Izel Shamaní,
Mutis,
ISBN: 979-884-058-965-6,
Casa Editorial Bonsái,
2022, 82 pp.
Ilse Alejandra Gámez Reza (Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, 1988). Maestra en Estudios Humanísticos. Ha publicado narrativa en diversas revistas nacionales, como Neotraba. Se desempeña como docente del área de Humanidades.
La apropiación de lo cotidiano
Ilse Alejandra Gámez Reza
El miedo que tenemos las mujeres en lo cotidiano, la segregación de grupos vulnerables, la adoración a la Santa Muerte, son cuestiones que paulatinamente se han normalizado. Lo anterior, no obstante, lejos de restarle interés a los textos de Izel Shamaní, los lleva a una dimensión de intimidad e indagación. En Mutis,primera obra de la autora mexiquense, encontramos crónicas que reconocen en los detalles la riqueza del día a día y, así, los enmarcan en situaciones excepcionales.
“Carpa seropositiva”, crónica premiada en la edición 53 del Premio Punto de Partida, de la UNAM,presenta a Lenny Boom, quien va de la búsqueda de alegría a la realidad del padecimiento. A fin de cuentas, su intención es curar, curarse, y la autora lo deja claro, reconociendo en el silencio interior de Lenny Boom el contraste con su estrepitosa realidad. El texto transita desde la información que requiere conocer quien ha abierto ese sobre con resultado positivo, hasta llegar a proporcionarnos una panorámica de cómo el protagonista de esta crónica hace frente a lo que vive. Cabe señalar, no obstante, que lo anterior es llevado a cabo por la autora sin caer en el juicio o el sentimentalismo.
Por otra parte, lo absurdo que se nos revela México se deja ver en “Juego de niñas”, una pieza donde los altares, las ofrendas y el cuidado de la Santa Muerte, a quien se solicitan todo tipo de favores, envuelve la vida de Regina. No hay reservas en la escritura de Izel cuando describe la atracción que genera la Santa Muerte: esta figura de aversión y terror para muchos representa una irresistible fascinación para otros.
Estos textos son una conversación personal, una en donde Izel Shamaní nos abre espacio para presenciar la charla con el ausente, con el invisible lector, quien no resulta ajeno a los aspectos cotidianos que ahí se narran. Me atrevo a afirmar que una de las cuestiones que de forma reiterada se pregunta cualquier escritor o intento de escritor es ¿sobre qué escribir? El valor de Mutis radica en que su autora nos responde, con audacia, que es posible escribir sobre absolutamente todo, interrogarse sobre cada minucia y, así, escribir lo cotidiano que raya en lo extraordinario.
Justo eso ofrece “La misma noche”, una mirada a la vida de Isamar, casi una confesión. Es como si la autora trajera con su narrativa luz a una escena completamente oscura, en donde la protagonista se abre paso a la fuerza. Por su parte, “Frijolitos rojos” marca un juego distinto: el punto de partida para la crónica es la autora misma. Izel Shamaní juega con el factor espaciotemporal y relata los pormenores de su propia experiencia, de su andanza. “CP 55270” y “Cuatro ausencias” obligan a mirar distinto, se adueñan del lector con la palabra abierta, a través de una labor ardua que de manera irremediable impacta en las emociones.
El libro cierra con “Cuatro puntos cardinales”, una serie de textos en los que hay una apropiación de lo cotidiano, de lo que es visible, aunque no se repara en ello; lo que se presenta a pesar de estar silenciado. El hombre debajo del puente que se instaura entre el sueño y la muerte, los dulces que amenaza con vender una niña, el uniforme que sostiene al obrero.
Mutis es, antes que todo, una exploración del mundo, una inspección de lo que ocurre a diario. El libro se convierte, así, en un valioso testimonio para ser leído.