ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Libros y lecturas de Atahualpa Espinosa

 

 

1. ¿Qué representa para ti un libro?

Un objeto. O algo que lo fue y ahora es un conjunto de bits legibles. Un texto que alguien (quien lo escribió o quien lo editó) pensó para ser finito.

 

2. ¿Qué autores jugaron un papel fundamental en el desarrollo de tu vocación?

De los primeros que recuerdo haber leído y que me transmitieron las ganas de escribir fueron Kafka, Beckett y Faulkner. Luego, El libro vacío, de Josefina Vicens, se volvió una referencia oblicua: no pensé jamás en copiar su esquema, sino que me enseñó a permitirme escribir lo que no estaba pensado como texto en sentido estricto. Eso mismo me sucedió, más tarde, con El libro de la almohada, de Sei Shōnagon.

 

3. ¿Qué te han regalado los libros?

Tiempo y espacio interiores. El tiempo transcurrido al leer es más amplio que el medido por los relojes; la habitación interior también crece. Más vida, si se suman las dos cosas.

 

4. ¿Cómo te fuiste introduciendo en el mundo de la lectura?

No recuerdo cuándo empecé a leer por gusto. Seguramente fue por imitación: tomaba los libros que había en mi casa y los hojeaba hasta extraerles, o creer que les extraía, algo. El insomnio que he tenido desde los cinco años de edad tuvo mucho que ver (despertaba de madrugada y no había mucho más para pasar el tiempo). También la sección infantil de la biblioteca Francisco J. Múgica, de Morelia, jugó su parte.

 

5. ¿Qué libro que leíste en tu infancia sigue rondando en tu cabeza?

No sé si seguía siendo niño cuando lo leí, pero La vida inútil de Pito Pérez, de José Rubén Romero, fue tal vez la primera novela que me conmovió profundamente.

 

6. ¿Realizas lecturas unitarias de autores —para captar su espíritu— o lees una novela de uno y otra de otro?

Soy un lector indisciplinado, aunque a veces llego a leer varios libros de un autor en un mismo año. Casi nunca leo dos de la misma persona de forma continua, igual que evito comer dos veces seguidas un platillo.

 

7. ¿Qué libros están presentes en los tuyos?

No tengo idea. Sé cuáles quisiera que estuvieran, aunque estoy seguro de que nadie encontraría rastros suyos: Samuel Beckett, James Graham Ballard, algunos de los uruguayos locos (Mario Levrero o Felipe Polleri), los collages de Chris Kraus, los delirios de Gérard de Nerval. Hace no mucho leí El verano que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Tibuleac, y deseé ser capaz de escribir algo que pudiera ir, con esa flexibilidad, de la crueldad sardónica a la compasión, sin fronteras claras entre ambas cosas.

 

8. ¿Qué libros has releído?

Varios, no estoy seguro de recordarlos todos. Aquel que mencioné de José Rubén Romero es tal vez uno de los que más veces he leído. De niño, leí compulsivamente una edición abreviada de La odisea, de Homero.

 

9. ¿De cuántos libros está compuesta tu biblioteca y qué podemos encontrar en ella?

No sé cuántos libros hay en mi (nuestra) casa. Están un poco desparramados y no hemos sido capaces siquiera de darles una clasificación razonable para acomodarlos. Hay muchos libros escritos por amigues y una sección con casi todo lo que sacó Tierra Adentro entre 2007 y 2008 (teníamos acceso a ellos). Pero forman una parte muy pequeña del total. El resto es demasiado variado, creo, como para caracterizarse brevemente. Hay pocos libros de arte, eso sí.

 

10. ¿Cuál es el libro que te ha impresionado más y por qué?

Sería imposible elegir uno solo, pero creo que pocas veces me ha sacudido tanto un libro como La novela de Genji, de Murasaki Shikibu. También Guerra y guerra, de László Krasznahorkai, me regaló momentos fuertes. No diría que el Quijote en general, aunque sí el momento del segundo volumen en el que le realizan un montaje para simular la materialización de la fantasía de su celebridad como caballero (muy vigente, ahora que están tan de moda las hipersticiones). Del lado de la teoría, tendría que ser La institución imaginaria de la sociedad, de CorneliusCastoriadis, y Calibán y la bruja, de Silvia Federici.

 

11. ¿Qué significa para ti publicar un libro?

Tener la creencia delirante de que pueden decirse cosas terminadas y que estas deben ser leídas por personas que no tienen relación directa con quien las escribió.

 

12. ¿Con qué autores te nutres actualmente?

No encuentro un hilo que una a los libros/autorxs que he leído recientemente. Entre los que me han gustado estos últimos meses se encuentran Las malas, de Camila Sosa; Políticas de la enemistad, de Achille Mbembe; El ojo desnudo, de Yoko Tawada; Ecología oscura, de Timothy Morton; Los diarios del agua, de Roger Deakin, y La huella de los días, de Leslie Jamison.

 

13. ¿Qué tipo de libros te producen antipatía?

Me molestan particularmente los libros escritos con el fin principal de colocar al yo autoral como portador de una voz sufriente y virtuosa (en el sentido moral, no del talento). También me irrita caer en la trampa de leer libros recientes que han sido muy elogiados en redes sociales y que a veces resultan ser pésimos (en este caso debería molestarme más con quienes los recomiendan, pero por alguna razón me encuentro más ofendido con el libro en sí). Estas dos categorías se traslapan con demasiada (insoportable) frecuencia.

 

Atahualpa Espinosa (Zamora, México, 1980). Es autor de los libros de relatos Violeta intermitente (2002) y El centro de un círculo imaginario (Tierra Adentro, 2007). Ha publicado relatos y columnas en diversas revistas, como Tierra Adentro, Vice México y Punto de Partida.