ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Las lecciones del polvo[*]

Mariño González

 

 

Yo fui una escritora fantasma.

La pandemia y la cuarentena obligada arruinaron las vidas de millones de personas, pero a mí me salvaron del desahucio. Luego de meses desempleada, junto con el virus de moda comenzaron a llegar las propuestas de trabajo. La gente, de pronto, quería publicar. En apenas dos semanas mi bandeja de correo estaba llena de contratos para escribir textos que, más tarde, firmarían otras personas.

Mi especialidad era la ficción, pero cada tanto redactaba, también, artículos científicos o políticos, para lo que solía prepararme, con mucha seriedad, mientras deambulaba descalza por mi pequeño departamento y fingía ser las personas para quienes escribía. ¿Mis clientes? De todas las edades, profesiones y géneros. Poetas y deportistas; cantantes y funcionarios. Muchos etcéteras y, en buena parte, ancianos que presentían su último aliento y querían compartir sus vidas en forma de libro. Algunos de mis trabajos consiguieron premios y jugosas becas para mis contratantes. Mi fama de excelente pluma y persona discreta comenzó a crecer.

Al año de pandemia había escrito ya dos novelas para un ganador del Nobel; un ensayo humorístico sobre el bosón de Higgs para la revista Science; trece tesis en diversas áreas del conocimiento; cuatro relatos eróticos y siete volúmenes de ciencia ficción, además de numerosas reseñas y opiniones musicales, gastronómicas y políticas. Mi cuenta de banco engrosó, pero también mi soledad.

Un año y medio después todo se transformó en vacío. No por el trabajo, que aún caía a borbotones, sino porque las páginas en blanco me succionaron la fuerza vital. Si antes la única motivación para mi escritura fue el dinero, ahora buscaba en ella alguna sutileza espiritual que me permitiera anclar mi alma literaria en este mundo enfermo. Es decir, mi alma enferma en este mundo literario.

Arrebatada por un impulso místico, desatado por una sobredosis de café, un buen día tomé el auto y conduje fuera de la ciudad hasta llegar a una gran laguna —seca desde hacía por lo menos cuarenta años—, en la que habitaba el fantasma de un famoso escritor, atrapado en este plano como castigo por no revelar, nunca, su verdadero lugar de nacimiento.

En pos de la iluminación, atravesé una cerca y conduje directo al centro de aquel espejismo de arena y sol, donde el fantasma escritor levitaba cruzado de piernas. Con la mano izquierda sostenía una vieja cámara fotográfica, mientras con la derecha escribía sobre gruesos cuadernos que, al llegar a la última página, se convertían en polvo. Bajé del auto y caminé hacia él.

—¿Qué hay más allá de la escritura? —pregunté.

—Sólo montones de tierra.

—¿Qué mueve a la literatura? —insistí.

—La fecha límite —sentenció.

—Todos me leen, pero nadie sabe quién soy —lloriqueé.

—Todos somos fantasmas y todas las historias son nuestra historia —respondió él, repentinamente frente a mí, mientras hacía el gesto de colocar sus manos vaporosas sobre mis hombros.

Una ola de calor atravesó mi cuerpo y furiosas llamas lo envolvieron todo: al fantasma y a mí, al auto y a la gran laguna seca, que sollozaba en tolvaneras. Cerré los ojos, aterrorizada, y cuando los abrí estaba en mi departamento, con la ropa enterregada y la cámara fotográfica del viejo fantasma en las manos. Con la súbita certeza de que todos los fantasmas son unos embusteros, especialmente los que escriben, me dirigí hacia la computadora para poner el punto final a este relato, el último que alguien más firmará por mí.

Ahora soy fotógrafa.

 

Mariño González (Guadalajara, 1977). Es periodista, dibujante y escritor. Fue reportero y editor de las secciones culturales de los periódicos Siglo 21 y Público y ha sido colaborador de diversas publicaciones, como Mondo Cane, Replicante y Luvina. Es autor de Fútbol (una novela punk) (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2010) y de las colecciones de relatos Vietnam (Arlequín, 2005, 2011 y 2021) y Pésimas personas (Arlequín, 2014). Vocalista en Los Magones y guitarra en La Otra Banda Canceló.

 

 

[*] Este cuento forma parte del libro colectivo Paisajes del aislamiento (Editorial Universidad de Guadalajara, 2021).