Foucault (o el desorden del discurso)
Luis Fernando Rangel
1
Más que tomar la palabra,
habría preferido verme envuelto por ella
y transportado más allá de todo posible inicio.
Me habría gustado darme cuenta
de que en el momento de ponerme a hablar
ya me precedía una voz
sin nombre
desde hacía mucho tiempo:
me habría bastado encadenar,
proseguir la frase, introducirme
sin ser advertido en sus intersticios,
como si ella me hubiera hecho señas
quedándose, un momento, interrumpida.
No habría habido, por tanto, inicio
y en lugar de ser aquel de quien procede el discurso,
yo sería más bien una pequeña laguna
en el azar de su desarrollo,
el punto de su posible
desaparición.
2
He aquí la hipótesis.
Supongo que en toda sociedad
la producción del discurso está controlada,
seleccionada y redistribuida por cierto número
de procedimientos que conjuran sus poderes y peligros,
dominan el acontecimiento aleatorio y esquivan
su pesada y temible materialidad.
En una sociedad como la nuestra
son conocidos los procedimientos
de exclusión:
el más evidente,
y el más familiar también,
es lo prohibido.
Uno sabe que no tiene derecho a decirlo todo:
que no se puede hablar
en cualquier circunstancia;
que cualquiera, en fin,
no puede hablar de cualquier cosa.
Tabú del objeto,
ritual de la circunstancia,
derecho exclusivo del sujeto que habla:
he ahí el juego de tres tipos de prohibiciones
que se cruzan,
se refuerzan
o se compensan,
formando una compleja malla
que no cesa de modificarse.
Resaltaré que en nuestros días
las regiones en las que la malla está más apretada,
allí donde se multiplican las casillas negras,
son las regiones de la sexualidad y la política.
La sexualidad no se desarma
y la política no se pacifica.
Por más que en apariencia
el discurso sea poca cosa,
las prohibiciones que recaen
sobre él
revelan muy pronto
su vinculación
con el deseo
y el poder.
Y esto no tiene nada de extraño.
El discurso no es simplemente
lo que manifiesta o encubre el deseo:
es también el objeto del deseo.
El discurso no es
simplemente aquello
que traduce las luchas
o los sistemas de dominación,
sino el medio por el cual se lucha,
aquel poder del que quiere uno adueñarse.
Existe en nuestra sociedad
otro principio de exclusión:
no se trata ya de una prohibición
sino de una separación y un rechazo.
Pienso en la oposición entre razón y locura.
Desde la Edad Media,
el loco es aquel cuyo discurso
no puede circular como el de los otros:
llega a suceder que su palabra es considerada
nula y sin valor, que no contiene ni verdad ni importancia,
que no puede testimoniar ante la justicia,
no puede autentificar una partida
o un contrato.
Ni siquiera, en el sacrificio de la misa,
permite la transubstanciación
y hacer del pan un cuerpo.
En cambio,
se le confieren extraños poderes,
como el de enunciar una verdad oculta,
predecir el porvenir, ver en su plena ingenuidad
lo que la sabiduría de los otros no percibe.
3
Ahora comprendo mejor
por qué experimentaba tanta dificultad
al comenzar antes.
Sé bien cuál era la voz que habría querido
que me precediera, que me llevara, que me invitara
a hablar y que se introdujera en mi propio discurso.
Sé lo que había de temible al tomar la palabra.
Nota
Este poema-exploración nace a partir de la intervención de El orden del discurso, de Foucault, como una búsqueda de un lenguaje alejado del tradicional lenguaje literario, es decir, buscar entre las palabras técnicas del lenguaje teórico las posibilidades de encontrar al poema asomándose a cada instante.
Luis Fernando Rangel (Chihuahua, 1995). Poeta, narrador y editor. Es licenciado en Letras Españolas por la UACH. Autor de Corridos de caballos (Medusa, 2021; IV Premio Nacional de Poesía “Germán List Arzubide”) y Dibujar el fin del mundo (Editores UACH; Premio Estatal de Poesía Joven “Rogelio Treviño” 2017), entre otros. Su obra ha merecido los reconocimientos de los Juegos Florales de Lagos de Moreno 2021 en la categoría de cuento y el segundo lugar del Premio Nacional de Relato “Sergio Pitol” 2017. Textos suyos aparecen en revistas de México, Colombia y Estados Unidos, como Tierra Adentro, Punto de Partida, Punto en Línea, Rio Grande Review, Nueva York Poetry Review, Visitas al Patio, Cuadernos Fronterizos y LIJIBERO, así como en diversas antologías. Es director de la revista Fósforo. Literatura en Breve y director editorial de Sangre Ediciones. Actualmente conduce el programa radiofónico “El Pensador” en Radio Universidad de la UACH y forma parte del taller de poesía de Grafógrafxs.