1. ¿Qué representa para ti un libro?

Es un espacio de encuentro con personas, ideas y perspectivas de personas, animales, álienes, monstruos, plantas, cosas conocidas y desconocidas de todas las épocas, nacionalidades, culturas y costumbres. Me lleva a viajar a lugares desconocidos, fuera de la tierra, a otros planetas, dimensiones, galaxias, al fondo del mar o al centro de la tierra, a las raíces de los árboles. Los libros son universos que me hacen contemplarlos en silencio.

 

2. ¿Qué autores jugaron un papel fundamental en el desarrollo de tu vocación?

Más que autores, fue el ejemplo. Cuando era niña, observaba a mis padres leer libros y revistas al terminar el día. Leían el periódico dominical mientras yo coloreaba. Cada noche me leían: papá, un cuento al finalizar la cena; mamá, un cuento para dormir. No pensaba en autores. Imaginaba con las historias y con las ilustraciones de los libros. Seguía los labios de mamá pronunciando cada palabra del cuento.

Después la maestra de español de secundaria me indujo a leer a Agatha Christie y a Taylor Caldwell. Nos enseñó a sacar la métrica en el libro Rimas, leyendas y narraciones, de Gustavo Adolfo Bécquer. Leímos, entre otros títulos, el Cantar del Mio Cid; Fuenteovejuna, de Félix Lope de Vega; El viejo y el mar, de Ernest Hemingway; Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez; La Celestina, de Fernando de Rojas; La metamorfosis, de Franz Kafka, Fui soldado de levita de esos de caballería, de Francisco Urquizo, y Los de abajo, de Mariano Azuela. Me identifiqué muchísimo con la narrativa de Kafka, Azuela y Urquizo.

 

3. ¿Qué te han regalado los libros?

Universos, posibilidades, refugios, puntos de vista, flores deshidratadas, amigos. También silencio, introspección e invisibilidad.

 

4. ¿Cómo te fuiste introduciendo en el mundo de la lectura?

Primero leía textos cortos que llamaran mi atención. Luego empecé a leer los libros que me recomendaban mis padres o maestros. Más tarde se me fue afinando el gusto por ciertos temas o géneros. Tenía dificultades para mantenerme constante en la lectura de novelas; en cambio podía durar horas concentrada en un cuento o en un libro de poemas. Esa partecita intrincada de las palabras me parecía y me sigue pareciendo un misterio. También buscaba libros sobre el cuerpo humano. Las ediciones de National Geographic sin duda eran de mis lecturas predilectas. De vez en vez leía también MDS, una revista médica que llegaba cada mes a la casa. Contenía una sección de arte, una de nuevos medicamentos, pero mi preferida era la sección en la que se abordaba la forma en que varios médicos resolvían el caso de algún paciente.

 

5. ¿Qué libro que leíste en tu infancia sigue rondando en tu cabeza?

El cuento Piel de asno, de Charles Perrault, y Platero y yo.

 

6. ¿Realizas lecturas unitarias de autores –para captar su espíritu— o lees una novela de uno y otra de otro?

Generalmente leo a varios autores. Pocos me han llevado a intentar desentrañar su proceso de escritura y a leerlos no sólo a ellos sino a sus influencias: Marguerite Yourcenar, Marcel Schwob, Anne Carson y Luis Alberto Arellano.

 

7. ¿Qué libros están presentes en los tuyos?

No sabría identificarlos.

 

8. ¿Qué libros has releído?

Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar; El libro de Monelle, La cruzada de los niños y Vidas imaginarias, de Marcel Schwob; El llano en Llamas, de Juan Rulfo; Mi patria era una semilla de manzana, de Herta Müller, y La metamorfosis, de Franz Kafka, entre otros.

 

9. ¿De cuántos libros está compuesta tu biblioteca y qué podemos encontrar en ella?

Tengo una biblioteca virtual y otra impresa. La impresa incluye 423 libros de literatura, principalmente poesía, cuento y novela, así como 100 libros de administración, negocios, finanzas, economía internacional, corte y confección, bordado y fotografía.

 

10. ¿Cuál es el libro que te ha impresionado más y por qué?

Es difícil elegir uno. El primero que se me viene a la mente es Ma, de Ida Börjel, por sus pliegues y textura en el lenguaje, por la forma en la que aborda la palabra —que a veces me remite a Nox de Carson—: uno no sabe qué es, pero tiene la certeza de que algo está ocurriendo bajo las palabras y nos mira con el rabillo del ojo. El tema —la maternidad— es uno de mis temas recurrentes. El libro es como un muestrario. Cada poema es una muestra de cómo escribir poesía utilizando diferentes elementos y andamiajes. Me impresionó un poco también la extrañeza sutil que tiene el libro y la manera de referirse a la madre: “expande el universo, sé el pilar del mundo”. Asimismo, el acomodo y nombre de los capítulos: simples. El libro también me sedujo por su diseño minimalista —me identifico totalmente—, en blanco y negro, la sobriedad:  “la manera en que la lluvia gota a gota disuelve el color blanco”. Es un libro por el que surgen varios temas: el lenguaje mismo, la palabra, la maternidad sublimada contrastada con la maternidad real, el acomodo particular de los poemas hacia la derecha, las letras como título de cada capítulo. Ma: la manera en la que mi hijo Constela me llama.

 

11. ¿Qué significa para ti publicar un libro?

Más que publicar, encuentro descanso en la terminación de un libro, se publique o no. El cierre en sí del proceso de escritura, que implica la indagación, el descubrimiento y el pulimento de la palabra, me parece poderoso. No te permite ser el mismo.

 

12. ¿Con qué autores te nutres actualmente?

Lyn Hejinian, Lydia Davis, Anne Carson, Ida Börjel, Marosa di Giorgio y Ámbar Past.

 

13. ¿Qué tipo de libros te producen antipatía?

Libros que son sólo recipientes de palabras y que no dicen nada, libros vacíos de significado.

 

Elena Gómez (Ciudad de México, 1970). En 2017 ganó el primer lugar de cuento infantil en el concurso del Estado de Coahuila-Fundación PAPE, con Zapalinamé. Fue becaria del PECDA en 2018 con el proyecto “Mascotas [generación X]”. Ha publicado en Replicante, Blog del Seminario Amparán, Asociación Canadiense de Hispanistas, Carruaje de Pájaros y en Acequias. Forma parte del taller de poesía de la revista Grafógrafxs.