Fernanda Melchor,
Temporada de huracanes,
ISBN: 978-607-38-1058-6, México,
Random House,
2017, 224 pp.
Sara Padilla (Aguascalientes, México, 1999). Es licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Aguascalientes y diplomada en Escritura Creativa y Crítica Literaria por la Universidad Nacional Autónoma de México. Cursa el diplomado en Redacción Editorial y Cuidado de la Edición de Versal. Fue acreedora del PECDA Aguascalientes 2022 en la categoría de novela de jóvenes creadores. Textos suyos aparecen en diversas revistas, como Punto de Partida, Letraria y Bitácora de Vuelos. Publica en Histörica textos de difusión histórica y artística.
Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor
Sara Padilla
Soy demasiado sincera al decir que cuando me recomendaron Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor, no me entusiasmó mucho la idea de leer una novela sobre violencia en México, porque pensaba que acerca de ese tema ya había demasiado. Basta con abrir cualquier periódico, encender la televisión o entrar a redes sociales para ver decapitados, embolsados, muertos por balaceras, violaciones, asesinatos, feminicidios. ¿Por qué querría, además, leer una novela que me los mostrara?
Dejé pasar esa recomendación durante mucho tiempo y me dediqué a leer otras cosas, hasta que una mañana, poco tiempo después de mudarme a la Ciudad de México, una amiga me invitó a conocer una librería en Coyoacán especializada en feminismos y movimientos sociales. Entré en la sección de narrativa y vi diferentes ediciones de Temporada de huracanes. Sin más pretensiones que averiguar por qué era un libro tan reconocido, tomé la edición que más se adaptaba a mi presupuesto y volví a casa.
Comencé a leer el libro sin ninguna expectativa. Cuando lo terminé, me pareció que tantos elogios eran completamente merecidos y me sentí culpable por haber dudado tanto para conseguirlo. Hay tres aspectos de la novela que, a mi parecer, son los más valiosos, aunque están íntimamente relacionados y podrían tomarse como uno solo: su estructura, la creación de personajes y la multiplicidad de voces en las que está narrada. Sobre este último aspecto, agrego el manejo del lenguaje.
La historia comienza con un grupo de niños que encuentra un cuerpo flotando en el río. Era la Bruja, una curandera temida y respetada que vivía en el ficticio pueblo de La Matosa. ¿Cómo llegó su cuerpo ahí?, ¿quién la asesinó?, ¿por qué lo hicieron? Todas esas preguntas son resueltas poco a poco gracias a la forma en que está configurada la novela. La estructura no es lineal: se trata de algo laberíntico que crea intriga y suspenso para el lector. Cada capítulo muestra la versión, casi como una declaración policial, de uno o más personajes respecto al asesinato de la Bruja.
Los personajes que creó Fernanda Melchor para esta novela no están dibujados en blanco o negro: son una infinita escala de grises. Este es uno de los puntos más fascinantes en Temporada de huracanes,porque a simple vista podríamos definir a los personajes como asesinos, violentos y violentados, pero cuando leemos cada punto de vista es imposible calificar de una forma tan contundente. Cada personaje tiene sus complejidades y actúa, en gran medida, conforme a la familia y entorno en donde le tocó nacer.
Melchor tomó como epígrafe para la novela una cita de Jorge Ibargüengoitia: «Algunos acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios». Aunque La Matosa es un rincón ficticio, refleja perfectamente muchos sitios y acontecimientos del México real, desde el lenguaje que utilizan los personajes hasta los espacios físicos en los que habitan.
A lo largo de la novela encontramos muchos temas con los que estamos vinculados en la cultura y sociedad mexicanas. Por ejemplo, la relación de la gente con la brujería y el espiritismo (en especial en algunos pueblos), la ineficiencia del sistema policial, la violencia en distintos niveles (desde la familiar hasta la del narco) y el desarrollo de las personalidades conforme a los roles de género.
Es interesante cómo Melchor acertó al ponerse en los zapatos de tantos personajes distintos. Aunque todos usan un lenguaje popular que llega a lo «vulgar» (como lo describió la misma autora), en realidad las voces son bastante distintas entre sí, dependiendo de la personalidad, edad y género de los personajes. Por ejemplo, el personaje de Yesenia, una joven sometida a las órdenes de su abuela, pero que replica la violencia que sufre, habla completamente diferente a Chabela, que es una trabajadora sexual con una visión del mundo más cínica e irreverente; o el Munra, quien no tiene muchas complejidades en su personalidad y describe las cosas con más sencillez a comparación de Brando, quien tiene demasiados enfrentamientos contra él mismo.
Temporada de huracanes es una novela que se sufre y se disfruta a la vez. Fernanda Melchor confronta al lector con temas sórdidos, como la violación, la zoofilia y la pedofilia, pero también hipnotiza por su capacidad técnica y hace que queramos conocer la historia con todas las piezas del rompecabezas.
Hay otros temas en la novela que no me parecen confrontativos, pero que se convierten en algo muy complejo desde el punto de vista de los personajes. Por ejemplo, vemos a un pueblo machista que usa lenguaje despectivo respecto a lo LGBT, pero en el que la mayoría de los hombres jóvenes tienen sus primeras experiencias sexuales entre sí o con personas trans.
Fernanda Melchor estudió periodismo antes de ser escritora. Posiblemente esta formación estimuló su forma de observar y oír la realidad que nos rodea: sabe guardar distancia pero sumergirse en el tema. La autora ha dicho que la violencia siempre ha sido un tema de interés para ella por el contexto en el que creció, pero que esta violencia no es exclusiva de México, sino que es parte de la condición humana.
Cuando se tratan realidades y problemas sociales en la literatura (o en el arte en general) existe el riesgo de que el resultado sea panfletario, pero Fernanda Melchor no cae en eso. Temporada de huracaneses una novela que habla del presente y de la condición humana en forma verosímil y oportuna. Es un libro que se ha convertido en un clásico de la literatura mexicana.