5 poemas
Raquel Gaio
estamos siempre perforando el tiempo
tenemos abismos que rasgan los antebrazos
y una cicatrización forjada en la lengua de los días
creamos siempre los mismos calabozos
y ninguna procesión nos salva
nuestro lenguaje es picado por la desmemoria
y nuestra vigilia es abastecida por el error
dios habla un lenguaje indescifrable
pero estamos siempre traduciendo
como pozo, caballo o nosotros mismos.
los días de sangre
son también los días de naufragio
la piel pálida fundando el lodo
la sangre mamífera hundiéndose en su propia corriente
tener cavidades
la fragilidad de los países mudos
y la atrocidad de los crepúsculos
—las velas violadas por antiguas mujeres—
envejecer y ver la propia sangre en el espejo
cada día más menguado, más desaparecido de sí
—una genealogía comprometida con la desaparición—
es necesario tener huesos para soportar esta tierra oscura
este pantano que se quiere amputado
este cuerpo que cae para dentro de sí.
no lo ves pero hay en el desierto
un charco en desequilibrio, una oración antigua, movediza
el grito de un niño, el código justo de la invocación
la penumbra que reside en las distancias
tener un desierto que no se cierra, ennegrecer el calvario
la tibia, la calentura de una geografía,
los nombres que moran en el abandono
ser su propia inmigrante la promesa definitiva
la posteridad fallada
guardar en el regazo el propio borramiento.
las ancas duras el sexo desmoronándose
¿adónde va tu voz en esa neblina dura de la ciudad?
mi brazo nítidamente fracturado en tu cuerpo
los párpados cosidos en el infierno
mi virginidad aumentando a cada daño
ningún hombre me atraviesa
hay un desierto en la sala como en mi cuerpo
estoy emparejada en algún continente
me sobra un desliz
un agua que tiene en su curso la propia negación.
hay un rinoceronte en mi patio que me resplandece cada noche
no hay metáfora que sostenga mi cintura
dolo mugriento que ensordece los huesos como una mancha
tengo entre los dedos un crucifijo pagano
que me hace sangrar como siempre quise
novenario que entorpece
las horas en mi cuerpo son como escombros
altares perdidos en el océano
Traducción de Sergio Ernesto Ríos.
Raquel Gaio (Río de Janeiro, 1981). Es poeta y artista visual. Publicó los libros manchar a memória do fogo (Uratau, 2019) y das chagas que você não consegue deter ou a manada de rinocerontes que te atravessam pela manhã (Editora Patuá, 2018). Desarrolla trabajos entre la fotografía, performance e instalación para dialogar con lo perecedero, el tiempo, la memoria y la fragilidad.