Ofelia aprende a nadar
Ana Martins Marques
Hay muchas cosas en común entre
caer de amor
y caer en la locura
y caer en un río
en todo caso
se cae
de la propia altura
véase, por ejemplo,
Ofelia
cae
pero cae
cantando
llevando en las manos aún la guirnalda
de ranúnculos, ortigas, margaritas
y de esas flores a las que los pastores dan un nombre muy grosero
pero que las muchachas denominan poéticamente
“dedo-de-la-muerte”
rodeada de estos adornos
como de una corona
por un momento
sus vestidos se abren
y ella se mantiene
en la superficie
envuelta
en la corriente
como una sirena
cantando
canciones antiguas
con los cabellos entrelazados a los juncos
y a los nenúfares
como si hubiera nacido allí
como si fuera una criatura
de aquel elemento
o como una pequeña isla
cubierta de flores
que se desgarrara del continente
(somos nosotros mismos piscinas
lagos o charcos
depósitos donde las aguas
se debaten)
cuando sus vestidos
se vuelven pesados
ella comienza lentamente
a mover los brazos
y las piernas
primero sin dejar de cantar
después sustituyendo el canto
por una respiración rítmica
hundiendo y levantando la cabeza
y aprovechándose de la corriente
hasta llegar a la orilla
pantanosa
por donde sube
con alguna dificultad
cargando el vestido
pesado
hay muchas cosas en común entre
caer en un río
y caer en sí
y salir
Traducción de Sergio Ernesto Ríos.
Ana Martins Marques (Minas Gerais, 1977). Es autora de los libros A vida submarina (2009); Da arte das armadilhas (2011); O livro das semelhanças (2015); Duas janelas (2016), en coautoría con Marcos Siscar, y Como se fosse a casa (2017), escrito con Eduardo Jorge. Ganó el Prêmio Cidade de Belo Horizonte en 2007 y 2008 y el Prêmio Alphonsus de Guimaraens en 2011.