ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Juan Carlos Carmona Sandoval (Ciudad de México, 1960). Es maestro en Humanidades por la Universidad Autónoma del Estado de México, donde se desempeña como trabajador de confianza. Dirigió la revista de humanidades y artes La Colmena, publicada por la UAEM, y la revista independiente de divulgación científica Polaris. La aventura de la imaginación. Estudia el Doctorado en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

QUÉJENSE DE TOLUCA

 

Quéjense y váyanse a la chingada de este valle donde el aire es una mierda etérea que nos baña con pestilentes efluvios de modernidad. 

 

Desde Lerma y su putrefacción industrial, la vida toluqueña hiede a factorías de cagada, corrupta como negocio corrupto. 

 

Al norte de la ciudad, no sabemos si el hedor a perro muerto realmente sale del rastro o del edificio del PRI. 

 

Maldita pestilencia que corre por drenajes laberínticos y todo el día envuelve los edificios públicos y privados, los cafés, las lecherías, los mercados y, desde temprano, los triciclos de tamales. 

 

Conforme se alza el sol, la pestilencia se acomoda sobre las azoteas de los edificios.

 

Quéjense de Toluca, de su aire pringoso, de su transporte que se acaba a las nueve de la noche, cuando sus marranos choferes detienen el servicio en el último viaje para bajarse a comprar pan o pizzas o diésel; malditos autobuseros ojetes como policerdos reprimiendo campesinos o marchantas o maestros o taxistas.

 

Quéjense también de sus taxistas ladrones y de sus ladrones de a pie.

 

Quéjense de sus tiras mordelones, de su chorizo de pellejos, de su queso de tompiate, quéjense de sus tamales de charales.

 

Quéjense de Toluca, de su ausencia de pulquerías, de sus mosquitos empalagosos, de sus tacos árabes, de sus teleras con textura de colchones bimbo y sus baches omnipresentes.

 

Quéjense de sus taquerías con salsas insípidas y de sus puestos de garnachas donde los tlacoyos de haba son degradados a “gorditas”, y las enchiladas viran “enmoladas”.

 

Quéjense de la limpieza de su primer cuadro, de sus teatros vacíos, de sus bibliotecas ruidosas, de sus antros reventados de tamboras y reguetones.

 

Quéjense de sus burócratas currutacos, lerdos y analfabetos, campeones del descenso sin obstáculos.

 

Quéjense de sus vocales medias acentuadas en el fin de los verbos.

Aquí Altazor no cae, sino que caé, caé, caé... 

y se sumerge por las bóvedas del río Verdiguel.

 

Quéjense de sus estudiantes arribistas y agachones, y de sus académicos pendientes de sus puntos de cruz.

 

Quéjense de las estafas que nadie entiende y de sus ambiciones encerradas en plazas comerciales. 

 

Quéjense de su violencia clasista, racista y machista; 

quéjense, quéjense, quéjense y luego lárguense, lárguense, lárguense 

y déjenme estornudar a gusto, mientras la tarde tiñe de violetas el Nevado.

 

 

***

 

 

VIRGO DESDE LA MONTAÑA

 

Bienaventurado el que busque ramitas con Marie Curie,
porque su inteligencia le ayudará a construir nidos
radiactivos para golondrinas que ya habrán emigrado.

 

Bienaventurado quien sea invitado a la mesa de Sor
Juana, porque aprenderá a saborear la miel ácida, la mar
que nos habita y la lumbre que provoca insomnio.

 

Bienaventurado el cabrero que converse con los deudos
de Grisóstomo, porque la pastora Marcela atizará su
desconcierto.

 

Bienaventurada la persona que escuche "Los desastres
íntimos" de Patricia Suárez, porque sus caracolas se
colmarán de lejía y fricativas palatales sordas.

 

Bienaventurado el que sueñe con Zoraida, la grupa
bisiesta, porque dormirá profundamente y sus raptos
oníricos zangolotearán su pelvis.

 

Bienaventurado el amante de Juana Pérez,
porque se hartará de bife y cabalgará sobre dunas de
placer y exuberancia.

 

Bienaventurado el joven que se enamore de Vera Cooper
Rubin, porque aprenderá a observar los ciclos de la Luna
y a calcular la masa de las galaxias.

 

Y todo eso es más divertido que viajar a Marte.