ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Dos poemas

Leonardo Gandolfi

 

 

Robinson Crusoe y sus amigos

 

Mi abuela
trabaja en la casa
de una de las hermanas
de Clarice Lispector

 

Mi madre
aún joven
frecuenta el lugar
y como adora los libros
es convidada
por Clarice a cuidar
de su biblioteca
una vez por semana

 

Después que mi madre
limpia los libros
con una franela
y coloca todo en orden
en el estante
Clarice le entrega
con el puño cerrado
algunos billetes y dice

 

aquí está, Rita, para tus chucherías

 

* * *

 

Al cumplir
50 años
mi madre
descubrió en su cabeza
el aneurisma
que la sacaría de escena

 

En esos días
husmeando en sus cosas
descubrí el sello
que ella usaba en el trabajo
para firmar
informes y memorandos

 

Cerca de perderla
usé el sello
para colocar su nombre
en la portada
de los libros que le leía
durante el coma 

 

Después de años
mudándome
de casas y ciudades
perdí el sello
y los libros que marqué
con su nombre
con excepción del viejo ejemplar
de Robinson Crusoe
que aún guardo conmigo

 

* * * 

 

Entre las cosas
que mi madre dejó
está una serie de hojas secas
que ella recogía
de jardines y parques
cuando viajaba

 

En cada una de las hojas
están anotados
con tinta azul de pluma
lugar y día
en que fueron recogidas

 

Sin saber muy bien
qué hacer
con esa colección
hice lo mismo que mi madre
y guardé una a una
las hojas secas
entre las páginas
de los libros en el estante

 

Sobraron pocas
pero incluso así
acabo no recordando
dónde cada una está

 

Por eso a veces
me toma de sorpresa
cuando al abrir un libro
encuentro hojas secas
con la letra de ella

 

* * *

 

Con lo que sobra
del naufragio
Robinson Crusoe
monta una colección
de objetos indispensables
como pólvora
ron y la pipa
que enciende ahora
mientras espera
a su fiel escudero
Viernes 

 

De mi parte
anotar todas las veces
en que la palabra
superfluo
aparece en los libros
de Clarice
es hacer un inventario

 

* * * 

 

Estoy hace algún tiempo
intentando escribir
estas memorias

 

Hasta que
la madrugada pasada
al arrullar a Rosa
mi hija
las piezas sueltas
amenazaron con juntarse

 

No recuerdo quién
pero alguien dice
que de noche
todos los poemas son ceniza

 

No todos
tanto que llegó la hora
de dedicar este
a Rosa

 

Si estoy aquí
es sólo para esperar
la próxima vez
en que vas a llorar
la próxima vez
que vas a sonreír

 

Mientras que ni una cosa
ni otra sucede
presto atención
a los menores detalles
mi mano
junto a la tuya

 

* * * 

 

Al limpiar
y ordenar los libros
en el estante
mi madre
enciende uno o dos cigarros
ya Clarice
nunca apaga los de ella 

 

Sabes, Rita
no hay nada
que me haga renunciar
a mis cigarros

 

Sabes, Rita
me gusta fumar
hasta en las comidas

 

Sabes, Rita
ahora estoy practicando
fumar y dormir
al mismo tiempo
—decía esto riendo—
no es fumar mientras se espera
que el sueño llegue
pero sí fumar y dormir
de una sola vez
aunque para eso
entre en combustión 

 

 

Decir

 

con Baudrillard 

 

Dicen
después de la más bella canción
después del más vasto desierto
aquí comienza el resto de la vida

 

En realidad
otra cosa sucede
otra bella canción
otro vasto desierto
y el resto de la vida es la vida otra vez 

 

Traducción de Sergio Ernesto Ríos

 

Leonardo Gandoilfi (Río de Janeiro, 1981). Es profesor de Literatura Portuguesa en la Universidade Federal de São Paulo. Publicó No entanto d’agua (7 letras, 2006), A morte de Tony Bennett (Lumme Editor, 2010), Escala Richter (7 letras, 2015) y Robinson Crusoé e seus amigos (Editora 34, 2021).