ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Jorge Panohaya (Puebla, 1998). Es egresado de la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica de la BUAP. Textos suyos fueron publicados en Marabunta y Tintero Blanco. Es integrante del taller de narrativa de Grafógrafxs.

 

ESTADO DE EMERGENCIA

 

Trabajo en un call center.

(Hola, muy buen día, ¿me permite brindarle una muy breve información?)

No. Escribo mientras finjo que trabajo en un call center porque no hay nada más que hacer ni mucho por decir.

(¿Cuál información?)

La vida es muy corta para poder atender mi llamada.

¿Cómo construir un texto con fragmentos de otras ideas?

(¿Quién te dio mis datos?)

¿Cómo escribir sobre el dolor a través de otras voces, de otras mentes y con el tiempo tan reducido, el que existe entre una llamada en un call center?

En ese caso debería hablar de la fugacidad. Pero es un espacio muy común. Este texto no será el cementerio de esa idea.

(No, no se lo permito.)

Antes creía que al escribir nacía algo: una historia, un personaje, una idea, una revolución. Me doy cuenta de que todo muere, que las palabras sólo son las lápidas del significado; los libros, el cementerio desértico.

Trabajo en un call center donde las palabras nacen muertas. Los mensajes son rápidos y efectivos, pero sin significado. Consecuencia de sonidos y tipografías.

(Muy buen día. ¿Tengo el gusto con…? Le marcamos de… ¿Me permite brindarle una breve información?)

La instrumentalización del lenguaje. En ambos lugares (el texto y el call center) las ideas mueren. En uno se conservan como los cuerpos bañados en formol y en otro se pudren desde el nacimiento. Carroña para polillas acostumbradas a devorar palabras.

(Declinado, declinado, declinado, declinado.)

Y para no morir como el lenguaje decidí inventar algo.

Te extrañaré, es raro enunciarlo porque no compartimos muchas cosas, sin embargo, en las pocas que llegamos a coincidir dejaste tu presencia impregnada hasta en el más mínimo detalle. Yo soy ese mínimo detalle.

(El número me aparece como fraudulento.)

No. Yo soy el conjunto de mínimos detalles.

La verdad es que esto es sólo un pretexto para escapar de la ilusión de libertad que me proporciona una pequeña ventana en el comedor del call center. No, es un pretexto para explicar cómo me fui aferrando a ti desde la distancia.

(Marcación rápida. El número que marcó es incorrecto, por favor vuelva a marcar.)  

Todo es sólo un pretexto para explicar por qué me duele tanto que te vayas.

(No se encuentra. ¿Gusta dejarle un recado?)  

Todo es melancolía en estado de madurez. Tiempo para la cosecha.

Me doy cuenta de que no sólo eres tú, sino una gran cantidad de cosas que hasta ahora no había interiorizado porque me dejé cegar por la fantasía de la comodidad.

(Buen día, bueno bueno. Hola, buenas tardes. Bueno bueno.)

No hacer nada.

(Eviten las frases negativas con el cliente.)

Como una forma de sentirme cerca de todo ese mundo que en su momento fue el más feliz en donde estuve, me uní a todos tus proyectos; una forma para encadenarme a ti, sentirme parte de tu sombra.

(181 llamadas al día por 25 ejecutivos: un total de 4 525 discursos en producción mecanizada.)

Pero hoy ese lugar ya no es cómodo porque tú estás creciendo de una forma incontrolable. Yo también quiero hacerlo.

(Somos discurso en producción instantánea. Muy buen día, ¿tengo el gusto con...?)

Hay un dolor más grande que la costumbre de todos los días.

(Rellamado)

Te fuiste y se siente como si nunca más nos volviéramos a ver. Será mi condena.

(¿Está interesado en realizar su trámite?)

Esto se quedará aquí, enterrado en un lugar que ni yo encontraré en unos años.

(Número bloqueado.)

Me hubiera encantado salir contigo.

(No sirve de nada que le des toda la información si dejaste que colgara.)

He sufrido tanto por todo lo que me has contado. Pocas palabras. ¿Qué tan efectivas son cuando estas se crean en un espacio de interferencia? ¿Qué posibilidades tiene el amor en el discurso automatizado? Tú siempre has creído que amar nunca sobra, hace falta.

Siempre tan digno de admiración, tan digno de amor.

Gracias por darme la posibilidad y la potencia del cambio.

            Ruta de evacuación.

            Estado de emergencia.

Quisiera tener eso, la posibilidad de irme, pero aún tengo cadenas muy fuertes que no me permiten avanzar.

(Chicos, ya pueden ponerse en break; tienen quince minutos.)

Yo no me quiero pudrir y olvidar en esta ciudad. Aquí ya no se puede ser feliz.

(Declinado, declinado, declinado, declinado.)

Me encantaría contarte todo lo que he aprendido por mi cuenta desde que te fuiste. He investigado sobre las polillas porque desde que ya no estás las veo en todos lados. No dan miedo como alguna vez creímos. Ellas siempre avanzan hacia la luz. No les importa que el fuego las destruya.

¿Cómo puedo avanzar hacia ti?

(Ya pueden dejar de marcarme, no estoy interesado.)

Oruga/pupa/crisálida/polilla.

Aprendí que devoran las palabras y que sólo vuelan a la luz.

Aprendí que devoran todo a su paso.

Aprendí que devoran.

(¿Por qué chingados no entienden? Ya les dije que dejen de marcar, no me interesa.)

La oruga entra en un proceso de metamorfosis muy doloroso, pero necesario para sobrevivir. No somos muy distintos. Me gusta estar bajo presión, sentirla hasta que se haga costumbre.

¿Cuánto dolor se debe soportar para cambiar?

¿Cuándo estaré listo para el cambio?

(Ya me sé la pinche información, no vuelvas a marcar.)

Pero el dolor no existe. La presión se convirtió en una forma muy cómoda para evadir el dolor, una ruta de evacuación para el cambio.

Con este pensamiento pasaron seis años de caminar entre los vivos, pero con un deseo mortuorio por dentro. Yo temí avanzar hacia el fuego para ser libre.

Seis años.

(Muy buen día. ¿Tengo el gusto con…? Le marcamos de… ¿Me permite brindarle una breve información?)

Ordenamos el silencio. Luego nos fuimos.

Es necesario un lugar para escribir y por eso lo hago aquí, en un espacio que me pertenezca. Nada es mío, por eso comencé a escribir, para que ya no estuviera tan silencioso aquí adentro.

No tengo mucho tiempo para hacerlo. Hay mucho eco. Así siempre han sido mis pensamientos: fragmentados, dispersos y esporádicos. El silencio muere y nace. Pequeños suspiros. Para crear... algo.

(Muy buen día. ¿Tengo el gusto con…? Le marcamos de… ¿Me permite brindarle una breve información?)

Una carpeta con textos sin nombre en el escritorio de una computadora.

Las polillas siempre avanzan al fuego. El fuego es el relato. El relato ha muerto.

Las polillas devoran y un grupo especial de ellas, el lenguaje.