamor. En algún punto los transcribí con una máquina eléctrica. Formé un volumen de hojas sueltas que atesoraba y olvidé, pero que me acompañó por muchos años. Cuando cursé por primera vez un taller de creación poética, regresé a ellos, los releí y me di cuenta de que no eran poemas, así que quemé el volumen, me comprometí con el oficio de escribir, leyendo aún más de lo que ya lo hacía, y me inscribí a cuanto taller estuvo a mi alcance. Desde entonces es que dedico mis días a este afán de escribir poesía.

Estos cinco poemas son inéditos; los escribí dentro del taller que conformamos en el proyecto poético Inubicables, al que pertenezco. Son parte del libro: (re) versos Instrucciones para no poemas Inubicables, que escribimos a 14 manos, pues el proyecto está compuesto por siete poetas. En él buscamos la interacción e intervención de los textos. Es un libro terminado y a la espera de ser publicado.

Con Inubicables llevo trabajando tres años. Es un proyecto de divulgación poética. En él exploramos la creación de poemas, así como la lectura de poemas y poetas desde lo visual y sonoro, creando videopoemas de nuestra autoría, pero también invitando a poetas contemporáneos a participar. Estas producciones las difundimos en nuestras redes sociales. También editamos una revista digital con el mismo nombre: www.inubicables.com, en donde publicamos poemas que resultan de la Convocatoria Inubicables Calling, la cual cuenta con dos ediciones: 2022 y 2023.

Catalogar de qué temas escribo o me gusta abordar al momento de escribir poesía sería absurdo: las etiquetas me resultan incómodas. Pero si he de compartir, más o menos, de qué va lo que escribo, puedo decir que recurro a escribir sobre la cotidianidad, sobre mi experiencia en este planeta y de cómo ello interviene en mí. No pretendo mucho más.

Me considero aficionada a la cocina. Disfruto preparar recetas, las cuales siempre intervengo, pues me aburre seguirlas al pie de la letra. Por lo general, resultan deliciosas. Ahora estoy horneando pan. Me encanta que mi casa huela a pan recién horneado.

Declaro que soy catlover. Vivo con tres gatas hermosas: Emily, Deméter y Olivo, además de cuidar a cuanto gato feral ronda mi casa. Fuera de esta se pueden encontrar recipientes con comida y agua para ellos.

 

Lizzie Castro (Guadalajara, México, 1980). Es poeta, así como gestora y promotora cultural. Fundó el proyecto poético Inubicables. Crisálida neón (Mano Santa Editores-Bonobos Editores, 2021) es su primer libro de poesía.