Aldo Rosales Velázquez,
Infierno número dos,
México, Grafógrafxs,
2022, 59 pp.
Carolina Conde (Toluca, Estado de México, 2000). Estudia la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Uaeméx.
A merced del tiempo
Carolina Conde
Infierno número dos, duodécimo título de la colección Invitación al Incendio de la revista Grafógrafxs, está compuesto por cinco cuentos del escritor mexicano Aldo Rosales Velázquez, en los que se abordan temáticas como el tiempo, la memoria y el pasado.
Nacido en 1986, Aldo Rosales ha publicado once libros, entre los que se encuentran Entre cuatro esquinas(2013), Tren Suburbano (2019), Tiempo arrasado (2019) y Foley (2020). En ellos el autor ha intentado ser sincero con sus lectores al hablar de sus vivencias en la urbe, de su pasión por la lucha libre o su obsesión por encontrar respuestas a las preguntas que le han surgido a lo largo de su vida. Los cuentos incluidos en Infierno número dos no son la excepción.
En las cinco historias, acompañamos a protagonistas varones, quienes buscan encontrar el sentido a sus vivencias y preocupaciones cotidianas: un hombre trata de resolver un supuesto misterio en una noche de borrachera; otro se fascina por un cuadro y decide contactar a la autora para que le despeje sus dudas sobre su obra; un joven que ayuda a una mujer embarazada a cuidar de unos gatitos, mientras deciden el futuro de estos; un hombre, al que le diagnostican una enfermedad, recuerda su niñez; y un padre que, junto con su hija, coloca unas trampas en su casa para atrapar ratones.
Durante los cinco cuentos anecdóticos, los protagonistas y las personas que se encuentran alrededor de ellos están atrapados en el pasado, recordando momentos que de alguna manera los marcaron. Los narradores mantienen al lector en la expectación de un hecho culminante, para terminar con una resolución sencilla. Pero es, precisamente, en esa resolución sencilla donde surge la reflexión: “Todo parecía estar a la sombra de un recuerdo ajeno”. En esa reflexión, la mayoría de los personajes se percatan de su condición humana, creada por fragmentos de la memoria.
Aldo Rosales se ciñe a lo cotidiano y familiar, por lo que la lectura de sus cuentos es muy amena. La mayoría de los relatos se construyen con las observaciones y pensamientos de los protagonistas. Los pocos diálogos que aparecen en los cuentos sirven para desarrollar la relación con los otros, para conocerlos a través de sus discursos. El autor logra que los lectores se relacionen con los dilemas de sus personajes: todos nos hemos sentido a merced de los tiempos pasado, presente y futuro. Leer a Aldo Rosales es mirar profundamente a nuestro habitual alrededor.