ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Israel López Solano (León, 1986). Estudió Historia en la Universidad de Guanajuato. Prepara la tesis “Desollamiento humano entre los mexicas durante el Posclásico tardío (1200-1520 d. C.)”. Tiene una pequeña galería para fumadores. Actualmente trabaja en la edición del fanzine Ratas con pelo de hongo. Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.

 

YO QUERÍA LLAMARME EMILIO, COMO TÚ

 

Yo quería llamarme Emilio, como tú.

Lo repetía en el parvulario, todo el tiempo;

tanto que la maestra también se burlaba de mí.

 

A lo mejor por eso me enganché contigo.

 

Te quiere, Ricardo.

 

Posdata 

 

Cómo aprenden a mutilar los estudiantes de medicina, tú lo sabes porque lees mucho, 

y las personas que leen saben cosas, o eso dicen.  

¿Es una asignatura?

¿Mutilación 1, mutilación 2, mutilación 3?

¿Es una especialidad?

¿Practican con árboles?

¿A dónde llevan las extremidades, Emilio?

¿Las queman? 

¿Hay una especie de sadismo oculto ahí, legitimado?

 

Posdata 

 

Te recuerdo.  

 

Eres un tigre antropomorfo que se lame las zarpas en un escritorio enorme, a desnivel 

Tus visitas se detienen en un espejo circular a ras de suelo. 

Quieren actuar, dar las noticias, anunciar el clima .

Cuando apruebas bajas, las lames, y les vacías encima una jarra de leche. 

 

¿Llevas un registro fotográfico de cada proceso? 

 

El plano vertical lo heredaste de tu padre;

Él lo aprendió en el cine: los enfoques picados simbolizan poder.

 

Tu oficina está adornada, como tus botas y tu cinturón, con diseños acebrados. 

Hay un tigre en una jaula. 

Tiene, como tú, una piedra engarzada en el pecho. 

 

Posdata

 

Yo quería un ofició simple.

Siempre odié a mi padre y nunca me gustó la televisión. 

 

Herrero.

Carpintero. 

Taxista. 

Hojalatero.  

Arriero de bueyes. 

Pastor de cabras.  

Guardian nocturno en un zoológico, 

O en un acuario.

 

Tener un negocio pequeño, 

que me dejara moverme.

 Lo hubiera llamado: 

“el ojo silba” o “el ojo baila”,

 o “el ojo brinca”  o “el ojo dentado”, 

o “el ojo pinchado” o “el ojo pescado”,

 o “el ojo trinchado” o “el ojo peinado”.

 

El ojo, asociado al rojo u otro color no, Emilio.

Habría sido demasiado predecible.

 

¿Cuál habrías elegido tú?

¿Aún sales a correr?

 

¿En qué pensabas de niño? 

 

Yo quería ser cierto tipo de héroe. 

Veterinario. 

Acróbata. 

Bombero. 

Astronauta.

Pilotar aviones, submarinos.  

Detonar bombas, desactivarlas.   

Suturar heridas, lavarlas 

 

Profesor, quizá: inventar un trazo vinculando a  Faulkner y a Flaubert.

Ir al joven Heidegger, y al viejo; ir  a Gadamer. 

Aprender los mitos griegos, los nórdicos, los mesoamericanos.

Y explicarlos magistralmente durante mis clases.

 

No demores en responder.

Te extraña, Ricardo.

 

Posdata 

 

Por ocio hice el siguiente cálculo;

A la edad que tengo, he comido:

56 reces,

99 cerdos,

358 aves, 

497 peces. 

 

Una res pesa entre 700 y 1000 kilogramos.

Un cerdo entre 250 y 360 kilogramos. 

 

¿Tú, Emilio, cuántos animales has comido?

¿Cómo te gusta comerlos?

 

Tengo un cementerio entre el estómago y la boca. 

 

Estampidas en el hígado. 

 

Posdata 

 

Tengo un recuerdo. 

Estoy en secundaria en primer año y bebo un boing de guayaba.

Ella viene y me lleva a los bebederos.

Siempre fui a la escuela en la tarde y había un espacio oscuro ahí, entre los bebederos. 

Se abre la falda y me pide que meta la mano.

“No tengo nada debajo, dijo, me los quité para ti”

No sé por qué, pero la miré con desdén y me fui corriendo.

No me acuerdo de su nombre, sólo recuerdo que era muy blanca, pecosa, que a su hermano le apodaban el camarón,  que su cabello olía a shampoo frutal, y que sentí algo en los abductores.

 

Debí probar, meter la mano, Emilio.

Igual no me habrían dejado de gustar los muchachos.

 

¿Aún tocas una guitarra imaginaria cuando escuchas música? 

¿Te travistes para alguien en secreto, Emilio?

 

Yo me delineo los ojos. 

A veces me pinto los labios con lápices baratos.

Te reirías de verme. 

Me siento viejo, y aislado.

 

¿Recuerdas los boings, en su forma tridimensional?

Los pisabas y explotaban.  

 

Posdata 

 

Ensayé esta estructura:

 

Guardas en el pecho el sonido de montañas de acero chocando.

Guardas en el pecho el sonido de montañas de hielo chocando.

Guardas en el pecho el sonido de montañas de agua chocando.

Guardas en el pecho el sonido de edificios altísimos que se derrumban.  

Guardas en el pecho el sonido de árboles que se queman. 

Guardas en el pecho el sonido de toda la cristalería de Walmart, rompiéndose. 

Guardas en el pecho el sonido amplificado de la señal estática. 

 

¿Escondes algo ahí, entre los cojinetes, que lames?

¿Es una princesa cebra?

¿Qué tienes ahí, Emilio, tras el ombligo, 

hormigueros?

 

Tengo una historia, mira:

 

Mi padre fue a la guerrilla y por el estrés, supongo, volvió psicótico.

El punto es el siguiente:

uno de sus amigos me contó que él era el más afectado del escuadrón,

y que en los campamentos atacaba a todos con un lanzallamas invisible. 

Años después, en una reunión de veteranos, se turnaban para dar vueltas en una moto. 

Tu padre, dijo, contraía la nariz compulsivamente.

En su turno se fue en la moto y simplemente no regresó.

 

Luego supieron que viajaba con una compañía de telépatas. 

   

Mi padre murió de Epoc, Emilio.

Se asfixió en una mecedora.

 

Fumaba muchísimo 

 

¿Cómo murió el tuyo?

¿Te enseñaba Historia?

¿Qué soñaba Díaz Ordaz?

¿Qué soñaba Luis Echeverría?

¿Qué soñaba López Portillo?

¿Qué soñaba tu padre, Emilio, te contó?

 

¿Qué te parece más aterrador, Emilio?  

¿Un tiburón o un cocodrilo? 

¿Un tiburón o un cocodrilo? 

¿Un tiburón o un cocodrilo? 

 

Posdata 

 

Hice este collage para ti, 

lo titulé Ozymandias. 

Para que nadie te vea,

te cegué los ojos con estrellas marinas.

 

Parece que estás volando.

 

 

Te escribiré el viernes,

¿Puedo llamarte Jean?

 

PEZ DE HELIO

 

 

ÖÔ 

 

Tráeme un toro blanco de porcelana trotando su contorno difuso en la palma de tu mano
Tráeme Tráete a ti de regreso difuso o hecho toro vuelve 
No te olvides en el camino 

Sergio Loo 

 

Es este telar engarzado 

con ojos animales 

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Es un corte de pelo que odias 

y escondes con una boina 

 

Es planear de noche sobre Hong Kong 

en un pez espada aerostático; 

escuchar Alviverde, de Jun Miyake, 

y decir que sí con los hombros en cada compás 

 

Es un terreno baldío 

Es
apostar
la última moneda 

y perder 

 

Es
jugar
con pistolas de agua 

y fingir que mueres 

 

Es ponerle nombre 

a una 

bicicleta 

 

Es la alucinación de ֎֎֎ácido ֎֎֎ 

en que orinabas collares de perlas, 

vomitabas trozos de vidrio 

y lagrimeabas obsidiana líquida 

 

Es el niño con Asperger que se tallaba los ojos 

y lloraba porque otros niños le habían mojado 

las manos con vinagre 

 

Es la horda de osos polares enferma de migraña 

que se desbarrancó el domingo pasado, 

y el eco de los gruñidos rebotando 

entre las cavidades congeladas del barranco 

Es la terminal de autobuses 

y el mendicante que siempre está ahí 

y que tiene garfios donde tendrían que estar los brazos 

y que tiene prismas de madera 

donde tendrían que estar las piernas 

 

Es jugar un partido de fut contra androides 

en una isla volcánica 

y asumir la épica de un goleador famoso 

 

Es tu amigo transmutando a cactus 

porque un taxista que conducía demasiado ebrio 

lo arroyó y la enfermera que contrataron para que lo bañara 

y le limara las uñas; es la enfermera trenzándole el cabello ◊ 

 

Es el señor exhibicionista con estrabismo 

que vendía semillas garapiñadas 

y que se abría la bragueta para hacerse el dormido 

en la banqueta del jardín de niños 

 

Es fumar cigarrillos sin filtro en la azotea 

y pensar que puedes esconder el olor con pasta dental 

 

Es trepar un árbol caerte tener el brazo roto 

y decir que no te dolió 

Es el aroma de la crema corporal que usaba tu abuela 

 

Es encontrar una golondrina moribunda 

intentar curarla y descubrirla muerta 

 

Es el mirlo maduro que tienes atravesado en la garganta 

que aletea cuando hablas 

que gorjea cuando estornudas 

que silba cuando caminas 

 

Es la visión deꙮꙮꙮmezcalinaꙮꙮꙮ en la que a tu amiga le salían tentáculos fluorescentes 

de los oídos y de la probóscide fucsia que era su nariz, 

lo que te decía el eco de su voz, 

la piel de mi abdomen es traslucida, 

este es mi hígado y estos son mis intestinos, 

están palpitando, siéntelos, 

estimulan la tierra con su vibración, 

de mis intestinos nacen cabellos ondulantes, 

el pulpo se aloja aquí, en esta bolsa 

de vidrio rojo que es mi estómago, 

todos mis órganos son de cristal, 

si se estrellaran ¿qué harías? 

Mi ombligo es una pecera de endorfinas, 

si explotara en este momento te salpicaría de duraznos 

¿llorarías?  

te asustaste porque percibiste que el pulpo, coronado con astas de cérvido, 

te desprendía la piel del rostro con sus ventosas 

 

Es el concierto de Corcobado y Manta Ray al que fuiste cuando tenías dieciséis años, 

las canciones que tocaron y te gustaban 

coches de choque bahía eléctrica canción de amor de mar caballitos de anís orquesta de perros mueve el vientre nieve roja susurro labios repletos de púas la navaja automática de tu voz dame un beso de cianuro; en el concierto sólo había quince personas 

Es este tríptico engarzado con cabezas de pulpos y pastillas 

∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω 

Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω

∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆

Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω

Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆  Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω  ∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω∆Ω 

 

Vimos en Neptuno una tormenta de diamantes 

 

Mi nombre es Falcon, mi raíz es un géiser del desierto, soy un perro multicolor, como Grafógrafxman. Tengo un caballo de plástico, se llama Ártax. A veces lo monto y voy a vadear los ríos. Me gusta vadear, aunque mi caballo está enfermo; se puso así porque se cayó en un pantano. Tengo también un comerrocas gigante de baterías recargables; lo paseo en su bicicleta, que también es de rocas. Conocí a Reynaldo aquí, en Villa de Santiago, antes de que se fuera a Nueva York. La última vez que nos vimos me dio un regalo, supongo que él ya sabía que se iba. Dijo: “Este palacio es tuyo. Tiene nombre y sonido y en su consistencia hay un millar de medusas sacudiéndose. Si lo quieres, podría obsequiártelo. ¿Te gustaría percibirlo?”. Asentí, y Reynaldo se quitó la máscara piel que era su rostro. Por dentro, como yo sospechaba, era un animal mutante; (((((las blanquísimas mofetas))))), resonó en el conjunto de palmeras que nos rodeaban. Como en su aspecto mutante no tenía boca o no tenía una boca que yo pudiera apreciar con mi cerebro de perro, agitaba las antenas. Sus antenas azules eran, como su mutación ofidia, hermosas. Intuyo que sus antenas emitían la radiación morfofonética ((((las blanquísimas mofetas)))). Luego de varias emisiones, Reynaldo se fue volando. En el obsequio había una nota y una ecuación: “Querido Fújur, esta es la textura/superficie de mi lengua. Debajo encontrarás el esbozo de un tejido en el que he estado trabajando. Aún no lo sabes, pero ese tejido/manto te cubrirá de calor cuando sientas frío. [[[[[ϦօἻἳ ʅϹ†Ϧ⁕Ϯ ȴѢʅἱʅϮ] [ϦօἻἳ ʅϹ†Ϧ⁕Ϯ ȴѢʅἱʅϮ[ϦօἻἳ ʅϹ†Ϧ⁕Ϯ ȴѢʅἱʅϮ]]* [ϦօἻἳ ʅϹ†Ϧ⁕Ϯ ȴѢʅἱʅϮ]* [ϦօἻἳ ʅϹ†Ϧ⁕Ϯ ȴѢʅἱʅϮ[ϦօἻἳ ʅϹ†Ϧ⁕Ϯ ȴѢʅἱʅϮ]]]]]]]] Llega tu madre y te corta las manos. Y te pregunta: ¿Quién arrancó la mata de corojos? Él —responden los alacranes que no cantan— saliendo de una piedra rojiza […] Todo está rojizo. Pero no es de día ni de noche y por la ventana ves el arenal agazapándose hasta unirse con el cielo. Allá, al final, ha nacido una mata de manos. Eternamente contigo, Reinaldo Arenas”.