ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Cecilia Juárez,
Fábulas serie B,
México, Diablura Ediciones,
2017, 97 pp.


Fábulas serie B, de Cecilia Juárez

¡HEY, TÚ!
Iván Mexía

 

Si bien la fábula tiene como fin la moraleja, en Fábulas serie B, Cecilia Juárez no se propone darnos ninguna lección; mucho menos emular a los fabulistas clásicos. Su escritura se presenta desenfadada, atrevida, fresca y, sobre todo, sincera. A lo largo del poemario se percibe una mirada aguda e incluso autocrítica. Ya lo dice uno de sus versos:

“¡Hey, tú no eres Esopo! ¡No eres ni Esopo ni Leonora!”.

Sin embargo, en estas narraciones-poemas, el dios omnipresente y todopoderoso se ha bajado de su nicho, está a ras de suelo como un simple mortal. “En un mundo erizado de vanidad”, en donde las selfies prevalecen, ese dios encaja muy bien en este tiempo porque

“alza su ceja frente al espejo, se siente atractivo y repelente”.

En ocasiones, por el ajetreo de la vida, nos olvidamos de nuestra esencia y nos envolvemos en el manto de la rutina, y así se nos pasa la vida, pues

“mientras uno se pudre entre lobbys y supermercados / mientras uno se extingue sin saber sin algún día será / por lo menos una enana blanca”.

En esta parte del poemario, me cuestioné si en verdad somos distintos de los animales o hay características que compartimos con ellos, ya que hay un león “padrote de la naturaleza”, que mientras ellos “se quedan echados”, las “hembras cazan”. Esta sección termina con “El cuento de la metralla”, en donde de nuevo aparece el omnipotente: “Creo en un solo dios —decía— falo magnánimo”.

En la segunda parte se presenta una posible clave para “entender” la intención de las fábulas, creo que el enojo, la furia, tiene mucho que ver, pues en versos se expresa:

“¡La ira me ha tomado! / Hizo de mi su perra, / hizo de mi su perro. / Aquí están mis parcelas, tomadas por la ira. / La ira vive en mis terrenos, a sus anchas”.

Cuando concluí la lectura de Fábulas serie B, puse de fondo música de uno de los personajes incidentales y leí en voz alta aquellos versos que dicen: “… quiere ser una barra de jabón…”. Estos versos —para mí— son una delicia, ¡uf! Los agradezco.

Amigo lector, sumérgete en este libro, para que “mane un manantial en tu interior”, porque en la poesía, como en el arte, “las aguas no acaban de saciar jamás la sed”.

 


Iván Mexía (San Miguel Totocuitlapilco, Estado de México, 1980). Estudió Letras Latinoamericanas y Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Su labor se enfoca, sobre todo, al diseño y la corrección de libros. Actualmente labora en el Departamento de Producción y Difusión Editorial de la UAEM.


Como Barra de Jabón. Fábulas serie B, de Cecilia Juárez

Alejandro Mod

Sabemos de las complicaciones que presenta la hoja en blanco al momento de escribir; ahora me he encontrado con otra: ¿cómo hacer una reseña de un libro de poemas? Mucho tiene que ver con mi formación, lejana (aparentemente) a la poesía. No es que sea fácil hacer una reseña de un libro en el campo de la sociología, pero la misma exigencia de la ciencia da la posibilidad de llevarla más leve; de sacar las ideas principales de las tres partes: introducción, desarrollo y conclusiones; y de tratar de llevar armónicamente las reflexiones (si esta es analítica).

En cuanto a un libro de poesía, esta línea no es tan clara, me atrevería a decir que no la hay, se muestra tal como es: una maraña imposible de atrapar. Lo más sencillo es hacer una lectura con ciertas claves: extraer, por ejemplo, lo político e irse sobre eso o sobre lo religioso, etcétera. Después introducir algo parecido a esto: Fábulas serie B fue escrito por Cecilia Juárez, nacida en Toluca o Metepec. Fue publicado en 2017 por Diablura Ediciones, que permite cualquier reproducción o acto de piratería sobre la obra, la cual se divide en dos partes. La primera lleva el nombre del libro y contiene: “La Majestad del Ridículo” (página 7), la “Fábula del Rey de los Conejos” (página 10) y “El Cuento de la Metralla” (página 37). Más adelante, se puede hablar un poco de lo que se piensa o citar algún fragmento que nos haya gustado: la obra de Cecilia Juárez es polifacética; su temática aborda lo reflexivo-existencial y también critica la forma de vida de las altas clases: “Sólo en esos cuentos de apellidos eufóricos y bisnes / se va ejecutando los nuevos dictadores / pequeños, carísimos, ataviados ”, las cuales han creado un hashtag para mostrar su opulencia y cómo son capaces de beberse hasta las estrellas: “Los pequeños dictadores se beben/ todos los coches de La Habana,/ todas las bicicletas de Macao, /todas las carretillas de Bután/en una fiesta”, #RKOI (páginas 40 y 41) es el hashtag que significa Rich Kids Of The Internet.

La segunda parte se llama “Personajes Incidentales”. Respecto a esta, se debe hacer lo mismo que con la anterior: decir que tiene 14 poemas, entre ellos: “Mi apellido es Melville”, “No Alimente a las Jirafas” (página 63) y “Bahar Mehdi en La Habana”, que parece una crítica al gobierno revolucionario de Cuba, la cual “fue guardada bajo secreto de estado”, y da a entender que detrás de lo turístico se esconde algo, algo nebuloso, dudoso: “si uno va no sabe qué hay al pasar la frontera de las calles/por donde desvían a los turistas”. Además, comentar que otro poema se titula Jara, tal vez por el compositor, etcétera. Podría hacer eso, y si ustedes van a las páginas y las citas que he mencionado las van a encontrar. Pero eso no es un libro y no es de lo único que habla; tampoco sabré si realmente es lo que se quería decir.

Una reseña de un libro normalmente se hace con la intención de invitar a leerlo, de introducir al lector en el tema para generar interés. No creo que lo esté logrando, pero elegí este libro con un objetivo principal: leer a alguien de aquí, de este estado y que vive, para mostrar que en esta ciudad fría se ha escrito y se está escribiendo, que sí hay algo.

La metáfora toluqueña que relaciona a las personas y a su comportamiento con el clima (frías, pasivas y conservadoras) está muy arraigada y se ha convertido en un dispositivo disciplinario que desmoviliza o que nos lleva a buscar otro lugar para ahora sí-hacer-algo, pero, a pesar de todo siempre habrá personas escribiendo, cantando, tocando, resistiendo, como Cecilia. Estas personas no son como los enormes monumentos que erigen las instituciones, más bien se parecen a aquel Río Verdiguel, encerrado, oculto, invisible, pero que, con un oído al suelo, se escucha latir o, como dice Cecilia de Anna Viarney Cantodea (página 84), una música alemana que ha querido “ser una barra de jabón./Deshacerse al contacto con el agua de la regadera/ (…) dejarse/ materia rosa rumbo al aroma, / sobre la superficie infinita de la piel humana/ (…) ser el humo cosmético que de manera imperceptible/ tomará el mundo”. Sólo hace falta creer en nosotrxs, leernos, olernos para percibir nuestro aroma del jabón que somos; romper el cemento que enjaula al río y tomar el mundo.

 


Alejandro Mod (Toluca, Estado de México, 1994). Es egresado de la licenciatura en Sociología de la Universidad Autónoma de Estado de México y un AnarcoTesistaFrustrado.