ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Cuatro poemas de O Rei menos o Reino

Augusto de Campos

 

 

Donde la Angustia royendo un no de piedra

Digiere sin saber el brazo izquierdo,

Me sitúo labrando este desierto

De arena arena arena cielo y arena.

 

Este es el reino del rey que no tiene reino

Y que —si algo lo toca— se deshace en piedra.

Esta es la piedra feroz que se hace gente

—¿Por milagro? De mano y palma y piel.

 

Este es el rey y este es el reino y yo soy ambos.

Soberano de mí: El-que-fui-hecho,

Solitario sin sol o suelo en guerra

Conmigo y contra mí y entre mis dedos.

 

Por eso mi voz esconde otra

Que en sus dobleces desenvuelve otra

Donde en forma de sonido se perdió el Canto

Que yo sé adónde aunque no oigo oír.

 

* * *

 

En ese reino

Donde yo soy el rey y eres la muerta reina

O donde yo soy

El rey y eres la reina muerta y la muerte

Son mis brazos,

 

El referido reino donde los tristes vasallos

Nunca encuentran al rey que en sí mismos buscan

Y donde el rey se corona a falta de vasallos

Y donde a falta de reino pisa el propio cuerpo

(Duro reino),

 

Tú, que apenas me restas, tú, ahora, mueres,

Mueres la dura muerte

En la carta de la baraja en que te entierran viva.

 

Reina muerta,

Muerta en ese reino

Donde eres tú la encantada y yo que tengo el Canto

Que sólo a mí desencanta, duro como las piedras

A la seda que adormece en tus oídos:

 

Ya que no puedo más desencantarte

A mi Canto que es antes Desencanto,

Encántame contigo

Muerte y reina a la tuya

Más que habla

Fábula.

 

* * *

 

Pueblo mío oh mi polvo

En las cabezas oscuras y en los brazos amargos.

¿Dónde tus ojos, dónde

En tanto visco y arena?

 

Estremeces los brazos, vienes de largas aguas.

¿Dónde tus ojos, dónde?

¿Escurrieron en el visco la clara substancia

O la arena los enjuga hasta las tristes raíces?

 

Mueves la negra masa y negra

La guían en los ojos ciegos como bocas.

Te mueves en derredor y mientras duermes

Dejas un rastro siempre el mismo, negro.

 

¿Serán tuyos estos cráneos oscuros que parecen

Vivos aunque oscuros cráneos,

Estas bocas sin labios que aún vomitan sangre

Y devoran devoran otros cráneos oscuros

Por las nucas inertes?

 

Oh polvo mío extenuado pueblo

Monstruo de carne y sueño que se mueve

Como camino a mi alrededor sombrío.

¿Qué más quieres de mí además de mí?

 

Me arrancaste la lengua y la hiedra cubre estas palabras

Piedras

Que se arrancan de mí con la sangre de mis vasos

Y muerdo con mis dientes en final oferta:

 

Cuando comienzo: —Mar… — tus oídos se pudren

 

(No se conmueve tu masa, mueve apenas

Aquellas negras, negras voces,

 

Hablan en pan en plata y yo las oigo PIEDRA).

 

Vivo

 

No quieras ser más vivo de lo que estás muerto.

Las siemprevivas mueren diariamente

Pisadas por tus pies en cuanto naces.

No quieras ser más muerto de lo que estás vivo.

Las muertes-vivas rompen las mortajas

Se miran unas y otras y retornan

(¡Sus cabellos azules, cómo arrastran el viento!)

Para amasar el pan de la propia carne.

Oh vivo-muerto que escarnece las paredes,

Quieres oír y hablas,

Quieres morir y duermes.

Hace mucho que las espadas

Atravesándote lentamente lado y lado

Partieron tu voz. Sonríes.

Quieres morir y mueres.

 

Traducción de Sergio Ernesto Ríos

 

Augusto de Campos (São Paulo, Brasil, 1931). Poeta, traductor y ensayista brasileño. Es uno de los creadores del movimiento denominado Poesía Concreta. Parte de su producción está reunida en las colecciones Viva Vaia (1979), Despoesia (1994) y Não (2004).