Premoniciones
Elena Gómez
El terror a convertirse en todos estos retratos de niñitas, en su extraordinaria seriedad de los rostros. Encantadoras de largos cabellos color maíz. Young ladies, ninguna sonríe. Exacerbadas por la larga pose. La pequeña descalza, en camisón, con los cabellos en desorden, un cepillo para el pelo en una mano y un espejo ovalado en la otra.
El país de las maravillas
supone la comprensión profunda
de factores racionales,
emocionales,
sus efectos.
Conceptos erróneos que los sustentan:
miedo al abandono de papá
vivir debajo de un puente
en la indigencia
la locura como temor
a que el muro de la habitación se caiga sin derrumbarse
no recargar –desde entonces– la espalda en ese muro
esto es catalepsia
que te entierren viva, pero sobre todo sola
dentro de una de esas caja de madera
sellada a piedra y lodo.
Miedo a ese lugar oscuro, cerrado, sin ventilas.
Quedar encerrada en el sótano de la casa de la abuela,
dentro de un congelador
donde cuelgan las reses desolladas.
Al frío en los pies
–esto siempre resulta desolador–.
A ser el blanco
de una bomba
de gas sarín
en la guerra
o de un ebrio
que te cae encima.
Ser abordada por un hombre
que te acecha a la vuelta de la esquina.
Morir en fuego –viejabruja--.
Tras la explosión
del globo rojo de helio,
a que el rostro de tu hermano
quede desfigurado,
cocodríleo.
Miedo a que los reptiles te toquen.
A las ranas pegajosas que se adhieren a la piel.
Olas que te tragan mar adentro.
Ser consciente de cómo se llenan los pulmones de agua.
Irse ahogada.
Miedo a volver el estómago
y la sensación de muerte
que eso provoca.
Las bambalinas del teatro del colegio.
El cuadro de Laura Vicuña
que te sigue con los ojos cuando atraviesas el pasillo de la biblioteca.
Miedo a perder un ojo
universo de espacio irreal
de cámara oscura
cruzada por rayos luminosos
hasta Alfa Centauri para
recrear, prolongar, las apariencias
de otra realidad.
Presenciar lo ausente.
Ausentarse del presente.
Miedo a algunas premoniciones.
Temor de ocasionar esas premoniciones.
Miedo a los que no tienen ojos.
Ojos que no pueden ser mirados hacia adentro.
Una infancia pasada por la fotografía.
La fotografía como pretexto para esconderse,
para mirar sin ser vista
y develar secretos que no te fueron confiados.
Miedo al abandono de mi padre.
Escucharlo decir –escondida bajo las escaleras– que se va.
Elena Gómez (Ciudad de México, 1970). En 2017 ganó el primer lugar de cuento infantil en el concurso del Estado de Coahuila-Fundación PAPE, con Zapalinamé. Fue becaria del PECDA en 2018 con el proyecto “Mascotas [generación X]”. Aparece en diversas antologías, como Cartografía a dos voces (Fundación PAPE e Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, 2016), Estos son mis papeles (Seminario Amparán y SEC, 2016), Resonancia en acción (ComuArte, 2017), Mujeres poetas en el país de las nubes (Centro de Estudios de la Cultura Mixteca, 2017), Villa Diodati (Seminario Amparán y Cerdo de Babel, 2020), Yo quería llamarme Emilio, como tú, y otros poemas(Grafógrafxs, 2021) y Blavatsky. Antología del taller de poesía de Grafógrafxs (Grafógrafxs, 2022). Ha publicado en Replicante, Blog del Seminario Amparán, Asociación Canadiense de Hispanistas, Carruaje de Pájaros y en Acequias. Forma parte del taller de poesía de la revista Grafógrafxs.