Seis poemas
Hilde Domin
Regalos del viento
El aire, un archipiélago
de islas aromáticas.
Vapores de flores de tilo
y soleados pastos,
bonitos, familiares,
les agrado y me esperan
como si me envolvieran pañuelos
de un tierno hogar,
tejidos por la madre
hace tiempo.
Estoy como en un sueño
y apenas puedo creer
los regalos del viento.
Nubes de ternura
me atrapan,
y la felicidad muerde
con su pequeño diente
mi corazón.
Sólo una rosa como apoyo
Me acomodo una habitación, en el aire
entre los acróbatas y los pájaros:
mi cama sobre el trapecio del sentimiento
como un nido en el aire
en la punta más alta de la rama.
Compro una manta de lana finísima,
de ovejas delicadamente peinadas
que caminan sobre tierra firme,
como radiantes nubes
a la luz de la Luna.
Cierro los ojos y me envuelvo
en el vellón de animales fiables.
Quiero sentir la arena bajo las pezuñitas
y oír cómo suena el cerrojo
que cierra la puerta del establo por la noche.
Pero yazgo en plumas de pájaros en lo alto,
arrullada en el vacío.
Me da vértigo. No puedo dormir.
Mi mano
busca un soporte y encuentra
sólo una rosa como apoyo.
Regreso
Mis pies se asombraron
de ver que al lado de ellos van pies
que no se asombran.
Yo, la que camina descalza
sin dejar huellas,
le miraba siempre los zapatos a las personas.
Pero los caminos celebraban
el reencuentro
con mis tímidos pies.
En la casa de mi infancia florecía
el almendro
en febrero.
Había soñado
que iba a florecer.
Colonia
La ciudad hundida
para mí
sola
hundida.
Nado
en las calles.
Otros caminan.
Las viejas casas
tienen grandes puertas nuevas
de vidrio.
Los muertos y yo
nadamos
a través de las puertas nuevas
de nuestras viejas casas.
Los embajadores
Los embajadores
vienen de muy lejos
más allá de los muros
descalzos
recorren
el largo camino
para entregar esta palabra.
Uno de ellos está delante de ti
vestido de lejanía
trae la palabra Yo
abre los brazos
dice la palabra Yo
en esta palabra separadora
vean
él ya no está
camina lejos dentro de ti.
Tres formas de tomar notas para escribir poemas
1
Un lecho seco
Una cinta blanca de guijarros
vista desde la lejanía
sobre esto deseo escribir
en letras claras
o sobre una colina de escombros
cantos rodados
deslizándose bajo mis líneas
apartándose
para que la delicada vida de mis palabras
su Sin embargo
un Sin embargo sea de cada letra
2
Pequeñas letras
exactas
para que las palabras lleguen en silencio
para que se cuelen
y uno tenga que ir allá
hacia las palabras
buscarlas en el blanco
pliego de papel
en silencio
no se nota cómo entran
a través de los poros
cómo corre el sudor hacia adentro
El miedo
el mío
el nuestro
y el Sin embargo de cada letra
3
Deseo una tira de papel
tan grande como yo
un metro sesenta
con un poema
que grite
cuando uno pase por ahí
que grite en letras negras
que exija algo imposible,
verbigracia, coraje civil,
ese valor que ningún animal tiene
de compartir el dolor,
verbigracia, solidaridad en vez de tropa,
palabras-extranjeras
hacerlas sentir en casa a través de acciones
Hombre
animal con coraje civil
hombre
animal que conoce el dolor compartido
hombre palabra extranjera-animal palabra-animal
animal
que escribe poemas
poema
que exige lo imposible
de cualquiera que pase por ahí
urgente
irrefutable
como si dijera
“Toma Coca-Cola”
Traducción de Geraldine Gutiérrez Wienken
Hilde Domin (Alemania, 1909). Es considerada una de las poetisas más significativas del último tercio del siglo XX. Al español han sido traducidas las siguientes compilaciones de su poesía: Canciones para dar aliento (Llantén, 2018) y Poemas (Amelia Romero Editora, 2002), así como de su prosa: La gata andaluza y otros textos en prosa (Casus Belli, 2015) y El segundo paraíso (Casus Belli, 2012). Entre otros reconocimientos, en 2005 se le otorgó la máxima distinción de la República Dominicana: la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en reconocimiento a su labor literaria y al trabajo desarrollado en ese país.