Cinco poemas
Jessica Díaz
Qué ganas
qué ganas de
irte así
tan sin
avisar
ahí
te ves
nos vemos en el más
allá
si fuera así
pero no se
sabe quizá
ya seas un cerezo
japonés o
una rana
o una planta
de tu patio
cómo saber
llame ya
soñé que llenabas el chat de emojis
mandabas uno
tras otro tras
otro tras otro
no
te detuviste ni
un sticker
de bomba que
E X P L O T A
pudo pararte
el viento solar
la magnetocola
la hematita
los artículos
el electrón
este astro luminoso está por estallar sin
aliento
el perro come
ay el
mundo
podadora
del vecino
canta Viento
astral la
casa
la alarma
el café
del mediodía
I spy
una policía me espía
mientras voy por los pasillos de
la librería camina con su uniforme azul
y su pequeño poder
me observa hojeo un
libro y otro
tomo una peli y veo
cómo le fue con la crítica y su
precio conveniente tendrá
años en ese
anaquel y me la llevo y camino
y me siento en una pequeña mesa
pido un café y galletas coloco la peli
junto a la taza ella me ve desde el segundo
piso alguien diría me
encuentra atractiva abro mi
bolsa ella dice algo en
su walkie-talkie
camina baja
las escaleras finjo
no verla se coloca frente a
mí pregunta
si ya compré eso
no respondo me
dice que por el momento
pongamos el
objeto sobre el
piano (que está ahí) yo
digo Ok entonces
le ofrezco una galletita
declina pero gracias dice
regresa a su puesto de control
con vista panorámica
sobre todo
aquel que quiera
robarse un libro no vaya
a ser «con tanto ladrón
de libros en este
país» ay pequeña
Gargantúa tener que
usar ese
uniforme tan
feo
la
EXPLOTACIÓN
Del
E S P A C I O
el texto no es poesía
mantenerse al margen
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
La disposición de los elementos;
J
K
M
M m
: I
.
I.
0
0.
$
Como dijo. . .
As
If
we could command our own
existence or *it is a matter of Will
they say so they say who knows
I don’t but it is what they say
cortar /
estirando el espacio /
tomar de aquí y allá /
no cortar seguirse de largo tirar las letras y las palabras y líneas sobre el espacio y ver si revienta si es posible que e x P l o T e
¡bum!
Nota
Entre las grandes preguntas que nos siguen, se encuentran estas: ¿por qué la vida?, ¿por qué la guerra?, ¿por qué el amor?, ¿por qué escribir?, ¿por qué la poesía? Casi nunca tienen una respuesta o no una fácil, inmediata. Si aquí la pregunta es por la poesía o por qué escribir o para qué, la primera respuesta sería: no lo sé. Como no sé por qué la vida y el amor. La poesía, supongo, está para darnos algún tipo de balance, de sentido. Lo que sé es que la poesía se me apareció de manera parabólica. Es decir, de niña leía poesía y cuentos. Con mi abuela leía versos, rimas o lo típico que dejan en las escuelas; depende de la escuela, depende el lugar, la ciudad, el país. Pero mi inicio escribiendo no era escribir poemas, era todo: escribía cuentos, obras de teatro, poemas, y escribía en mi diario. Desde pequeña descubrí el diario y que ahí podía poner mis secretos, que en su mayoría consistían en poner quién me gustaba, de quién estaba enamorada o con quién me había enojado. Lo que es claro es que escribía y leía. Después, por razones de timidez, seguí escribiendo poemas porque quería escribir cine, pero el cine implica que la lectura y la escritura sean, de algún modo, comunitarias, y eso, para una chica tímida, era demasiado. Así que escribía poemas que hablaban de muchos sentimientos y demasiado amor-desamor, poemas que en realidad eran pensamientos, que más bien eran intentos de poemas. Entré a estudiar literatura por distintas razones, como el hecho de que mi vida había dado vuelcos inesperados, y caí en una melancolía dura de remover. Hubo un momento, después de años de escribir intentos de poemas, en el que entendí que la poesía era más que palabras, más que expresar sentimientos. Entendí que la poesía era lectura, escritura y pensamiento. Comprendí que implicaba escribir, leer, borrar, tirar, escribir, leer, borrar, tirar, quitar, poner, leer mucha poesía para al fin lograr hacer un poema o un constructo, un objeto que sea un poema, y —la parte más difícil quizá— «que en el poema haya poesía», que-el-poema-sea-un-poema-y-no-otra-cosa. No importa que sea otra cosa, como escritura puede ser otra cosa: escritura, escritura pura, pero no un poema. Es decir, el poema como un constructo, como un objeto. Hay escritura que no es poesía y hay poemas que no son sólo escritura. ¿Será esto claro? Por ejemplo, hay otro tipo de escritura: narrativa, cine, y ahí opera otra cosa, no sólo dentro del relato, sino dentro de quien escribe. Si yo escribo otra cosa, estoy en otra disposición, en otra dinámica, en otra velocidad. La mente funciona distinto, la concentración es diferente. Sería fácil decir que «el poema llega». Lo han dicho antes, y supongo que sí, que el poema llega, pero hay todo un proceso previo para saber detectar y entender que llegó y que a la vez no hay nada. Se aparece, se hace presente. Se aprehende. En fin, todo esto por pensar qué es la poesía. ¿Por qué escribo?: necesidad, porque sucede, difícil saber. Lo que sí es cierto es que siempre tengo a la mano algo donde pueda escribir, por si aparece una idea o un poema. Igual escribir se volvió parte de mí. Años después de esto apareció mi primer libro, Problemas (cosas), un libro de poemas autorreferenciales, poemas broma, poemas cuento, poemas de respiración, como escribí en el prólogo del libro editado en 2005 por Compañía. Me tomó cerca de cinco años escribirlo, armarlo, sentir que estaba agrupando poemas y no sólo palabras. Aquí una muestra:
El mundo dividido
río
pájaros
bichos
moscos por la noche
periférico
coches
gente
moscas todo el día.
Él y yo
Yo no andaba tan bien
el MUNDO
tampoco
ya éramos dos en la G A L A X I A
Mi trabajo de ahí en adelante se ha movido en dos líneas: poemas de algún modo narrativos y poesía visual. O un cruce o algo así, como es el caso de Monografías (Mangos de Hacha, 2010), en colaboración con Meir Lobatón. A partir de un trabajo de poemas (una lista larga a la que le di forma a través de un tiempo), Meir apareció y generó los dibujos, las imágenes, un trabajo de poesía visual que habla de lo que aparece y desaparece, entre otras cosas. Happy endings (editorial Matadero, 2019) es el último libro que publiqué. Es un libro azul que habla sobre el príncipe azul, la figura romántica, la construcción cultural, la figura histórica, social, una suerte de desmantelamiento de esta figura (el príncipe), que a su vez es un intento por pensar la operación de la poesía misma que termina como una antigalaxia concreta, palabras.
Mis influencias han sido muchas, desde una búsqueda por revisar distintas tradiciones poéticas, el canto primitivo, pattern poetry, poesía china, japonesa pasando por Dante, Safo, Catulo, la poesía mística, los simbolistas, la poesía norteamericana y latinoamericana del siglo XX, así como el cine y la narrativa, hasta el observar lo que ocurre alrededor de mí. Eso ha sido lo que define mi trabajo. La poesía no está exenta de la experiencia artística total ni de lo que ocurre en la vida cotidiana.
Jessica Díaz (Salinas, California, Estados Unidos). Escritora, traductora, editora y periodista cultural. Es licenciada en Literatura Latinoamericana por la Universidad Iberoamericana y maestra en Guionismo por centro Cine Diseño TV. Ha colaborado en diversas revistas, como El poeta y su Trabajo, La Tempestad, Sibila, Oráculo, Mandorla, Descontexto y Luvina. Es cofundadora de la editorial Mangos de Hacha.