ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Cinco poemas

Jessica Díaz

 

 

Qué ganas

 

qué ganas de

irte así

tan sin

avisar

ahí

te ves

nos vemos en el más

allá

si fuera así

pero no se

sabe quizá

ya seas un cerezo

japonés o

una rana

o una planta

de tu patio

cómo saber

llame ya

 

 

 

soñé que llenabas el chat de emojis

mandabas uno

tras otro tras

otro tras otro

no

te detuviste ni

un sticker

de bomba que

E X P L O T A

pudo pararte

 

 

 

el viento solar

la magnetocola

la hematita

los artículos

el electrón

este astro luminoso está por estallar sin

aliento

el perro come

ay el

mundo

podadora

del vecino

canta Viento

astral la

casa

la alarma

el café

del mediodía

 

 

 

I spy

 

una policía me espía

mientras voy por los pasillos de

la librería camina con su uniforme azul

y su pequeño poder

me observa hojeo un

libro y otro

tomo una peli y veo

cómo le fue con la crítica y su

precio conveniente tendrá

años en ese

anaquel y me la llevo y camino

y me siento en una pequeña mesa

pido un café y galletas coloco la peli

junto a la taza ella me ve desde el segundo

piso alguien diría me

encuentra atractiva abro mi

bolsa ella dice algo en

su walkie-talkie

camina baja

las escaleras finjo

no verla se coloca frente a

mí pregunta

si ya compré eso

no respondo me

dice que por el momento

pongamos el

objeto sobre el

piano (que está ahí) yo

digo Ok entonces

le ofrezco una galletita

declina pero gracias dice

regresa a su puesto de control

con vista panorámica

sobre todo

aquel que quiera

robarse un libro no vaya

a ser «con tanto ladrón

de libros en este

país» ay pequeña

Gargantúa tener que

usar ese

uniforme tan

feo

 

 

la EXPLOTACIÓN

 

Del

 

E         S         P         A         C         I         O

 

 

 

 

 

el texto no es poesía

 

 

 

 

 

mantenerse al margen

 

I

I

I

I

I

I

I

I

I

I

I

I

I

I

I

 

 

 

 

 

La disposición de los elementos;

 

 

 

 

J

K

M

 

 

M                                        m

 

 

 

 

                                                                       :  I

 

 

.

I.

 

 

   0

   0.

 

 

 

$

 

 

 

 

 

Como dijo. . .

 

 

 

 

 

As

 

 

If

 

 

 

 

   we could command our own

existence or *it is a matter of Will

 they say so they say who knows

   I don’t but it is what they say

 

 

 

 

 

cortar /

 

 

 

estirando el espacio /

 

 

 

tomar de aquí y allá /

 

 

 

 

 

no cortar seguirse de largo tirar las letras y las palabras y líneas sobre el espacio y ver si revienta si es posible que e x P l o T e

 

 

 

 

 

¡bum!

 

 

 

Nota

 

Entre las grandes preguntas que nos siguen, se encuentran estas: ¿por qué la vida?, ¿por qué la guerra?, ¿por qué el amor?, ¿por qué escribir?, ¿por qué la poesía? Casi nunca tienen una respuesta o no una fácil, inmediata. Si aquí la pregunta es por la poesía o por qué escribir o para qué, la primera respuesta sería: no lo sé. Como no sé por qué la vida y el amor. La poesía, supongo, está para darnos algún tipo de balance, de sentido. Lo que sé es que la poesía se me apareció de manera parabólica. Es decir, de niña leía poesía y cuentos. Con mi abuela leía versos, rimas o lo típico que dejan en las escuelas; depende de la escuela, depende el lugar, la ciudad, el país. Pero mi inicio escribiendo no era escribir poemas, era todo: escribía cuentos, obras de teatro, poemas, y escribía en mi diario. Desde pequeña descubrí el diario y que ahí podía poner mis secretos, que en su mayoría consistían en poner quién me gustaba, de quién estaba enamorada o con quién me había enojado. Lo que es claro es que escribía y leía. Después, por razones de timidez, seguí escribiendo poemas porque quería escribir cine, pero el cine implica que la lectura y la escritura sean, de algún modo, comunitarias, y eso, para una chica tímida, era demasiado. Así que escribía poemas que hablaban de muchos sentimientos y demasiado amor-desamor, poemas que en realidad eran pensamientos, que más bien eran intentos de poemas. Entré a estudiar literatura por distintas razones, como el hecho de que mi vida había dado vuelcos inesperados, y caí en una melancolía dura de remover. Hubo un momento, después de años de escribir intentos de poemas, en el que entendí que la poesía era más que palabras, más que expresar sentimientos. Entendí que la poesía era lectura, escritura y pensamiento. Comprendí que implicaba escribir, leer, borrar, tirar, escribir, leer, borrar, tirar, quitar, poner, leer mucha poesía para al fin lograr hacer un poema o un constructo, un objeto que sea un poema, y —la parte más difícil quizá— «que en el poema haya poesía», que-el-poema-sea-un-poema-y-no-otra-cosa. No importa que sea otra cosa, en tanto escritura puede ser otra cosa: escritura, escritura pura, pero no un poema. Es decir, el poema como un constructo, como un objeto. Hay escritura que no es poesía y hay poemas que no son sólo escritura. ¿Será esto claro? Por ejemplo, hay otro tipo de escritura: narrativa, cine, y ahí opera otra cosa, no sólo dentro del relato, sino dentro de quien escribe. Yo, por ejemplo, si escribo otra cosa, estoy en otra disposición, en otra dinámica, en otra velocidad. La mente funciona distinto, la concentración es diferente. Sería fácil decir que «el poema llega». Lo han dicho antes, y supongo que sí, que el poema llega, pero hay todo un proceso previo para saber detectar y entender que llegó y que a la vez no hay nada. Se aparece, se hace presente. Se aprehende. En fin, todo esto por pensar qué es la poesía. ¿Por qué escribo?: necesidad, porque sucede, difícil saber. Lo que sí es cierto es que siempre tengo a la mano algo donde pueda escribir, por si aparece una idea o un poema. Igual escribir se volvió parte de mí. Años después de esto apareció mi primer libro, Problemas (cosas), un libro de poemas autorreferenciales, poemas broma, poemas cuento, poemas de respiración, como escribí en el prólogo del libro editado en 2005 por Compañía. Me tomó cerca de cinco años escribirlo, armarlo, sentir que estaba agrupando poemas y no sólo palabras. Aquí un poema:

Río pájaros
bichos
moscos por la noche
Periférico

coches
gente
moscas todo el día
Yo no andaba tan bien
el Mundo tampoco
ya éramos
dos en la
galaxia 

Mi trabajo de ahí en adelante se ha movido en dos líneas: poemas de algún modo narrativos y poesía visual. O un cruce o algo así, como es el caso de Monografías (colaboración con Meir Lobaton). A partir de un trabajo de poemas (una lista larga a la que le di forma a través de un tiempo), Meir apareció y generó los dibujos, las imágenes, un trabajo de poesía visual que habla de lo que aparece y desaparece, entre otras cosas. Happy endings (editorial Matadero, 2019) es el último libro que publiqué. Es un libro azul que habla sobre el príncipe azul, la figura romántica, la construcción cultural, la figura histórica, social, una suerte de desmantelamiento de esta figura (el príncipe), que a su vez es un intento por pensar la operación de la poesía misma que termina como una antigalaxia concreta, palabras.

Mis influencias han sido muchas, desde una búsqueda por revisar distintas tradiciones poéticas, el canto primitivo, pattern poetry, poesía china, japonesa pasando por Dante, Safo, Catulo, la poesía mística, los simbolistas, la poesía norteamericana y latinoamericana del siglo XX, así como el cine y la narrativa, hasta el observar lo que ocurre alrededor de mí. Eso ha sido lo que define mi trabajo. La poesía no está exenta de la experiencia artística total ni de lo que ocurre en la vida cotidiana.

 

Jessica Díaz (Salinas, California, Estados Unidos). Escritora, traductora, editora y periodista cultural. Es licenciada en Literatura Latinoamericana especializada en guionismo por la Universidad Iberoamericana. Ha colaborado en diversas revistas, como El poeta y su Trabajo, La Tempestad, Sibila, Oráculo, Mandorla, Textofilia y Luvina. Es cofundadora de la editorial Mangos de Hacha.