Cinco poemas
Bahar Hosseini
Si los enemigos
me arrojan desde la cima de una montaña
y abajo
los ríos me ahogan
y los pececitos se comen mi cuerpo
jamás traicionaré
a los ríos y los peces
de mi patria.
Si los enemigos
derraman mi sangre
en una casa
en un manantial
en una calle
en un barrio
en una ciudad
jamás traicionaré
a las casas, los manantiales, las calles,
los barrios y ciudades de mi patria.
Si los enemigos
me cuelgan de un árbol
en la cima de la colina o un monte
y la tierra absorbe mi cuerpo
jamás traicionaré
a las colinas, las montañas,
los árboles y la tierra de mi patria.
Mientras abría una puerta roja oxidada
y un hombre sostenía un periódico.
Yo
resbalaba,
resbalaba,
resbalaba.
Mientras una madre se recostaba a mi lado,
preocupada.
Yo
temblaba,
temblaba,
temblaba.
Abrí mis ojos,
yo era un puñado de huesos
deseaba que mi madre
los transformara en columna vertebral
pero no la tenía;
yo no tuve madre.
Dondequiera y
por cualquier razón
todos vamos a morir.
Algunos dicen: “Volveremos”.
Algunos dicen: “Esperaremos”.
Algunos dicen: “Nos convertiremos en polvo”.
No volveremos ni esperaremos.
Entre todas las dudas
sólo estoy segura de una cosa:
el polvo de tu cuerpo
no se marchará del mío.
Libremente leo
libremente escribo
libremente bebo y paseo
libremente viajo sin límites
libremente respiro
hasta llegar a ti.
Cuando llego a ti
mis anteriores libertades
se derriten una a una.
Mas
tú y yo llegamos tarde.
Eres una jaula cerrada sin llave,
te has tragado la llave y la libertad,
llegamos tarde, tan tarde.
En este exilio,
soy como una niña
a quien los callejones
le ladran como un perro rabioso.
Como una niña
deseando agarrar un pliegue de la falda de su madre
y que la mano de su madre huela a pan caliente.
Como una niña
que repentinamente recuerda
que no tiene madre.
Traducción de Jiyar Homer y Gabriela Paz
Bahar Hosseini (Saqqiz, Kurdistán, 1983). Poeta, cuentista y traductora kurda. Licenciada en Lengua y Literatura persa.