Magnus Gramén
Monserrat Arias
We wanna get high before we die.
Electric Wizard
1
¿Y si sufre?
No será un dolor ahorrado.
Hay más cosas que adolecen
como el hambre y ocultarla.
Insecto raro de aislamiento,
lamerse los dientes con malicia.
Después, sólo un cigarro.
Letras, más letras,
te voy a destruir a tachonazos.
Si supieran que estoy tan aburrida de estar.
Me conmueve la basura podrida.
Me conmueve mi cansancio
porque me vuelvo a dormir.
Inspecciones mentales de ruido blanco.
¿Para qué sirve un secreto si no es contado?
Pierde el sentido,
como la caricia vuelve endeble
la rigidez de una mordida.
Abre las fauces,
muerde la horizontalidad del pálpito.
Tu rostro será sólo un devenir negro.
Algún día despertaré
tan oscura que he de corromper,
malformar,
un juego de manos,
entre las lágrimas que ungen
todos los embustes.
Me embruteces
—enraizados a la negligencia—
rasguñarse la cara.
Nos marcaron la frente
los sin suerte los sin suerte los sin suerte.
Y un no nada apagado,
para abajo fome.
Te miro levantarte emulando un monte,
mirándonos lodosos,
batidillo que grita.
Atravesé la mirilla con un cuchillo.
Abrir la puerta,
patearla.
Y ahí, te lo he dicho, despertaré de un largo sueño
mientras rasguñas la hendidura.
En ese vacío tan vacío
al fin podré desconocerte...
2
¿Alguna vez ha soñado usted con este hombre?
Yo, la verdad, no.
Pero dicen que es estúpido.
Se abrió el cráneo alimentando perros callejeros.
Cruza la ciudad de madrugada.
Cuentan que se rompió la nariz dos veces
y se lamió la sangre,
que no le importa una mierda.
Se aventó al canal,
intercambió unas chanclas por un pollo.
Un iluso que aparece en sueños
contagiado por el delirio de Calígula
te persigue.
Pero no les creas nada.
Dicen que no mira pero atraviesa,
que me habita,
me destroza,
habla por mí,
se apodera de mi cuerpo
efervescente, me pellizca la conciencia,
se abre paso a través de mi boca,
me sacude. Me borra la cara.
Pero no les creas nada.
Que no te mientan.
No soy yo.
3. Black Ink Night
Mírame a los ojos.
Te parecías tanto a mí.
Si pudiera patearte el ojo, lo haría,
pero no te alcanzo.
Se siente suavecito el aire.
Comprimidos, nos agitamos
antes de aerosolear el camino.
Desguanzada
me prendo un porro,
nos envolvemos en aluminio
¿A qué vienes?
¿No te habías ido a pelear?
Traes el brazo roto.
Haciendo cruising en periférico
dijiste nos queremos morir.
Te rompieron el corazón.
¿Y yo qué culpa tengo?
¿Quieres que te enseñe un truco?
Levanto un dedo y paro un auto,
lost boys.
Buscamos una luz,
chisporrotear,
estrellarnos.
¡Hey, amigo, tienes fuego?
Y el taca taca del tacón.
Tacón para merecer,
me meto por su ventana,
les robo el calorcito.
Tómame una foto así.
Aquí.
Ilusionada contigo.
Doblando las manitas
para que me digas como siempre
lo Cocteau Twins que soy.
Cuando sus faros me iluminan la carita
para que susurres todo va a estar bien.
Sólo un poco deprimidos,
un poquito suicidas,
low key.
Me limpias la cara con tu playera favorita,
te me escurres,
te me borras,
te me vas.
Así que tómame una foto aquí.
Así,
como si no te fuera a olvidar.
Un meteorito atraviesa el ojo.
Conoces la fuerza de las cuerdas,
sabes muy bien el ejercicio de soltarte.
Enséñanos la alquimia
del agujero,
un risco sin fondo.
Haz la carne
tensar el fuego en la vena.
Escarba.
Escárbanos
con la materia del estruendo,
una imitación de orugas siamesas,
reproches cardiacos.
Nada vamos a cuestionar
cuando acaricies el aire
desdibujándonos como te desdibujaremos.
Monserrat Arias (Guadalajara, 1995). Cursó la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la FES Acatlán. Publicó el poemario Soft-release (Niño Down Editorial, 2021). Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.