ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Alberto Cisnero,
Todos queremos ser hallados,
ISBN: 978-987-8952-06-2, Buenos Aires,
Barnacle,
2023, 44 pp.

Emilia Carabajal (San Miguel, Buenos Aires, 1989). Licenciada en Letras y profesora. Publicó Dido (2021) y El coro desmembrado (2023). Forma parte de la antología Poetas argentinas (1981-2000), prólogo y selección de Elena Annibali (2023).


 

Todos queremos ser hallados, de Alberto Cisnero:
el recuerdo como búsqueda

Emilia Carabajal

 

 

Sepan entonces que nada es más alto y más intenso, y más sano, y más provechoso en adelante para la vida, que cualquier recuerdo bueno [...] si solamente un buen recuerdo queda con nosotros en nuestro corazón, aun él puede servirnos alguna vez de salvación. [...] Quizá nos volvamos después incluso malvados, quizá ante un mal proceder no vayamos a tener fuerzas para resistirnos, quizá vayamos a reírnos de las lágrimas humanas [...] Pero así y todo [...], el hombre más cruel que haya salido de nosotros, y el más burlón, ¡así y todo no se atreverá en su interior a reírse de lo noble y bueno que fue él en el momento de ahora!

Los hermanos Karamázov

Fiódor Dostoievski

 

Así habla Aliosha Karamázov, el menor de los hermanos, en las últimas páginas de la novela de Dostoievski. Su discurso, pronunciado en circunstancias trágicas, es una reivindicación del recuerdo y de su potencia redentora.

A contrapelo de los dictámenes hegemónicos de limitarnos a vivir en el presente, podemos pensar en una tradición artística que celebra la acción de recordar, y en ella incluir a Todos queremos ser hallados, de Alberto Cisnero. El yo lírico de este libro, que enfrenta una ruptura amorosa en un clima de zozobra personal y social, parece evocar a Aliosha Karamázov cuando al final del poema 4 dice: “Somos impíos hasta que comienzan los recuerdos”.

La apuesta por la evocación y la consciencia sobre la pérdida de lo evocado ya estaban presentes en la obra de Cisnero. Akata Mikuy, por caso, trata del intento de recuperación de una lengua y una tradición perdidas. En Todos queremos ser hallados lo que se evoca es la experiencia amorosa, aunque la perspectiva social no está ausente, pues hay un trasfondo de desintegración y violencia: “... dormitábamos en medio / de los escombros de la ciudad destruida / por las luces de neón”; “... oler y hurgar entre tus prendas. / más allá del mar o entre los tiros de la policía”.

Así como en Akata Mikuy Cisnero evita los lugares comunes de la llamada poesía comprometida, aquí elude con igual destreza los de la poesía amorosa: el sentimentalismo, la afectación, la entonación confesional o lastimera, la idealización del pasado. Es que Todos queremos ser hallados no es sólo una narración sucesiva de memorias, sino también, y sobre todo, una reflexión acerca del recuerdo: sobre su entidad, su relación con lo recordado y la posibilidad de representarlo en la escritura.

Hay en el libro una constante duda sobre la veracidad de aquello que se recuerda. “Y si habiéndolo, perdimos todo”, dicen los versos inaugurales, afirmando a la vez la incertidumbre de la existencia de lo evocado y la certeza sobre su pérdida. Este escepticismo reaparece a lo largo del poemario: “tal vez fuese / nuestra fantasía mientras bebíamos”; “porque tales cosas no suceden. a lo sumo / las añadimos, modificamos, inventamos”; y contrasta con la fe puesta en el recuerdo, también reiterada en el libro: “... creemos en todo lo que podemos / recordar...”; “... no lo vamos a olvidar / nunca. contamos con eso. como quienes / cuentan con el viento a favor”.

La desconfianza del yo lírico no sólo apunta a aquello que rememora, sino también al medio que utiliza para expresarlo. Mira la escritura con recelo, duda sobre su poder para expresar lo recordado: “qué pueden letras, / declinaciones, verbos...”. Reaparece aquí un gesto ya presente en otros libros de Cisnero: el de renegar de la escritura, especialmente de la literaria, y el de reivindicar, frente a ella, la experiencia vital: “¿ves aquella puerta verde? da a la realidad; / ahora sólo estamos leyendo dentro de un libro”.

Exaltación del acto de recordar algo que no se sabe si existió; escritura de un texto que pone en duda la potencia de la palabra escrita: Todos queremos ser hallados es un libro pleno de contrastes, de ahí su gracia poética. No estamos ante meras elucubraciones teóricas, sino ante preguntas profundamente vitales: ¿podemos recordar lo que perdimos?, ¿cuánto hay de imaginación en nuestros recuerdos más caros?, ¿hay forma de expresar verbalmente un recuerdo?, ¿cuánto de su potencia emotiva se pierde al hacerlo?, ¿en qué tiempo estamos al recordar?, ¿cómo afecta nuestro presente la forma en que evocamos el pasado?, ¿cómo recuerdan los otros aquello que nosotros rememoramos?

Cisnero explora estas cuestiones desplegando una variedad de recursos poéticos que, lejos de ser forzados o pretenciosos, resultan indisolubles del contenido que expresan. Así, los juegos con los tiempos verbales y las personas gramaticales nos ponen ante el interrogante de quién recuerda qué y cuándo lo hace. Asimismo, la coexistencia de elementos estilísticos disímiles —un tono ora distante y despreocupado, ora tierno; coloquialismos, arcaísmos, giros propios de la oralidad, estructuras sintácticas de la tradición culta; alusiones a Cervantes, Shakespeare, Coleridge y el tango— da un ritmo dinámico y cambiante, crea tensión y pone al lector en alerta: más le vale estar atento si quiere seguirles el paso a los vaivenes del libro.

Con acierto poético, Todos queremos ser hallados no teoriza ni sermonea; no ofrece a las preguntas que plantea respuestas grandilocuentes. Sin embargo, entre las constantes fluctuaciones surgen algunas certezas. Una de ellas es la elección de persistir en el recuerdo: “Sigo cometiendo los mismos errores, / los elijo. [...] para acordarme / siempre de vos cuando empiece a olvidarte”. La otra está enunciada en los versos que dan título al libro: la necesidad de un otro; la búsqueda, a veces desesperada, de un interlocutor, que en el marco de este libro puede ser tanto la amada como el lector.

Si somos hallados o no, si llegamos a un momento de comunión, nunca lo sabemos con certeza; pero cuando sospechamos que así ha sido, vale la pena recordarlo. Y un recuerdo que nos salva es, en última instancia, eso: la evocación de una visión acaso compartida cuya verdad se funda en el afecto antes que en la exactitud de hechos o circunstancias: “es casi todo lo que recuerdo desde la última / vez que te vi [...] prendado, sabiendo / lo que eso significa. que luego será verdad / en cualquier lugar. dondequiera que vayamos / y mientras pisoteemos nuestra propia sombra”.

La persistencia del recuerdo y la búsqueda del otro; podemos decir que estas dos certidumbres son, en verdad, una: recordar al otro es una forma de buscarlo. Y, como toda búsqueda, es incierta. Pero independientemente de sus resultados, es en sí misma una toma de postura: encaminarse a un otro, y hacerlo a través del recuerdo, implica una decisión vital, estética y política de la que Todos queremos ser hallados da cuenta.

 

 

Tres poemas

 

22-

 

no maté mi amor. nunca te lo había escrito,

siquiera por libidinoso. nos incordiamos, nos evitamos,

nos tendemos emboscadas. deseamos nuestros

cuerpos y nuestra compañía. no nos importa

un carajo si aludimos o imaginamos parte

del pasado, si se repite. qué pueden letras,

declinaciones, verbos. quiero tu budín

de zanahoria. oler y hurgar dentro de tus prendas.

más allá del mar o entre los tiros de la policía.

 

 

27-

 

por la mañana en el naciente, por la tarde

en el ocaso, cuando las estrellas titilen

una y otra vez, cuando sientas que estás sola

en el mundo, cuando en sueños muerdas

el protector hasta dientes chirriar, dondequiera

que estés, a miles de kilómetros de distancia

o al tornar un espejo, escuchá este secreto:

¿ves aquella puerta verde? da a la realidad;

ahora sólo estamos leyendo dentro de un libro.

 

 

31-

 

escribo ocasionalmente hasta destruirme.

no hemos de apelar al lector, a sus más

bajos instintos para retenerlo otra media

hora. sigo cometiendo los mismos errores,

los elijo. y en esas ruinas guardo galerías,

recámaras, bibliotecas. para batir el récord

guinness de silencio total. para acordarme

siempre de vos cuando empiece a olvidarte.

 

Alberto Cisnero (La Matanza, Buenos Aires, 1975). Sus libros más recientes son Media hora con el autor (Barnacle, 2021), Los dados de la muerte (Barnacle, 2021), Mi recherche (Barnacle, 2022), La sustancia en infracción (Barnacle, 2022) y Todos queremos ser hallados (Barnacle, 2023).