5 poemas
Nina Rizzi
en lugar de la credencial con fotografía
perdí la entrevista de trabajo y me fui a jugar candy crush
nunca jugué candy crush pero recuerdo que el año pasado cuando necesité
hacerme un aborto y esperaba a la asistente social la psicóloga y el
vendedor de remedios esperaba a mi lado jugando candy crush
y se emputaba porque la próxima vida sólo llegaría en 29 minutos
comencé a pensar en las piedritas explotando como un último
suspiro y la señora doctora tan sabia con su sni envidiable
para quien es dado a las envidias de los sni esa gente que dice ya sabes
quién soy y mi currículo tiene 9 páginas cómo voy a saber
que tú eres tú y las piedritas explotando sí ella tiene razón yo
tampoco sé averiguar cómo yo soy yo pero mira la credencial
no ayudaba mucho un nombre que no uso una familia que
no tengo y esa frase tan bonita cómo voy a saber que tú eres
tú es tan poesía mijita esto es contratación pública no esto ya
no es poesía cualquier cosa como ‘trabajadorcitos de reparticiones
públicas/ raquíticos/ sifilíticos’ esto es poesía profesora y no hay
una vida de aquí a 29 minutos con mis 2 bananas apachurradas
en el borrador apachurrado con el párrafo que el guapetón me pasó
ayer es literatura social vista como historia social va por ahí zampa
todo apachurrado con las cáscaras de las 2 bananas negras y qué palabras
bonitas gramacho es una palabra bonita y altamira adma y
zeboim y mis indios también son tan bonitos y olvidados
olvidados como mi credencial que no sirve para nada
que no sea perderme una entrevista y que no hace falta cuando
un amigo me manda unos 200 o 300 pitos y cuando yo digo yo
soy yo me quedo pensando en ese amigo mío tan bonito todo chueco todo
todo cómo será vivir en un poema de nombre bonito de todos los
santos de todos los jodidos cómo será escribir un poema donde
vivir donde no tener credencial con un nombre amarildo un
nombre claudia un poema sin nombre sin concursos sin candy
crush y las doctoras un aborto es muy serio cómo pudiste ser
atacada qué falta de juicio en benfica y sus callejones a esa hora y los
doctores tan listos una ciudad con muchos 200 o 300 pitos
y un amigo que aparezca a las 11 para salvar el día para darte una
alegría santa niña pinta y maría y nos reímos y todo son carcajadas
y gozo por los ojos es sólo pasión amor y no encarno en ti
sólo en todas las chiquitas lindas para cogerte hasta reventar y tú
regresas a los domingos con la casa llena la familia tan feliz la ciudad
tan quieta más prosa que poema regresas mientras camino 12
minutos escuchando que la diversión está frente a la tele hdtv y rio
ahora otros 12 minutos y en fin me recuesto pensando pensando en un
poema que sea más que fluxionismo en los hollow men
y ria eliot en el candy crush las piedras explotan como un último
suspiro
Film, 1959
Hoy no vamos a Köln. Ni hoy,
mañana o en dos mil catorce, mi bien.
La amargura araña los cristales de las catedrales,
escondidas. Ya fueron ojos, vitrales y saudade,
ahora —con tantas niñas muertas, palestinas
e irlandesas y decididamente apenas
humanas —ciudades apenas, como todas
las otras conurbadas, caminadas trabajosamente,
coloridas, bombardeadas y olvidadas.
Ciudades nuestros ojos cristales que no enrojecen,
ni ríen, ni lloran al menhir. Un inútil estudio más
para el silencio, el desierto. Ruinas.
en lugar de lúdico
con el chicotito de lou-salomé, voglia
me dice adiós. con un beso en los ojos
me cierra la caja acústica
poemas, bicicletas, homo
ludens, sólo el antes y nunca
más. occhi. eco.
f2, completar los espacios
me ha estado diciendo más que la carretera
—las aguas y peces y estrellas de las carreteras
los silencios, los vacíos, las ausencias.
leo lo que en la carretera se prefija en a, in, des
el fondo y lo raso, sumersión y caída
el hombre que no me reconoce, el ojo
del pez muerto. el arte, invisible.
kabuki
con la fuerza de un himen
los pies apretados de geisha
me recojo
lanzo
bendiciones y espadas
Nina Rizzi (Campinas, 1983). Es historiadora, editora, poeta y traductora. Ha publicado los libros tambores pra n’zinga (Editora Multifoco, 2012), A Duração do Deserto (Editora Patuá, 2014), geografia dos ossos (Editora Douda Correria, 2016), quando vieres ver um banzo cor de fogo (Editora Patuá, 2017) y sereia no copo d’água (Edições Jabuticaba, 2019). Es traductora de Susana Thénon, Alejandra Pizarnik, Óscar Hahn y Clorinda Matto de Turner.