ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

informe de los días 2 y 3 de marzo sobre cómo responde el corazón: actividad normal

Fernanda Mugica

 

 

en 1994 un promotor de Solanas capturó a mi madre

la subió a su camioneta e intentó venderle un tiempo compartido

no puedo asegurar haber estado con ella

sí que había caracolas marinas que trepaban los vidrios

y que seguí con los ojos a un pájaro hasta que se fue de mi vista 

pero lo cierto es que nunca

se fue de mi vista

por supuesto mi madre

no compró

ahora puedo ver a ese hombre en su camioneta

pasar de refilón

cada vez que mi bicicleta se tambalea 

y no quiero que me atrape de nuevo

porque ya es suficiente con este recuerdo viscoso

y con no contar con otro que haya durado tanto

 

y cuando mi bicicleta deja de tambalearse veo

la puerta de entrada de un tipo especial de edificio

de una mar del plata en los años ochenta

en donde se replica el color de la rambla

y un sillón demodé del color que imagino debía tener la rambla

en el año en que se conocieron mis padres

un color al que no me atrevería a llamar naranja y sin embargo

en el hall de cualquier edificio

de esta ciudad

pero en esos años

¿es ese el lugar ideal para mi corazón?

justo antes de entrar

mientras un caballito de mar

se ríe desde afuera

arrastrado por un mismo viento

y pregunto

¿empezó ahí y no pudo detenerse nunca?

 

aunque nunca no es más que hoy y ese viento

me lleva al único lugar de la ciudad que da ganas de sobrevolarla

-una calle empinada en la que descubrí

algo de mi familia

que sólo reconozco cuando lloro

una manera de torcer la boca hacia abajo o de apretar los molares más íntimos aunque también está en otras mujeres

-en elisabeth moss, por ejemplo

y en algunos batracios-

una calle empinada en la que discutimos

sobre el título de ese libro

me voy yo primera para que vos no me dejes nunca

 

y si cobro velocidad estoy

de vuelta en mi lugar de trabajo

alguien pregunta seño, ¿mar es una

preposición?

no

respondo

y debería

esa misma persona llamaba a las palabras como a perros

para reconocer sus sílabas tónicas

una vez construyó una cebra de papel y yo

la olvidé sobre mi escritorio

es el único corazón que rompí

 

y cuando pienso

que conozco esta ciudad de memoria

aparezco otra vez en un auto

y lamento

que vos al lado mío hayas sido la única

oportunidad de perderme

y digo

no existen treinta y seis maneras de mostrar

a un hombre que se sube a un caballo

sin embargo

existen

más de mil maneras de caer

y existen más de mil maneras de mostrar

a una mujer

bajar

 

y aun así prefiero estar sobre la tierra

y si la tierra se mueve debajo de mí

y la distancia repara la proximidad de los tiempos

y como dice Eliot

el tiempo siempre es tiempo

y el lugar

es siempre y sólo lugar

si además

el cuerpo no es más que el cuerpo

y para la ciudad no hay

después ni modo de sobrevolarla

y si además están los mil motivos por que el tiempo

nunca

será tuyo

entonces

voy a desensillar / amar

ciertas verdades

así no me destruyen

como que estoy volviendo a casa

y el tiempo es compartido por definición

y no llegué a escuchar lo que dijiste

pero sonaba a

hacer pis en la tierra

respetar la mirada perdida en el fuego del otro

el corazón de A que ya no late

el corazón corriendo de G

de su casa a la mía

cuando la derrumbaron

el corazón de M atada afuera en la clínica

mi corazón atado afuera

R dice los pies 

 

R dice los pies son

un corazón periférico

 

alguien te va a enseñar a pedalear sin manos

te va a decir sumá

con el pulgar

cada falange

del índice

+

el medio

+

el anular

+

da doce

x cada 1 de los dedos

de tu otra mano

= 60

y por cada segundo que pasa el corazón le late

alguien te va a decir

cruzá

las manos sobre el manubrio

 

no cruces 

museo del corazón del kamikaze

no es poesía es la palabra dicha en el momento justo

 

Fernanda Mugica (Mar del Plata, 1987). Es profesora en Letras por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Publicó Alberta(Honesta, 2014) y El núcleo duro (Goles Rosas, 2015). Colabora en la revista digital Otra Parte Semanal y en diversas publicaciones de Argentina y Latinoamérica.