Roberto Ramírez Flores,
Líneas imaginarias,
ISBN: 978-607-59521-1-6,
México, Editorial Veinti6 Veinti8,
2023, 95 pp.

Alma Alcántara González (Acambay, Estado de México, 2000). Es licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la UAEMéx.

 

Elipsis y dudas: diez cuentos sin respuesta

Alma Alcántara González

 

 

Líneas imaginarias es una propuesta literaria que, sin duda, sorprenderá al lector por el vaivén constante de emociones y sus finales abiertos. La obra está compuesta por diez cuentos con una narrativa rica en movimiento y, especialmente, una atmósfera fragmentada.

Cada historia comienza in medias res. Al terminar el nudo, el narrador lleva precipitadamente al lector hacia el siguiente cuento, sin saciar todas las inquietudes sobre la historia que concluye: ¿quién era este personaje?, ¿de dónde venía?, ¿cuál era su objetivo? Lo anterior genera un vínculo narrador-lector estrecho, pues compromete a este último a emprender labores de interpretación y exploración arduas y constantes.

«Ahí afuera me pregunté si había hecho lo correcto al cambiar todo por una cabaña llena de desconocidos. Todo: una casa limpia, comida de sobra, aire para cada quien. Me sentí culpable por preguntarme eso apenas unas horas después de haber llegado» (p. 57).

Como chispazos, impactantes y fugaces, el lector sobrevuela diez tramas totalmente diferentes. A manera de ejemplos: la historia de una mujer que no asiste a la fábrica después de conocer a alguien; unos hermanos que hurtan dinero a sus padres; un grupo de adolescentes que se sumergen en un estanque para capturar peces, y unos hermanos que se reúnen para emprender un viaje, cuya motivación es ver a su madre.

«No quiso decir más para que Diana no opinara sobre su manera de vivir: sin comida, sin visitar a su padre, sin calcetines limpios» (p. 20).

Al experimentar las diferentes narraciones, las emociones de los personajes son un punto medular del narrador. Sin embargo, el último cuento, «Líneas imaginarias», merece una mención particular, no por su expresión nítida, sino por los usos metafóricos y la narración de acciones que descifran las emociones del personaje.

«Desciende, entra al agua, se hunde, el frío mitiga su coraje, se hunde más, se hunde hasta tocar el fondo. No todos tienen miedo de habitar el océano» (p. 94).

En esta obra se puede disfrutar de la descripción concisa, el uso del lenguaje simbólico y, sobre todo, del dominio de las elipsis. Estas características —propias de la narrativa breve— llevan al lector por viajes donde asoma lo intangible y poco comprensible del devenir en el que vivimos. Son diez cuentos en los que logra vincularse el lector con las ficciones; sin embargo, este no logra esquivar los cierres aturdidores, producto de la ambigüedad intencionada.

«Uno de esos días en los que podría morir sin resentirlo demasiado» (p. 7).

Para el público que goza de la narrativa breve, ávido de conocer tramas poco rebuscadas, con un apetito insaciable por el estilo propio de la microficción, Líneas imaginarias es la obra que necesita en su librero.