ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Un poema lumpenburgués

Nadia Escalante Andrade

 

 

Me invitó un sándwich de verduras

con mozzarella y mayonesa, y envuelto

en una servilleta de papel reciclado.

Tumbadas en la hamaca,

me contaba que la habían despedido:

era community manager

de un centro budista.

“Creo que hice las cosas a su tiempo,

con cuidado; me gustaba.

Pero el director pidió

que le escribiera un discurso

y lo armé con esas fórmulas que usan:

‘La felicidad no es algo que sucede

a tu alrededor. Pasa dentro de ti’,

‘Sólo el amor disipa el odio’,

‘Somos lo que pensamos’.

Si me preguntas, eso fue lo que aprendí,

pero él sentenció:

‘Es una cadena de memes

unidos entre sí por tu ignorancia’.

Respondí:

‘Cuando las palabras del otro

producen ira y agresión

es porque reflejamos en ellas

nuestra propia oscuridad’,

leí eso en algún sitio.

Me ordenaron que me fuera al otro día”.

Lila es pelirroja y sonriente,

hoyuelos en las mejillas.

Dijo también que todo

nos queda cerca, y que no

me preocupara

por no haber viajado tanto.

“¿Sabes que en dieciocho horas

llegas a Punta del Este,

haciendo escala en Santiago?

¿Y en cinco horas,

a San Francisco, California?

Si lo piensas, es fácil en el tiempo y el espacio”.

Lila huele siempre a jabón,

de esos orgánicos que usa,

sobre todo a cítricos y verbena.

“Oye, Lila, ¿y si pido tu trabajo?

Necesito pagar deudas y karma,

puedo vender mi ingenio

a esos budistas. Me iluminaré

cada vez que necesiten un eslogan.

Además, mucha gente se dedica

a atribuir frases al Buda

y hay de dónde escoger:

‘Pasa el tiempo y ahora creo que

el vacío es un lugar normal’.

Puedo hacer tiras de branding

como ese rosario de sándalo

que traes en el cuello, ¿sabes?”.

Lila sonríe y me aconseja

que mejor adopte un perro.

Comemos papas con orégano

y mecemos. El sol me dora la cara

y la Lila perfecciona sus pecas.

“Yo adopté una perrita el mes pasado,

pero no tiene nombre.

La llevaba al trabajo

y dormía junto a mis piernas”.

“Podrías llamarla Verbena”,

opino, y pienso en que si yo oliera

al jabón de Lila, tal vez la perrita

me tendría confianza.

“Una maestra me confesó un día:

‘El budismo es ya una práctica corporativa,

sólo así puedes aguantar doce horas diarias

en una oficina climatizada de mierda

con paredes blancas

y una alfombra plagada de alérgenos’.

Pensé que sí

y era peor si no te dabas cuenta.

Awareness, Mindfulness, Metta:

SWOT Analysis, Six Forces Model.

Conocí también reincidentes,

me decían ‘quiero ser budista de nuevo’,

la maestra solía cuestionarlos

pero también la despidieron”.

 

Bajamos a la playa,

Lila escribió sobre la arena:

La felicidad no es algo que sucede a tu alrededor. Pasa dentro de ti.

Sólo el amor disipa el odio.

Somos lo que pensamos.

 

Nadamos hasta que la brisa

se hizo viento,

pensé que Lila

ya no olería a verbena, sino a sal

y humedad, al sargazo esporádico

de las brazadas. “Mira, ven —llama Lila—,

la marea subió y borró la mitad.

Ahora dice:

La felicidad no es algo que sucede/

Sólo el amor/

Somos”.

 

Nadia Escalante Andrade (Mérida, Yucatán). Es licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana y maestra en Cultura y Literatura contemporáneas de Hispanoamérica por la Universidad Modelo. Ha publicado los libros de poesía Adentro no se abre el silencio (FETA, col. La Ceibita, 2010), Octubre. Hay un cielo que baja y es el cielo (Textofilia, 2014) y Sopa de tortuga falsa (Montea, 2019). Poemas suyos han sido traducidos al inglés y al alemán. Ha sido becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y de la Fundación para las Letras Mexicanas. Es profesora en la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes.