Un día se me apareció un novio
Roxana Crisólogo
Un día se me apareció un novio
sólo sabía que debía ser su novia y él me seguiría la corriente
con el tiempo entendí que además tenía que acompañarlo
él sólo sabía despertar y enredarse en el horizonte
él tenía el cabello transparente y su piel olía a jabones de alquitrán
juntos se nos veía dispares
dormimos en direcciones opuestas de la cama
él parapetado en su zona de confort en sus interpretaciones
del post el antes y el futuro
le costaba encontrar su lugar entre los humedales y desiertos
que empezaron a darle una forma real a nuestra casa
Yo le repetía que esto podría ser más complejo o muchísimo más simple
y él me lanzaba una mirada que era uno de los horizontes que acababa
de desmontar y tanta inocencia
me provocaba rodearlo dando saltitos como una pajarita en celo
Ambos criábamos a un pequeño pelícano
Esto también debe ser parte de los beneficios que recibimos
de la Oficina de Lucha contra la Soledad
Durante años había exigido mis derechos a todas las oficinas
de beneficios sociales del mundo
la de la Soledad fue la única que jamás respondió
Un día voló a mis manos un ser que no sabía si llamarlo pájaro o sobreviviente
[lo tomé como la primera señal de que la oficina que siempre me ignoró
empezaba a tomarme en serio]
Nuestro frágil hijo pelícano tan ávido tan insignificante
le costaba mantenerse de pie en el equilibrio de nuestros deseos
una y otra vez mi pequeño quedó atascado en los cinturones de seguridad
atrapado en la espiral de llaves
taxistas inescrupulosos estuvieron a punto de llevárselo
una y otra vez mi pequeño cayó en las ranuras de escamosos abismos
y nuestras separaciones
Yo había aprendido a destrenzar sus alitas de mis manos
y ponerlo boca arriba para que respirara
Sabía volverlo a la vida y retirarle los despojos que lo hacían ver
como sobreviviente de un desastre nuclear
No sé cuál será el futuro de mi familia extraña si luego tendré que hacer
un reporte con los resultados a la Oficina de Lucha contra la Soledad
si debo reportar que soy demasiado feliz con seres que casi no hablan
y si llego a ser muy feliz me lo quitarán todo
porque empiezo a vivir de más
empiezo a amar el silencio del que le hace pintas al horizonte
si debo reportar mi excesivo amor por mi hijo pelícano
y por las que aún esperan su turno
y debo devolverlo todo como los impuestos como los préstamos al banco
como este horizonte que ahora empiezan a enrejar
Roxana Crisólogo (Lima, 1966). Poeta y gestora cultural. Entre sus libros se encuentran Abajo sobre el cielo (Editorial Nido de Cuervos, 1999), Ludy D (Ediciones Flora Tristán, 2006) y Trenes (Ediciones El Billar de Lucrecia, 2010). Dirige el proyecto de literatura multilingüe Sivuvalo y es una de las coordinadoras del Nordic Exchange in Literature con base en países nórdicos.