ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

En mi muy particular y personal punto de vista

Anónima

 

 

Una tipología desde las entrañas del Monstruo Godín, de la Quimera Godín de las mil máscaras, llegó a la redacción de Grafógrafxs en forma anónima. Nos pareció un informe detallado y, también, un manual de supervivencia en el mundo laboral de nuestros días. Desavenencias célebres entre el mundo laboral y lxs escritorxs nos hacen recordar la sentencia pavesiana del “lavorare stanca” y el Archivo Zombie Cacique Vampiro, de Maricela Guerrero. Y esta bitácora, breviario terrible del más duro desarreglo de los sentidos, es un Hagakure poderoso de nuestra Anónima Godina.

 

 

Venir a la oficina a escuchar las cumbias de les compañeres debe ser una antesala del infierno que no había conocido.

Hasta ahora.

 

 

* * *

 

En la mañana olvidé mi cafecito en casa, así que me serví una taza del “café” de la oficina. Craso error. Ahora no me cierra el pantalón porque Próculo (que así se llama mi intestino) se inflamó.

 

 

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Cadena de oración para que las compañeras godinas dejen de usar a sus hijes como tapadera de su huevonería.

“No me había reportado porque estoy con las clases de mis peques”.

“Así es esto de ser mamá”.

 

 

* * *

 

Hay que tener una salud mental a prueba de balas para soportar a más de tres godínez hablando sobre el temblor de anoche, mientras suenan las cumbias como música de fondo.

Para los que no tenemos salud mental están los tapones aislantes de ruido. Benditos sean.

 

 

* * *

 

Cadena de oración para que hoy dejen salir temprano a les godínez.

Amén.

 

 

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Hoy hubo pambazo en la oficina godín y por primera vez vi a algunes compañeres sin cubrebocas.

Confirmé que ese accesorio nos favorece bastante a muchas personas.

 

 

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Hoy mis compañeres godínez descubrieron que los temblores no se pueden predecir, y mejor se dedicaron a reflexionar (sesudamente) sobre los asentamientos irregulares en el cerro del Chiquihuite.

Todo mientras comen torta de tamal y atolito.

 

 

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Hoy no ha habido cumbias en la oficina. Puro Chayanne y Ricardo Arjona.

 

 

* * *

 

De Arjona pasamos a Luis Miguel y ya llevamos unas dos horas con el mismo disco.

Como que me urge una eutanasia.

 

 

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En 39 años he escuchado muchas cosas falsas, pero ninguna tan repugnante como la risita hipócrita de mi vecina de escritorio.

De verdad me urge la eutanasia.

 

 

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Cada vez vienen más personas a la oficina. Ninguna me cae bien. Temo por su integridad física y mi salud mental.

Send paciencia.

 

 

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When le compañere godín dice “de alma mater soy pumita”, pero por ningún lado le ves que de verdad haya pisado jamás una universidad.

 

 

* * *

 

Casi se acaba la jornada godín y por fin sé qué hace la compañera que no trabaja:

1. Salir al Oxxo.

2. Hablar por teléfono un chingo de veces (neta, un chingo de veces).

3. Ir al baño a tomarse selfis.

4. Contarme su vida.

5. Pintarse las uñas (¡pintarse las uñas!).

 

 

* * *

 

Cadena de oración para que les godínez “descubran” los audífonos y le ahorren al mundo su mal gusto musical.

Amén.

 

 

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Hoy me ha tocado descubrir que hay algo peor que pasar el día escuchando a Arjona y Luis Miguel: soplarse la voz rarísima y con momentos de borrego viejo y ronco que tiene la Edith Márquez.

Eutanasia, plis.

 

 

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¿Por qué las damitas godínez creen que Edith Márquez canta y, peor, por qué suponen que todos en la oficina desean escuchar sus rolones?

Tema para una tesis mamalona.

 

 

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Acabo de perder veinte minutos fingiendo una conversación con la encargada de poner la ofrenda en la oficina. Soy toda una godina hembra alfa lomo plateado.

 

 

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Nota mental: dos tamales para desayunar son demasiado.

 

 

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No sé qué es peor: escuchar las melosísimas canciones de La Oreja de Van Gogh o escuchar a la compañera godina tararear sin pudor alguno las melosísimas canciones de La Oreja de Van Gogh.

 

 

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Lo malo de hacer un trabajo aburridísimo es que el mal del puerco se potencia y termina siendo mal del jabalí.

 

 

* * *

 

Qué desagradable es recibir mensajes del trabajo en fin de semana, sobre todo por cuestiones tan estúpidas como pedirte que ya lleves la mugrosa calabaza que te toca para la mentada ofrenda.

 

 

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No sé si me duele más la cola, por estar aplastada todo el día, o el ego, por vivir frustración laboral.

 

 

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¿¡Laureano Brizuela!? ¿Neta? ¿Les godínez se van de puente largo y regresan a la oficina con ganas de escuchar a Laureano Brizuela?

 

 

* * *

 

Estoy en la oficina, trabajando en pura pendejada. Mi lugar está junto a un ventanal grande. Tengo frío, pero al mismo tiempo se me está quemando la mitad del cuerpo.

Supongo que algo así es el infierno.

 

 

* * *

 

“En mi muy particular y personal punto de vista” viene a ser lo que viene siendo el nuevo galimatías godín que acabo de aprender.

 

 

* * *

 

La urraca escandalosa de la oficina se acaba de quejar de que su hija habla mucho.

No alcanzo a imaginar qué tanto habla la escuincla, si a la urraca escandalosa le parece mucho.

(No es mi intención ofender a ninguna urraca del reino animal).

 

 

* * *

 

Mi pobre salud mental colapsará hoy con fondo musical de Luis Miguel y Alejandro Sanz. Válgame Dios.

 

 

* * *

 

“Yo si leo, me aburro”, clama la godina hazladepedo.

Se te nota, mija, se te nota aburrida y burra.

 

 

* * *

 

Algo positivo de esta oficina es que a la menor provocación sacan un pastel y hacen jolgorio.

 

 

* * *

 

Pensé que Pablito Ruiz ya estaba muerto, pero vengo a descubrir que sigue vivo en el corazón de quien lo escuchó en su juventud, hace como 10 guerras floridas.

 

 

* * *

 

Venir a la oficina se parece cada vez más a las tardeadas de la secundaria. Desfilan Fey, Magneto, Mónica Naranjo et al.

 

 

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Mi feliz jomofis ha sido arruinado (un poco) por una bola de zombis-godínez que a huevo creen indispensable enviar la misma puta imagen al chat de guatsap, con leyendas del tipo “enterado gracias”, “registro realizado”, “bendiciones”.

 

 

* * *

 

Escribí en una hora una pedorrez laboral a la que llevaba días dándole la vuelta porque hueva absoluta. 

El editor del Word me dio puntuación perfecta. Me siento realizada y ora sí me puedo ir a bañar. Fin.

 

 

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¿Por qué hacer sólo una junta corta para resolver equis asunto, si podemos hacer dos juntas el mismo día, en horarios distintos, con casi las mismas personas, para medio resolver el equis asunto pendejo?

Lógica godín arrolladora.

 

 

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Sal, colitis, de este cuerpo gordo y procrastinador.

 

 

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Reto a cualquier persona a salir peor que yo en las fotos de las credenciales.

A cualquier persona, dije.

 

 

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Lo único que me entusiasma de ir mañana a la oficina es usar la tote bag que compré con mi aguinaldo. 

Soy totalmente godina.

 

 

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La godina que hoy tiene el control de la “rocola” en la oficina es como de la edad de mi mamá. En consecuencia, estamos escuchando a Emmanuel.

 

 

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En la oficina hemos pasado de Juan Gabriel a Lady Gaga. 

No creo que haya mayor evidencia del negrísimo sentido del humor de Dios.

 

 

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¿Eminem? ¿De veras? ¿Qué clase de playlist te lleva de Emmanuel a Juan Gabriel, pasando por Roberto Carlos y Lady Gaga, para caer finalmente en manos de Eminem?

 

 

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Uno va el miércoles a la oficina para ver quién es el primer godín que llama a este día “ombligo de la semana”.

 

 

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Acabo de tener la junta más solemne que he tenido en un año que llevo en esta oficina. 

El tema fue la organización para colocar los adornos navideños.

 

 

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En la oficina hay una godina que sabe todo, ha hecho todo, ha probado todo, ha visitado todo y hasta se ha imaginado todo.

Hoy viste completamente de verde. 

He decidido bautizarla como Fiona, porque sólo sé hacer relaciones simplonas y ahorita parece la novia de Shrek.

 

 

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Mis compañeras godinas han sido muy eficientes para sacar, limpiar, clasificar y organizar dónde poner los adornos navideños. 

Nomás no les pidas que reciban un oficio porque ahí sí “desconocen” o “no les toca”.

 

 

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Hoy me dio risa el saludo de mi jefe:

“Buen día, viernes ya”.

 

 

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Tenía como 30 años que no escuchaba una canción completa de Rocío Jurado. Una godina cincuentona que no conoce los audífonos me ha devuelto un rato a la infancia.

 

 

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Me estoy meando, pero tengo que permanecer aplastada en una conferencia en línea y no puedo escapar al baño. Cadena de oración para que mi vejiga resista.

 

 

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“Sinergia”, “resiliencia” y otras palabras pedorras y domingueras: no se acaben nunca. Es más, procuren reproducirse para que me sigan ayudando a salvar los textos huecos y sin sentido que me piden escribir en el trabajo.

 

 

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Mis compañeres godínez han pasado todo el día (to-do) lamentando la muerte del Chente Fernández, escuchando sus canciones y contando su vida y obra, cual “periodistas” de espectáculos.

 

 

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Estoy en una conferencia en línea muy mamalona. Confío en que nadie note que, debajo de mi saco vintage de segunda mano, traigo una blusa mordida por uno de mis gatos, el pantalón sucio con el que salgo a pasear a mis perras y unos crocs realmente impresentables.

 

 

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Que te manden a una ceremonia en la que Emmanuel y José Luis Perales integran la playlist revela un complot godín liderado por una doña sesentona, decidida a llevar a cualquier oficina o espacio público las rolas de su juventud.

 

 

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Acabo de ver un fleco de los que se usaban en los 90, bien durito y formado con tubo puesto toda la noche.

Para viajar en el tiempo no se necesita el DeLorean, amikos.

 

 

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Juro que no me quiero reír, pero atrás de mí está sentado un güey que se llama Rey David.

 

 

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—Jefe, la ceremonia empezará a las 11. ¿Le parece que citemos a los godínez a las 10?

—No, ¿cómo crees? Cítalos a todos a las ocho.

—Pero la ceremonia empieza a las 11, jefe.

—¡Que lleguen a las ocho, dije! Ah, y les llevas un grupo musical para amenizar la espera.

 

 

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No me molesta que me regales un chocolate, compañero godín. Lo que me molesta es que me estés viendo la cola.

 

 

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Basándose en “mis intereses”, Facebook me sugiere entrar a un grupo llamado “Adultos que no saben hacer cosas de adultos”.

Como que sí sirve su algoritmo ese.

 

 

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Soñé que me daba el “covi” y, para evitarme el engorro de convencer a mi jefe de dejarme trabajar en casa sin pedirme prueba positiva, decidía presentarme con la firme intención de contagiar a todos en la pinche oficina alv.

Parece que odio a la gente incluso mientras duermo.

 

 

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La plática godín de hoy versa sobre lo “cansadas que son las vacaciones de diciembre” por todo el movimiento, las cenas, reuniones, recalentados y fiestas, no como las vacaciones de Semana Santa, “que sí se disfrutan porque uno sí descansa”.

 

 

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La versión godín de “Éramos muchos y parió la abuela” consiste en que, cuando ya casi no hay papel en el baño, llegue en chinga una godina con dos tamales y un vaso de atole desparramados alv en su bolsa de mano, y también en chinga se acabe el papel limpiando su desmadre.

 

 

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Hoy les godínez comentan las predicciones de Mony (¿Mhoni?) Vidente sobre la pandemia. Según tan confiable fuente, con la inmunidad de rebaño seremos libres este año o el próximo. Luego nos acordaremos del “covi” “como cuando nos dio la peste negra”, dicen les compañeres.

 

 

* * *

 

Que la gente siga escuchando y cantando (o aullando, más bien) las canciones que hicieron famosa a Yuri allá por el pleistoceno me parece de lo más vintage.

 

 

* * *

 

Ya se ve una señora grande, como de 40 años, sí, ya se ve grande”, se atreve a decir una compañera godina cerca de mí, que este año cumplo 40.

Una víctima más en mi lista de futuros asesinatos.

 

 

* * *

 

Una godina quiere ser mi amiga, pero es una mezcla entre una excompañera lela que cancelaba las impresiones ajenas y otra excompañera reloca a la que todo mundo odiaba por acosadora y hostil.

Me urge viajar en el tiempo para impedir la concepción de este engendro.

 

 

* * *

 

Lo que me faltaba: ya invitaron al pinche Chayanne a esta fiesta godín (que sería privada si esta señora bruta conociera los audífonos).

(¿Me veré muy hostil si le regalo unos?)

 

 

* * *

 

Sé que hace más de 50 años alguien dijo algo así: “¿Ácido fólico? No, comadre, eso le va a malograr la criatura; no se lo tome”.

Lo sé porque hoy el producto de esa negligencia está “amenizando” el ambiente godín con los alaridos de Amanda Miguel.

 

 

* * *

 

“Hay huevos azules que se caen de morados”.

Yo, despidiendo muy poéticamente a la godina huevetas, que primero llegó tarde, luego se fue media hora al baño y después se salió muy feliz a la escuela de su bendi, a una junta (porque ella “es mamá y eso aquí deben entenderlo”).

 

 

* * *

 

“¡Ya no me vayan a pasar más trabajo!”, pide a gritos la godina Fiona, que ha estado tragando chilaquiles desde las 10 de la mañana.

 

 

* * *

 

Te amo, godín viejito que viene diario a la oficina, pero actúa como jubilado (se la pasa caminando para “hacer ejercicio”, observa el tráfico, cruza los brazos y suspira, toma dos o tres horas de comida y sale puntual porque “aquí espantan”).

Ya soy grande y quiero ser como tú.

 

 

* * *

 

Estornudé muy escandalosamente, como acostumbro. A lo lejos (dos o tres pinchis metros), un godín dice en voz alta:

—¡Me despertaron!

 

 

* * *

 

“Cómo hemos transgiversado nuestro idioma, ¿verdad? Tan rico que es”, dice (¡se atreve a decir!) la godina Fiona.

Ora sí la mato.

 

 

* * *

 

Sobreviví a Moderna, pero me pasó todo esto:

• Dolor en brazo, cabeza, articulaciones, estómago.

• Sensación de cuerpo cortado.

• Náuseas.

• Desorientación.

• Falta de concentración.

• Taquicardia.

Amsiedad.

• Cansancio cabrón.

A ver a qué hora me sale una cola de cerdo.

 

 

* * *

 

Dice la godina Fiona que ella no tolera los audífonos mucho tiempo, que le duelen las orejas, y por eso toda la oficina tiene que escuchar su playlist infernal.

 

 

* * *

 

Hay un godín que trae la voz de Pikachu diciendo “Pikachu” como tono de sus mensajes. 

Ese godín lleva una hora mandando mensajes.

Averiguaré quién es y lo mataré muy lentamente.

 

Nota de la autora

 

La Anónima Godina existe y trabaja en un lugar que tiene aspecto de oficina, pero en realidad es un planeta aparte, una antesala o círculo del infierno (a veces el infierno en sí), donde casi todo mundo dice “enteradx gracias”, come tortas de tamal, hace como que trabaja y “sigue instrucciones”. Mientras le quede alma y no se le suma por completo la mollera, seguirá reportando lo que ve en las entrañas del Monstruo Godín.