Ida Börjel
Má
Trad. de Pretronella Zetterlund,
México, filodecaballos.
Maricela Guerrero (Ciudad de México, 1977). Pertenece al Sistema Nacional de Creadores desde 2018, y recibió el premio Clemencia Isaura de Poesía. Es autora de los libros El sueño de toda célula (Antílope, 2018), Fricciones (CCD, 2017) y De lo perdido lo hallado (Conaculta, 2015).
Se llamaría Má, de mamá
Maricela Guerrero
Este libro, Ma, es una maravilla que se escribe a partir de una terrible pérdida. La muerte, como transformación y posibilidad, adquiere un sentido terriblemente violento y aterrador cuando la vida que se pierde es la de una cría. Con una gran consciencia del dolor y el lenguaje, este libro fue escrito para intentar volver a respirar.
Ma—
veo
a través de la puerta abierta
yo peldaño
no, no se puede escribir
cómo puedo estar donde el poema está
la muerte
la muerte quiero ser
si tú estás
en la tumba/el mundo
calima
no hay nada aquí donde estoy
la violencia no se puede ordenar así
como el poema se pensó a sí mismo
lo que queda aquí
es pesado
es algo muy difícil en qué estar
Ma parte del dolor y el caos hacia un viaje de comprensión y compasión amorosamente lírico siguiendo las investigaciones del Alfabeto de la danesa y eterna nominada al nobel, Inger Christensen (1935-2009). Hay una intención en cada una de las secciones o entradas del libro de querer ordenar el dolor y la falibilidad humanos, de intentar volver a respirar después de la catástrofe y la pérdida. Como un mantra que permite continuar, el verbo “estar” conjugado en la tercera persona del copretérito de indicativo, “estaba”, de las primeras secciones del poema: da ritmo y simultaneidad a una serie de cosas, eventos, personas y situaciones que se acumulan significativamente en ese universo en expansión, que si bien acoge la vida, también engendra violencia, muerte y conflicto: historia; y que en el centro que es un poema en “MMMMMMMMMM” una sordina, un murmullo, un coro a boca cerrada.
no quiere comunicarse
cada orden es acomodar la muerte
pero aquí no hay orden
no hay acomodo en el descanso acomodo en la rosa
yo no puedo pensar yo no sé
donde estoy yo no sé cómo
leer los emblemas en las grietas
o hacerlos encajar en la rosa, leer
las imágenes congeladas o congelar mi amor
enojada / en las manos en la nieve
no hay distancia
cómo los acontecimientos pueden verbalizarse
ser enlazados en lo continuo donde la noche
es la única manera de cerrar los ojos
donde todo lo que hay es incapacidad
que es inercia, paredes de rostros sin palabras
no quiero escribir esto
no quiero tener la capacidad de escribir
me da asco verbalizar
un acto de violencia acomodar
la muerte en paz
La forma tan puntual en que ciertos eventos históricos y nombres se van tejiendo en Ma, —como un alfabeto novedosamente desordenado y desbordado—, nos permiten considerar otras formas fascinantes del dolor y de los acercamientos a la pregunta eterna: ¿qué hacemos aquí? Así la gran historia acontece como un aterrador escenario en el que las tragedias colectivas, junto con las íntimas y las cercanas, propias o ajenas, se acompañan y se mueven hacia una compasión compartida, que no aminora el dolor, pero al menos permite colocarlo en un sitio localizable que se expande y se traslada de la sordina al grito:
me desespero
yazgo junto a los intentos
lo que dure la supervivencia, pasando
y no es bonito
y no es por la vía de la rosa
arreglarse, seguir
es una violencia que no tengo fuerzas para exigir
no tengo fuerzas
cómo voy a poder albergar esto
este estado
no es bonito
y nada está dicho allí
y allí no hay nada que quiera mostrar
se llama desesperarse
si tengo fuerzas para preguntar
en qué orden
están las hermanas allí
el universo se expande
el universo se expande
sé mi pilar en el mundo
grito en la noche
La humanidad enfrenta a cada segundo dolores, desastres y caos aterradores, unos más inimaginables que otros; asimismo, la propia vida, la voz, el lenguaje y el arte que se sumen en silencio ante el dolor, asumen en su interior una voluntad, diríamos biológica, una voluntad grabada en las cadenas del ADN, hacia la insistencia en la vida y la voluntad de comunicar con otros.
de esto se aparta la mirada
no comprendía quien llamada
hasta vencerse la voz
puro abismo de amor mece
mecer
mecida por el sol, acostada
en las palabras de una vieja canción remar
en temor
remar en temor en paz
remar en paz contra el temor
remar la rosa del temor en paz
remar la paz con temor
al rosa del temor cerró la palabras
y me quedé sola
y me quedo
y me volteé
y me volteo
y me volteé tras las hermanas
y me abrí paso a tientas
y el abrazamiento estaba
Ma, de mamá, es un libro espléndido y generoso en las preguntas que plantea acerca del dolor, la escritura, la historia y la forma de abordarlos en el abrazo y la palabra. Además, resalta la cuidadosa traducción de Petronella Zetterlund, quien acertadamente selecciona los ritmos y las palabras que recrean este universo tan expansivo y conmovedor en un español mexicano entrañable.
y si la muerte fuera una niña
y si la muerte fuera una niña
la llevaría cuidadosamente
se llamaría
se llamaría Soledad
se llamaría Ma
de mamá