Poemas del libro Hay un nido bajo mis párpados
Victoria Marín Fallas
Nada vale una vida
excepto otra vida[*]
Su canto todavía se traza
donde duerme el soñador que ya no sueña
sino con el tallo que sostiene su cuerpo moribundo
para hilar en agua fresca la infancia de sus costas,
los soles que se ocultan tras el corazón abierto
y traspasado de la Aurora,
la inocencia de no saber nombrar
que sólo quien mira retorna
en ese mirar que es voluntad de lo bello,
en el amor que se abre
rumbo a la clara Ítaca
cuando la primera nave lo surca,
cuando el destino del primer muerto lo cultiva.
El Gibbor
Tus ojos, cariño,
son los ojos de Dios.
Como él, te deslizas sobre las aguas.
Es preciso ser lo que adoras
para matarme y traerme de vuelta.
No digas que no lo necesitas.
El paraíso irrumpe en nosotros
como animal en celo.
Finis Terrae
Dejamos caer nuestros nombres
donde el vacío no empieza ni termina.
Somos uno que muriendo se coloca en el otro,
como el mar que se retira y vuelve
sobre el coche de un niño
atascado en la arena.
Hay un nido bajo mis párpados
dentro, late una antigua sombra
sin que nadie lo sepa.
No importa cuántas tormentas
abofeteen mi rostro.
Continuamente se deshoja
en una transparencia
que no puede ser nombrada.
Su palabra es densa,
arde y en ella persisto.
Si lo hago, siempre seré pura.
Y todo cuanto he conocido
no hará más que alimentar
mi vida
mi cuerpo
mi alma
mis ojos
mi rostro iluminado
por el sabor amargo
de su sonrisa muerta.
Alguna vez pinté fisuras sobre mi puerta
espacios para imaginar y no sentir.
Dentro las niñas nombraron la pregunta mujer,
cielo y espuma.
Sigo embelesada.
Receptiva.
Una casa vacía no puede evitar el hacha,
la antorcha o la tizna.
Encontré sus partes dentro de mí.
La luz se convirtió en hematoma
rumbo a la memoria, los amigos.
Era tan bueno estar allí,
incluso cuando la floración era imposible.
Pero cada cierto tiempo hay que romper la rueda,
enfrentar la muerte y su ojo dorado.
Sólo la crucifixión lo hace posible.
De nada sirve envidiar los nidos de las aves pequeñas.
Habrás de consumirte,
te volverás más fuerte,
más fiera.
Inclina tu cabeza en el altar del Sol,
su fulgor y tu propia desnudez.
Luego contarás cómo se alzó.
Victoria Marín Fallas (San José, Costa Rica). Es filóloga clásica por la UCR y autora de La Edad de Hierro(2022). Dirige la publicación Revista Virtual Quimera y es jefa de Redacción de la EEUCR. Es coordinadora de los libros Anábasis: antología de narrativa fantástica y ficción histórica (2021), El legado (2023) y Los hijos del fuego (2024). Ganó el XIV Concurso de Escritura Creativa en Lenguas Extranjeras (Universidad de Costa Rica) en la categoría de poesía en lengua portuguesa. En 2024 obtuvo la Primera Mención Honorífica en el Certamen Literario Brunca, con su colección de poemas Hay un nido bajo mis párpados.
[*] Del poema Síndrome N° 7, de Félix Francisco Casanova.