Daniela Albarrán,
La ciudad se camina de noche,
Toluca, México,
Universidad Autónoma del Estado de México,
2020, 104 pp.
Fernanda Marín (1993). Pasante de la licenciatura en Letras Latinoamericanas por la Universidad Autónoma del Estado de México. Amante y viajera de las profundidades de la prosa y la poesía. Actualmente cuenta con varios proyectos de difusión de la literatura, ya que piensa que no existen libros malos, sino incomprendidos.
Esta no es sólo una novela policiaca
Reseña de La ciudad se camina de noche, de Daniela Albarrán
Fernanda Marín
Creemos que el universo existe desde nuestra perspectiva. La realidad es subjetiva. Vivimos en un mundo donde las personas no se detienen a observar y, mucho menos, a entender una ciudad que reconocemos como parte de nosotros.
La novela La ciudad se camina de noche, de Daniela Albarrán, nos recuerda que las ciudades también tienen historias que contarnos. La cotidianeidad se puede convertir en ficción y la ficción en realidad. Cubierta de símbolos, metáforas y guiños, la obra de Daniela guía al lector para que, mediante lo que parecería una novela policiaca, descubra la historia de Toluca, Metepec y Lerma en una época que ni siquiera reconoceríamos como nuestra, porque a veces quisiéramos no existir en ella.
Las ciudades tienen vida, pero entonces, ¿las ciudades son las que nos determinan o somos nosotros quienes las afectamos? Son estas las que se convierten en utopía cuando surgen de nuestros sueños e ideales, incluso si estos son políticos.
En La ciudad se camina de noche aquellas ciudades que existen gracias a la escritura de Daniela Albarrán son atemporales, y en ellas se reúnen elementos del tiempo formando una nueva temporalidad. Es como si lo mejor y lo peor del pasado, del presente y del futuro se unieran en una perfecta simbiosis, así como el pequeño hombre en una gran ciudad que lo consume y lo clasifica, pero, sobre todo, lo determina como una estrategia en un juego de ajedrez.
¿Crees que en algún momento dejarán de existir las injusticias? El ser humano está condenado a vivir con o sin ellas. Mientras unos tienen más dinero y posesiones, otros menos; mientras unos son más inteligentes, otros se convierten en los ignorantes. Pues bien, en la novela son las ciudades quienes marcan el destino de los personajes, a pesar de que cada uno de estos tiene una naturaleza diferente. Por ello los lectores se formularán la siguiente pregunta: ¿Quién es el malo y quién el bueno? El día es hermoso, pero, con las características que la definen, la noche lo es más, ya que su encanto y su verdadera naturaleza y realidad se develan entre las sombras.
“Le das un sorbo al café que Paty te ha traído hace algunos segundos y giras tu silla hacia tu gran ventanal. Te gusta la mañana helada y nebulosa, pero prefieres la noche. Las ciudades son más hermosas cuando se caminan de noche”.