Tengo muchísima prisa de que esto no acabe. Que no acaben las sonrisas de mis hijos y sus años tan blancos. Los chilaquiles en el desayuno con el ochenta por ciento de descuento. Mi gato velando sobre mis pies la vigilia y el sueño. La tierra temblando, la tierra temblando. Las placas tectónicas buscándose entre sí ese algo que no sé qué que qué sé yo. El viento frío entre las montañas de la Huasteca. A la cima de un risco donde conocí un nuevo pájaro. Todos los cantos tan distintos de una misma raza. Es la explicación de por qué dos gemelos vacilan de carácter como polos opuestos. El río que a veces ya no da nada. Dos risas abyectas que se han fusionado. El arroyo apestoso donde desechamos todos nuestros sueños a los diecinueve años. La Secretaría de Cultura dando chichi a cuentagotas, leche con dextro en el risco de un vaso. Ahí, donde perdieron la cabeza mis últimos amigos. Y se pusieron los pies, los colmillos y las manos. Inventando más mentiras, pero está bien, porque estabas sedado. Recuerdo tu cara cuando descubriste al diablo. No te vi, pero te imaginé y eso basta. Osito gominola mi osito verde. No quiero ir al doctor porque me mandará a hacer más estudios. No quiero sacarme la sangre para sembrar más dudas. No quiero germinar más quistes debajo de los puentes. No saber es más rico cuando prefieres tomarte un whisky y ver tiktoks aleatorios a lo que sea que debería ser en el momento.

 

Ana Basilio (Poza Rica, Veracruz, 1992). Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana y Derecho en la Universidad Veracruzana. Es autora de Éter para victimarios (Ediciones Sediciones, 2019) y de las plaquettes Manifiesto bacanal (C.L., 2012) y Alógena (Astros, 2008). Parte de su trabajo aparece en Escaparate de Poesía, Revista El Humo, FemFutura y Poetry Slam Madrid, entre otras publicaciones. En 2021 participó en la antología Novísimas: Reunión de poetas mexicanas, Vol. Il, de la editorial Los Libros del Perro. Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.